Se busca en Europa el rastro de un «formador de formadores» yihadistas

Younes Abouyaaqoub, el terrorista de las Ramblas, y Mohamed Hichamy, abatido en Cambrils, hicieron varios viajes a Europa para entrar en contacto con uno de ellos

Conozca, en vídeo, el papel de «El Formador» en los atentados. Foto: Lugar donde fue abatido Abouyaaqoub. BAUCELLS
Pablo Muñoz

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Los servicios de Información e Inteligencia europeos buscan el rastro de una nueva figura clave dentro del modus operandi de Daesh en el Viejo Continente . Se trata de un «formador de formadores», individuos enviados por Daesh para ayudar a las grupos yihadistas locales en la preparación de atentados, enseñándoles técnicas operativas como la forma de fabricar explosivos, especialmente TATP (peróxido de acetona, una bomba conocida como «la madre de Satán») o cómo sortear la vigilancia de las Fuerzas de Seguridad de los distintos Estados.

Precisamente, una de las principales hipótesis de trabajo que manejan en este momento fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ABC es que dos de los miembros de la célula de Ripoll - Younes Abouyaaqoub , el terrorista de las Ramblas, y Mohamed Hichamy , abatido en Cambrils (Tarragona)- hicieron varios viajes a Europa, a Zúrich a finales de 2016 y a París poco antes del atentado de las Ramblas, entre otros, para entrar en contacto con un «formador de formadores».

De demostrarse esta línea de investigación, se confirmaría que el modus operandi de Daesh en Europa ha variado. En la anterior etapa Estado Islámico tenía un control más directo de los atentados que se iban a cometer, mientras que ahora habrían introducido a individuos de forma clandestina en Europa que son los que se encargan de preparar a las células locales. Estado Islámico, de hecho, ha asegurado que ha inundado toda Europa de ellas.

«Ojalá que la célula se haya radicalizado aquí, aprendido aquí técnicas operativas a través de internet, lo mismo que a preparar explosivos y que no haya conexiones fuera de España o en otros puntos de nuestro país; pero eso, por desgracia, es la hipótesis menos probable, y en cualquier caso hay que trabajar con el peor de los escenarios posibles», explican las fuentes consultadas.

Los roles de la célula

Con este planteamiento, los roles que hasta ahora se habían asignado a cada uno de los miembros de la célula de Ripoll varían de forma importante. En primer lugar, pierde peso la figura del imán de Ripoll, Abdelbaki es Satty , de 45 años, que ya no es considerado jefe militar del grupo. «Su papel sigue siendo clave, pero más en el sentido de ser el responsable de dar un matiz religioso al grupo. Por los datos que se van conociendo no era el responsable operativo», explican las fuentes de la máxima solvencia consultadas por ABC.

Este rol, por el contrario, estaría reservado para el asesino de las Ramblas, Younnes Abouyaaqoub , marroquí de 22 años, y a Mohamed Hichamy, de 24 y misma nacionalidad. Ambos fueron abatidos por los Mossos d’Escuadra -el primero en Subirats tras cuatro días de huida y el segundo en Cambrils junto a otros cuatro terroristas la misma noche del atentado- y son los que realizaron más viajes por Europa. Por poner un ejemplo, al imán solo se le sitúa en Vivoorde (Bélgica) de enero a marzo de este año.

Es relevante, asimismo, que estos dos individuos tuvieron la fortaleza mental suficiente para perpetrar los ataques cuando ya sabían que había muerto el imán, lo que significa que tenían ascendente suficiente sobre el resto de la célula para tomar decisiones tan duras como perpetrar el atropello masivo, en el primer caso, y arremeter contra un control de los Mossos en Cambrils en el segundo, localidad en la que pensaban atacar otra vez, bien con una acción similar a la de Barcelona o contra un concierto que se celebraba esa noche.

También tuvieron un papel importante Youssef Aalla , de 22 años, y que como Es Satty murió en la explosión del chalé de Alcanar; Mohamed Houli , de 21, único español del grupo -es melillense aunque de origen marroquí-, y que resultó herido en la explosión, y Driss Oukabir , de 28, que fue quien alquiló la furgoneta utilizada en las Ramblas, según la investigación con pleno conocimiento de para qué iba a ser utilizada. Los dos últimos están en prisión provisional.

El resto de miembros de la célula jugarían papeles más secundarios. En el caso de los menores, fueron arrastrados por sus hermanos mayores hacia la radicalización, eran muy influenciables y estaban poco preparados.

Más preparados

Las fuentes de la lucha contra el terrorismo consultadas por ABC hacen hincapié en que «a medida que se suceden los atentados la profesionalización de las células es mayor. Por ejemplo, los terroristas han aprendido ya de algunas de sus vulnerabilidades -saben por ejemplo que las 'play station' se pueden intervenir, o los whatshapp o Telegram, y por eso ya no los utilizan- y aprenden técnicas para no llamar la atención».

Es llamativo que en muy pocas ocasiones se hayan intervenido armas o explosivos comerciales a los cientos de yihadistas detenidos en nuestro país. De ese asunto se sacan dos conclusiones claras: que el control que se hace en España de las mismas es exhaustivo, y que los terroristas saben que si intentan acceder a ellas en el mercado negro tienen muchas posibilidades de ser detectados por las Fuerzas de Seguridad, por lo que renuncian a ello.

«La célula de Ripoll ni utilizaba las redes sociales ni jamás intentó comprar armas, conformándose con cuchillos y hachas que saben que no está controlada su venta», destacan las fuentes. «Cada vez se hace más difícil detectar este tipo de grupos, como se ha visto en Cataluña, y eso sí que es algo especialmente preocupante».

Asimismo es relevante en cuanto a su grado de especialización que tuviera tres bases de operaciones: la primera en Ripoll (Gerona); la segunda la casa de Alcanar (Tarragona), que fue expresamente elegida porque estaba aislada y a muchos kilómetros de donde residían los terroristas; y la tercera, una masía abandonada en la población tarraconense de Riudecanyes, que habría sido utilizada para adoctrinamiento.

Sentimiento de exclusión

Las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas afirman que los doce miembros de la célula no se radicalizaron de la misma forma , y se está analizando hasta qué punto la matanza fue por motivos puramente religiosos o, como parece, pesó más el odio social a los «infieles que matan a los musulmanes en escenarios como Siria, Irak, Palestina, Afganistán o Malí». El veneno que se les inoculó se hizo a partir del planteamiento: «Mirad lo que les hacen a nuestros hermanos por intentar vivir su fe, defendámonos de ellos».

El sentimiento de exclusión, el que la célula estuviera formada de forma mayoritaria por gente muy joven, incluidos tres menores y hermanos pequeños, también ha sido aprovechado por Daesh para captar a los yihadistas.

«Ninguno tenía conocimientos importantes del Corán, ni entienden de corrientes yihadistas ni nada por el estilo, y eso hace pensar en que el factor de radicalización viene de ese odio social. Es incoherente que en lugar de rezar para purificarse antes del sacrificio se dedicaran a tomar algunas consumiciones», señalan.

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