Cospedal: de Toledo a Yibuti con escala en Génova

Los cargos, con sus cargas. Ese es el mantra que persigue a María Dolores de Cospedal desde que Mariano Rajoy la nombró ministra de Defensa, el 3 de noviembre, y la ratificó como secretaria general del PP en el congreso nacional de febrero. Dos puestos de máximo rango en el Gobierno y en el partido, que compagina también con la presidencia del PP de Castilla-La Mancha, lo que le obliga a tener una agenda «diabólica». Así lo atestiguan en su equipo, donde responden a las críticas por la acumulación de cargos: «Son responsabilidades que suponen un sacrificio personal importantísimo», no mero poder, aseguran.

Lo cierto es que, por encima de sus labores orgánicas, en estos cuatro primeros meses Cospedal se ha empleado a fondo en el Ministerio de Defensa.

Una cartera de Estado a la que ha imprimido mayor foco político tras el mandato de su antecesor, Pedro Morenés, de perfil más técnico. Cospedal ha gestionado con solvencia su primera crisis como ministra, que le estalló en plena Pascua Militar, tras conocerse el dictamen del Consejo de Estado, que determinó responsabilidades políticas en el accidente aéreo del Yak-42, ocurrido bajo el mandato de Federico Trillo, en mayo de 2003.

La ministra de Defensa recibió a las víctimas y compareció en el Congreso para pedir perdón «en nombre del Estado», dando un giro radical a la estrategia que hasta ahora mantenían los populares.

Su cuentakilómetros como titular de Defensa en el exterior suma cuatro cumbres europeas y una decena de visitas a las tropas militares españolas fuera: Sicilia, Irak, Mali, Senegal, la República Centroafricana, Gabón, Yibuti, Somalia y Líbano.

Agenda en el PP

En cambio, su agenda pública como «número dos» del PP es mucho más austera. Más allá de las reuniones de los lunes del comité de dirección en Génova con Mariano Rajoy, las apariciones mediáticas como secretaria general de su partido se cuentan con los dedos de la mano. La última, en el acto del PP por el Día de la Mujer, en el que reivindicó la «feminización» de la política y defendió su capacidad de asumir varias tareas: «Estamos más acostumbradas a hacer más de dos cosas al mismo tiempo», dijo.

Ratificada ayer como líder del PP castellano-manchego, cargo que obtuvo por primera vez en 2006, Cospedal seguirá con otro pie bien plantado en su Comunidad Autónoma, desde la que podrá aspirar a volver al Gobierno regional. Pero esa ya es otra batalla para mayo de 2019.

Lealtad con Rajoy

Cospedal es una de las mujeres imprescindibles en el equipo de Rajoy, que ha premiado la lealtad que le ha demostrado siempre. Una fidelidad que se refrendó en el duro 17 Congreso del PP de Valencia (2008) cuando el liderazgo de Rajoy estuvo entredicho y ella salió como su «escudera», pero también en los años posteriores. Esos años fueron especialmente conflictivos para su partido no solo por la crisis económica y las medidas de ajuste que se tomaron, sino por los numerosos casos de corrupción que afectaron al PP, sobre los que Cospedal quiso siempre dar la cara.