El portavoz de la gestora del PSOE, Mario Jiménez, ayer en rueda de prensa
El portavoz de la gestora del PSOE, Mario Jiménez, ayer en rueda de prensa - Óscar del Pozo

El PSC acepta «consensuar» todo con el PSOE para zanjar la crisis

Las coaliciones, pactos y alianzas en Cataluña serán competencia de una comisión bilateral

Madrid Actualizado: Guardar
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«La celebración de acuerdos de gobernabilidad, política de coaliciones, pactos y alianzas electorales será analizada y consensuada en la Comisión de coordinación política PSOE-PSC». Con esa breve frase de apenas tres líneas, dentro de un acuerdo de cinco folios, la gestora socialista y la dirección del socialismo catalán han salvado una crisis que amenazaba con 39 años de coexistencia.

Nada queda de la «soberanía» orgánica que consiguió Joan Raventos de Felipe González y Alfonso Guerra en el protocolo de 1978. En él todavía se puede leer: «El PSC tendrá plena soberanía en aquellos ambitos de competencia que los socialistas de Cataluña propugnamos para la organización política de nuestro país».

La fuerte crisis en que anda sumido el PSOE y especialmente el PSC, que pasó de gobernar Barcelona durante 30 años, el cinturón metropolitano, y de ser alternativa al nacionalismo de CiU, a abrazar el «derecho a decidir», sin duda ha abonado el acuerdo.

Hoy, en Ferraz, el presidente de la gestora, el asturiano Javier Fernández, y el primer sectretario del PSC, Miquel Iceta, rubricarán un texto que ha costado negociar dos meses y que salva la participación de los entre 13.500 y 14.000 militantes del PSC en las primarias que elegirán al próximo secretario general del PSOE.

Los 14.000 afiliados votarán

Después de que Susana Díaz y los barones afines amenazaran con excluirles de la votación, al final lo único que hará el PSC es enviar a todos sus afiliados al corriente de pago una carta en la cual les comunica oficialmente las primarias; y solo los que expresamente renuncien por carta a participar quedarán excluidos del censo de la elección entre Pedro Sánchez, Patxi López y Susana Díaz, si termina presentándose.

Si bien es cierto que el texto defiende que corresponde al Consejo Nacional del PSC «la definición» de su posición política, lo cierto es que todo deberá ser consensuado; y, lo que para los barones socialistas era más importante: ya nunca más ese Consejo podrá saltarse los pactos que acuerde el Comité Federal, como ocurrió el 23 de octubre cuando ignoró el mandato de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy.

El acuerdo alcanzado ha sido acogido con cierto alivio en el seno del socialismo catalán, donde se temía una solución drástica. En este sentido, y pese a la literalidad de lo pactado, en el PSC se niega que el partido «pierda peso» o «autonomía», en palabras ayer del secretario de organización del PSC, Salvador Illa.

El acuerdo «fortalece, complementa, desarrolla y actualiza» el protocolo de 1978, insistió Illa, para quien el acuerdo sirve para «prevenir, evitar y resolver posibles conflictos» que puedan surgir en el futuro.

Otras voces en el partido, las más escoradas al catalanismo, hacen una valoración ambivalente de lo acordado. Por un lado, asumen que el PSC pierde autonomía, aunque por otro señalan que la apelación a que cualquier decisión importante debe ser «consensuada» en la comisión de coordinación sigue dejando la relación en el campo de lo indefinido. No se hace explícito qué opinión prevalece en caso de que PSOE y PSC no lleguen a un acuerdo sobre estos asuntos.

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