Los diputados de Podemos integran en su día a día los «privilegios» del Congreso

Hacen uso a diario de la cafetería «subvencionada», esperan la llegada de los iPad, lamentan vivir en hostales y reconocen ahora las largas jornadas de trabajo en el Parlamento

Madrid Actualizado: Guardar
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Ni tan ociosa ni tan cómoda como pensaban. Los parlamentarios de Podemos se están dando de bruces con la realidad del trabajo parlamentario y con las maratonianas jornadas y negociaciones que exige poner en funcionamiento el Congreso de los Diputados con una aritmética política tan complicada como la emanada de las últimas elecciones. Y lo que antes criticaban como «privilegios» empieza a formar parte de su día a día. « Es habitual verles en la cafetería del Congreso, por mucho que antes criticaban que era un privilegio porque estaba subvencionada. Al final creo que se están dando cuenta de que lo que llamaban privilegios son herramientas para facilitar el trabajo. Si comes en el edificio y no tienes que salir en busca de restaurante, tienes más tiempo para trabajar», señala un diputado del PP.

No obstante, bien por sumarse a los gestos austeros de la nueva política, bien por convicción, se ve ahora a más diputados comiendo en la cafetería. Incluso el presidente del Congreso, Patxi López, se ha dejado ver bandeja en mano por el autoservicio, pese a disponer de comedor privado. En esta zona también pueden comer los demás trabajadores del Congreso, la prensa y las visitas. Los 65 diputados de Podemos tampoco han tenido problema en recoger el smartphone y aceptar la línea de telefonía móvil que se pone a disposición de los diputados.

«El hotel es lo normal»

«Hacemos jornadas larguísimas y seguimos cuando llegamos a nuestras provincias porque lo importante es dar repercusión a lo que hacemos aquí», señala Alexandra Fernández, la portavoz de la confluencia gallega de Podemos, En Marea. Y tras un día a día trepidante en la Cámara baja... ¡sorpresa!: no les espera una confortable casa, sino un hotel u hostal. «Vivimos en hostales a la espera de ver qué pasa, por si hay que repetir elecciones», lamenta Fernández. «No soy de vivir en hostal, pero para alquilar te piden un compromiso mínimo de varios meses y, como no sabemos lo que va a pasar, si va a haber elecciones, no podemos alquilar», explica. «El día que tenía que ir a ver al Rey se inundó todo el baño de mi habitación en el hostal. Tenía que ducharme y vestirme, pero tenía a los operarios allí intentando arreglarlo... Se me empezó a hacer tarde y al final tuve que pedir prestado un baño de otra habitación para poder ducharme y llegar a tiempo», relata. Sin embargo, pese a la sorpresa de esta nueva parlamentaria, este es el tipo de alojamiento habitual para los diputados de fuera de provincias, haya o no inestabilidad política.

«No tenemos tablet»

«Lo normal es vivir en hoteles y hostales», contrapone el secretario general del grupo parlamentario socialista, Miguel Ángel Heredia. «La mayoría de mis compañeros de provincias así lo hacen y así lo llevo haciendo yo desde hace cinco legislaturas (esta es mi sexta legislatura). El trabajo parlamentario se realiza durante tres semanas de cada cuatro, y las noches que se pasan en Madrid son dos a la semana... Los que se alquilan una casa son una minoría», subraya. «¡Pues claro que se vive en hostales y hoteles modestos! Y se come y se cena de menú... El sueldo no da para otra cosa. Pensaban que esto era una corte de privilegios, y me alegro de que empiecen a entender que esa visión distorsionada que tenían del trabajo en el Congreso no se corresponde con la realidad», coincide el secretario general del grupo parlamentario popular, José Antonio Bermúdez de Castro.

Nadie niega que las comodidades del Congreso no están siendo, estas primeras semanas, las más apropiadas, pero extraña que este partido, cuyas banderas son la austeridad y el «no pedir despachos ni sillones», pueda hacer crítica de ello. «Estamos trabajando en precario. No hemos tenido despachos hasta la semana pasada y hemos ido pululando por distintas salas de reunión del Congreso que íbamos reservando cada día con nuestros equipos porque tampoco tenemos tablet», señala Alexandra Fernández.

Efectivamente, los esperados iPad aún tardarán varias semanas en llegar. Su adquisición está en concurso público y aún no hay fecha prevista de entrega. «En esas circunstancias estamos todos», señala Bermúdez de Castro. «Es lo habitual cada vez que comienza la legislatura, hasta que se organiza el reparto de los espacios y medios materiales, pero es temporal y no ha habido nada raro», señala. «De hecho, si hay algún culpable del retraso en repartir los espacios ha sido Podemos por haber insistido en crear cuatro grupos cuando era una fórmula antirreglamentaria», recuerda.

Heredia tampoco ve motivos de queja. «Los despachos son un elemento muy importante en el trabajo de un diputado, fundamental. Allí es también donde se produce el contacto con los ciudadanos», recuerda. Ciudadanos, en cambio, que hasta esta semana no ha recibido sus despachos, se lo toma con humor. «El presidente de la Comisión de Presupuestos, Paco de la Torre, fue el primero en ocupar despacho por su cargo, y además uno bueno. Cogió el que tenía el anterior presidente de la Comisión y empezó a llevar sus cosas, pero al día siguiente se lo encontró cerrado con llave y no podía entrar porque Villalobos (la vicepresidenta primera) había decidido reorganizar los despachos y ese no era el que le correspondía», recuerda entre risas el secretario general del grupo parlamentario de Ciudadanos, Miguel Gutiérrez.

Tampoco los equipos humanos están completamente en marcha, pero aquí sí entra en juego la incertidumbre política actual. «Para contratar a alguien tienes que darle un horizonte temporal, sobre todo si esa persona está trabajando en otro sitio. No puedes decirle a alguien que venga para un mes, y como ahora mismo no sabemos lo que va a pasar, no tenemos aún el equipo», reconoce Gutiérrez.

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