ETA dice por carta que ha demolido «sus estructuras» y prepara otro comunicado hoy y acto final mañana

La banda exprime el que va a ser su último gran eco mediático antes del cierre por derribo de la organización

Cartel de rechazo a ETA en una manifestación Reuters

ADRIÁN MATEOS / L. L. CARO

Que ETA iba a aprovechar la expectación creada por el anuncio de su final para darse una propaganda y un eco mediático que ya no tiene, no lo dudaba nadie. A esa campaña de autopromoción terminal pertenece el comunicado con el que el 20 de abril pedía perdón a parte de los asesinados y también la carta fechada el día 16 y difundida ayer en la que la banda dice dar por terminado «su ciclo histórico y su función» y desmanteladas «completamente todas sus esctructuras». Utiliza el verbo en euskera «desegin», que significa «deshacer, destruir, descomponer, demoler». Esta misiva, que lleva estampado el sello del hacha y la serpiente, no es la declaración de la organización que se espera y que se había previsto para mañana en un acto en el sur de Francia, si bien la web del diario radical Gara aseguró el miércoles por la tarde que el documento del fin se conocerá hoy y que el viernes solo se «certificará» ese cierre. Otra forma de estirar al extremo la atención mediática.

La carta ha sido enviada a «varias instituciones y agentes políticos», entre las que no se cuenta el Ministerio del Interior , según pudo saber este diario de fuentes de la lucha antiterrorista. Fundamentalmente, el texto es otra justificación de la existencia y la «acción» de la banda, un ejemplo más de retórica de ínfulas heroicas que retuerce los hechos hasta hablar de los «numerosos esfuerzos» que ETA -dicen- ha realizado para encauzar «el conflicto político». Una guerra inexistente, que según ellos no ha acabado. «Esta decisión cierra el ciclo histórico de 60 años de ETA -explican respecto al cierre de la organización-. No supera, en cambio el conflicto que Euskal Herria mantiene con España y con Francia. El conflicto no comenzó con ETA y no terminado con el final del recorrido de ETA».

Al margen, el escrito contiene una ligera autocrítica, aunque cuya finalidad al cabo es repartir culpas. «No hemos sido capaces de llegar a acuerdos, ni entre ETA y el gobierno, ni entre los agentes vascos. Es una responabilidad compartida y ETA sume la parte que le corresponde». Por lo demás, y como en comunicaciones anteriores, muy importante es lo que no se menciona: no hay un solo signo de arrepentimiento ni de que la banda tenga intención de colaborar en escarecer quién mató a aquellas de sus víctimas por cuyos crímenes aún no ha pagado nadie. No se hacen responsables del daño unilateralmente causado, lo atribuyen de nuevo al resultado de un combate. «ETA reconoce el sufrimiento provocado como consecuencia de su lucha», es su versión.

En respuesta, desde Marruecos, donde ayer asistió a la conferencia euroafricana sobre Inmigración, el titular del Interior, Juan Ignacio Zoido advirtió que, precisamente, la banda terrorista «lo único que tienen que hacer es colaborar y ayudar a que todos sus crímenes sean esclarecidos, porque todo lo demás lo ha hecho la sociedad española con el Estado de Derecho» , esto es, acorralar a ETA hasta acabar con ella.

Zoido se reafirmó en que, antes y después de lo que la banda escenifique estos días, los suyos «serán perseguidos allá donde se encuentren». «No volveremos jamás la cara ante estos terroristas ni nos pondremos jamás de rodillas, -advirtió- tendrán que pagar por sus culpas. No habrá ningún tipo de impunidad».

El ministro parecía dar respuesta a los intelecturales y damnificados por la banda que ayer presentaban en San Sebastían el manifiesto «ETA quiere poner el contador a cero» que denuncia las pretensión etarra de una absolución, al que se han adherido más de 40.000 personas en apenas tres días.

Entre los impulsores están el filósofo Fernando Savater, que recordó que el principal enemigo de la banda fue la propia democracia: «ETA no solamente no quería la paz, sino que fue el obstáculo para la paz y la libertad» , ha manifestó el donostiarra, que ha añadido que, si alguien quiere arrepentirse, «tiene que ayudar al esclarecimiento de los casos pendientes».

Durante el acto, los responsables del manifiesto concidieron en que hoy el único fin de los criminales es manipular su historia de violencia, cuyo inicio remontaron en su comunicado del 20 de abril al bombardeo de Gernika, en 1937. A juicio del filósofo Martín Alonso, la organización ha querido convertir la localidad vizcaína en el «emblema de un conflicto» imaginario que utiliza como «impermeable» para eludir su responsabilidad: «El comunicado y todo el repertorio de trucos para conseguir titulares no serán más que acompañamiento musical para el autolavado que necesita el personal del nacionalismo radical para hacer como que no son lo que eran sino renunciar a lo que fueron», alegó.

Especialmente crítica se mostró la presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, que lamentó la «impasibilidad» oficial ante los movimientos de la banda y que no cuestionaran el desarme de los terroristas. «El Gobierno nos ha arrebatado la foto de la derrota de ETA» , sentenció, y recordó que en los herederos políticos de la banda «están sentados» en las instituciones.

Finalmente, la eurodiputada por UPyD Maite Pagazaurtundúa subrayó que la «hoja de ruta» de las víctimas «ha tenido, tiene y tendrá», -a diferencia de la de los asesinos y su entorno político-, el fin de alcanzar «la dignidad humana, la verdad y la justicia». «Quieren trucar el contador de su responsabilidad. De la mentira, la violencia y el engaño de antes, solo han abandonado la violencia», denunció.

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