Albert Rivera, durante su intervención este miércoles ante el Palacio del Infantado, durante la visita que realizó a Guadalajara
Albert Rivera, durante su intervención este miércoles ante el Palacio del Infantado, durante la visita que realizó a Guadalajara - EFE

El PP exige que Rivera diga ya con quién va a pactar tras el 26-J

Las críticas sobre su indefinición forzaron ayer a C’s a criticar por primera vez a Sánchez

MADRID Actualizado: Guardar
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Albert Rivera preparó con detalle el cómo y el cuándo le espetaría a Mariano Rajoy, durante el pasado debate, su connivencia con Luis Bárcenas. A su equipo le alertó sobre la necesidad de hacerlo sin la virulencia que usó Pedro Sánchez en el encuentro televisivo a dos con el presidente, antes de las elecciones del pasado diciembre. Sin virulencia pero con contundencia. Así lo hizo: aprovechando el bloque sobre las políticas sociales y apoyándose en las portadas de dos periódicos, marcó distancias con Rajoy al recordarle el sms que mandó al extesorero.

Un diputado de Ciudadanos lo justifica en que «Albert no puede ser blando con un presidente que envía ánimos a alguien como Bárcenas. Una cosa es que Sánchez no supiera hacerlo y otra que nos debamos callar».

En la fuerza naranja admiten que su estrategia se ha puesto al servicio de un mensaje: el PP está engordando a Podemos porque así crece el populismo, crece el miedo y crecen los votos de Rajoy.

Moragas y Montero

Por eso y porque en el terreno de la regeneración es en el único que Ciudadanos se cree con mayor legitimidad que su competidor en el centro-derecha es por lo que Rivera ha optado por enfrentarse abiertamente al PP. Y todo vale, según recuerdan en Génova. En las últimas horas, el propio líder de Ciudadanos ha tenido que rectificar en una televisión lo dicho en un espacio de otra cadena, sobre que la «pinza» de PP y Podemos explicaba que Jorge Moragas, jefe de campaña popular, hubiera llevado en su coche, tras una reunión preparatoria del debate, a la responsable del gabinete de Pablo Iglesias, Irene Montero.

Rivera enmendó su relato al reconocer que quien había trasladado a Montero en su vehículo fue José Luis Ayllón, secretario de Estado en funciones. El miembro de Ciudadanos que valora este episodio aparentemente banal reconoce que «se nos fue la mano porque esto no pasa de ser una anécdota pero lo que sí es cierto es que a Rajoy le interesa que Podemos se fortalezca».

Sin embargo, y pese a la insistencia de casi todos los presentadores de televisión que han entrevistado a Rivera en las últimas semanas, el líder del partido naranja ha decidido no mostrar sus cartas sobre a quién apoyará para formar gobierno. De manera recurrente, contesta así: «Primero hay que saber para qué y luego con quién». En el PP esas palabras se interpretan como una manera de «no mojarse» respecto al futuro, toda vez que «todavía tiene las manos atadas al PSOE, tras el pacto que firmaron tras el 20-D y que fue contrario a su compromiso de que gobernara el partido más votado». En el Gobierno en funciones apuntan que «lo que está claro hasta el momento es que Rivera ya ha votado a alguien y ese alguien es Pedro Sánchez».

Desde La Moncloa hay una clara desconfianza hacia Rivera. Aunque la relación con Rajoy había mejorado tras sus encuentros para tratar sobre el desafío independentista catalán y reactivar el plan antiyihadista, lo cierto es que el presidente en funciones tiene claro, como ABC adelantó el domingo, que su partido no puede contar con el respaldo de Ciudadanos, porque ha antepuesto su alianza con el PSOE a la gobernabilidad de España.

Ese pacto de no agresión con Ferraz ha despertado también las sospechas de Podemos. Iglesias sostiene que «Rivera va a integrar una gran coalición con PP y PSOE si los socialistas no se deciden a secundar un gobierno progresista». Las dudas sembradas por unos y otros obligaron ayer a Rivera en un desayuno, al que acudió la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, a ensayar un pequeño distanciamiento con Sánchez al que recordó su matrimonio político con los populistas en Madrid y Barcelona. Rivera sabe también que el último CIS deja abierta la puerta a la esperanza sobre el trasvase de votos del PSOE a Ciudadanos.

En el entorno del presidente se cree que Rivera, que protagonizó el momento más tenso con Rajoy en el debate al pedirle que «fuera responsable» y dejara paso a otro PP, continuará esa táctica contra el actual jefe del Ejecutivo. Ese mismo entorno aseguraba ayer a ABC que el presidente de Ciudadanos debe contestar cuanto antes a la gran pregunta que se hacen los ciudadanos: con quién va a pactar.

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