Manuela Carmena junto a Pablo Iglesias
Manuela Carmena junto a Pablo Iglesias - EFE

Malestar en Podemos por la negativa de Carmena de ayudar a Iglesias en campaña

El partido sopesa la asistencia de su líder a la marcha de mañana, donde podría coincidir con la alcaldesa

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cuando la noche del 25 de mayo la cúpula de Podemos obligó a Pablo Iglesias a desplazarse apresuradamente a la cuesta de Moyano, en Madrid, a compartir foto con Manuela Carmena, en el partido morado se sospechaba que la candidata de Ahora Madrid «no era de los suyos», pese a que se acababa de convertir en la revelación de la noche: con sus 20 concejales y gracias a un pacto con el PSOE, le iba a arrebatar la alcaldía a Esperanza Aguirre.

Aunque la Ejecutiva de Iglesias se había integrado en la Plataforma Ahora Madrid que presentó de cabeza de lista a Carmena, el marketing era su único vínculo. Jesús Montero, el funcionario de la Complutense y secretario general del municipio de Madrid que la fichó, no calculó entonces que el matrimonio solo sería de conveniencia.

Medio año después, la alcaldesa se lo ha hecho saber a los dirigentes de Podemos que tanto la aplaudieron desde el corredor del Palacio de Cibeles cuando recibió el bastón de mando: no tiene intención de compartir campaña con Iglesias, salvo algún acto concreto, «siempre que se ajuste a su agenda y su manera de ver las cosas en política», apunta un dirigente de la formación morada.

Un punto estratégico

El portazo de la alcaldesa no ha sido bien entendido por Iglesias. Madrid es el punto estratégico sobre el que Podemos había diseñado su asalto a La Moncloa, asalto cada vez más en entredicho a la vista de las encuestas, que han pasado de otorgarle un 30% de apoyos y casi la Presidencia del Gobierno hace un año a justo la mitad, un 15,6% (GAD3 para ABC).

Pero la plaza de la capital de España es fundamental para esta fuerza política, toda vez que su marca ha tenido que diluirse en Comunidades como Cataluña (En Comú Podem, que incluye a ICV), Galicia (En Marea) y Comunidad Valenciana (Compromís), mientras que en Madrid no ha encontrado pareja de baile, tras romper las negociaciones con Izquierda Unida.

No es casual que este partido no abra ni cierre la campaña en la capital de España. La apertura el 4 de diciembre será en Cádiz para aprovechar el tirón de su alcalde, José María González, «Kichi», y el cierre tendrá lugar en Valencia, donde las expectativas son buenas gracias al pacto con Compromís.

Que Carmena va por libre - y no solo respecto al PSOE y el callejero de Madrid- lo demuestra que ha firmado el manifiesto «No en nuestro nombre», lema de la manifestación que se celebrará mañana sábado, contra la intervención de España en Siria, mientras Iglesias juega a la ambigüedad. En esa protesta ya han anunciado su presencia los otros dos regidores autollamados «del cambio»: Ada Colau (Barcelona) y José María González (Cádiz). Iglesias sopesa si acudir o no a la marcha, donde podría coincidir con Carmena.

Los dirigentes del partido emergente están haciendo todo lo posible, según revela un cargo cercano a Iglesias, para que la alcaldesa de Madrid «se lo piense mejor y use su fuerza para apuntalar la candidatura de Iglesias, que necesitará cada vez más impulso, según se vaya acercando el 20 de diciembre». Pero Carmena repite cuando se le pregunta lo mismo que dijo a un periódico argentino hace unos meses: «Mi vínculo con Podemos es muy ligero, casi inexistente. Podemos apoyó mi candidatura y lo agradecí, pero siempre dije que era independiente y que no recibo ni órdenes ni sugerencias de nadie». Además, la exjuez tiene claro que no participará en actos de campaña «porque he dicho que no soy política, no tengo ninguna ambición y no voy a tener ninguna participación en la política general».

Un jarro de agua fría

De hecho, sus confesiones en el libro de Maruja Torres en el que aseguraba que si «pudiera rebobinar a febrero pasado» mantendría su «no» inicial a presentarse como candidata, por no sentirse feliz ahora, han supuesto un jarro de agua fría para Podemos. Aunque Iglesias intentó restarle importancia al asegurar que «Manuela está como una rosa», para el candidato a La Moncloa llueve sobre mojado: él también deslizó hace semanas que estaba cansado, y lo pagó.

Ver los comentarios