El presidente del consejo de administración del grupo, Matthias Müller
El presidente del consejo de administración del grupo, Matthias Müller - REUTERS

Volkswagen espera un impacto de 7.000 millones por las demandas que afrontará en todo el mundo

La compañía recalca que no prevé compensaciones ni recompra de vehículos fuera de EE.UU.

WOLFSBURGO Actualizado: Guardar
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Volkswagen ha elegido la cuna de la compañía, el complejo de Autostadt en los alrededores de la fábrica de Wolfsburgo, para presentar ante los medios de comunicación internacionales sus conclusiones sobre el ejercicio 2015, un año que quedará grabado fuego en la historia de la compañía por la revelación, en el pasado mes de septiembre, del fraude sobre las emisiones contaminantes de óxidos de nitrógeno (NOx) en 11 millones de vehículos con motores diésel.

El presidente del consejo de administración del grupo, Matthias Müller, reconoció que el fraude, cuyo impacto económico resulta aún imposible de cuantificar, supuso un golpe «de una magnitud no vista hasta la fecha» en el grupo. En total, la firma perdió 1.582 millones de euros, unos números rojos en buena medida alimentados por las provisiones de 16.200 millones de euros para hacer frente a los costes legales y las reparaciones por el «trucaje» de los motores.

«No queremos tapar ni camuflar nada. Solo así podremos trabajar para que algo así no vuelva a ocurrir», explicó Müller, quien hizo un visible esfuerzo por (como resulta habitual desde su nombramiento) disculparse en nombre de la firma y distanciarse de la estrategia cuasi hegemónica que caracterizó al anterior primer ejecutivo, Martin Winterkorn, un plan ambicioso que muchos ven como la antesala del fraude con el que Volkswagen trató de introducir el sistema diésel en EE.UU.

Müller hizo un ejercicio de moderación, diametralmente opuesto a las altas pretensiones del pasado, al avanzar sus estimaciones para el ejercicio 2016, en el que la compañía prevé una caída de los ingresos por ventas que podría elevarse hasta el 5%, si se agrava la debilidad de regiones clave para el grupo, como Suramérica y Rusia. «Debemos admitir que este tipo de previsiones anuales no representan el concepto de "más rápido, más alto, más allá" (en inglés, "faster, higher, further") con el que estaban familiarizados en Volkswagen».

Del total de las provisiones, según detalló la empresa en su informe anual, 7.000 millones de euros se han reservado, exclusivamente, para los posibles costes por la oleada de demandas que afrontará en todo el mundo. Se trata de una cifra provisional, sujeta a un futuro impredecible. «No sabemos si habrá otras sumas más. No lo sabemos aún», reconoció el presidente a las preguntas de los periodistas.

Mientras tanto, 7.800 millones se destinarán a las reparaciones técnicas de los modelos afectados y la recompra de los vehículos, una medida incluida en el principio de acuerdo que suscribió la semana pasada con las autoridades norteamericanas. Los 1.400 millones de euros restantes tendrán como objeto responder a otras contingencias en los mercados.

No obstante, el propio informe avanza que esta valoración tiene un componente importante de incertidumbre: debido al escenario hoy indeterminado de «riesgos legales, procesos judiciales tanto por la vía administrativa como por la criminal, mayores gastos en las soluciones técnicas, la caída de los precios en el mercado, las obligaciones de reación podría derivar en mayores necesidades de financiación y conducir a la germana, añade, comprar vehículos, llamadas a revisión y otras medidas de atención al cliente» la firma puede verse abocada a aumentar de «manera significativa» el desembolso para responder al fraude. Esta situa desprenderse de «activos».

Presentación de la investigación

El grupo ha pospuesto la presentación de las primeras conclusiones del informe que ha solicitado a Jones Day para delimitar las responsabilidad del conocido como «dieselgate» por recomendación de sus asesores legales. Müller, quien aseveró que la investigación estará concluida en el cuarto trimestre de 2016. Asimismo, la automovilística ha retrasado hasta el próximo 31 de mayo la presentación de los resultados del primer trimestre de este año, periodo que Müller definió como «satisfactorio», considerando las «difíciles circunstancias».

Al margen de la división de turismos, todos los segmentos de la compañía elevaron sus ventas, pese a que persisten los problemas de algunas regiones como Rusia y Brasil, lo que se une a que la crisis del NOx ha dañado su imagen en EE.UU., al menos «en la marca Volkswagen». Esto no es óbice para que, según el director de la marca Volkwagen, Herbert Diess, la firma será capaz de revertir las perspectivas negativas con el lanzamiento de nuevos modelos con vehículos de mayor volumen (SUV). Incluso, se atrevió a aventurar que la marca encara en este país la mayor tendencia de «crecimiento de la última década».

De manera paralela, la dirección de la compañía trabaja en el trazado de una nueva estrategia hasta 2025, que presentará a mediados de año. Con este plan, la alemana quiere modernizar sus líneas de producción (incorporando nuevas tecnologías, como la digitalización, el vehículo eléctrico y de conducción autónoma) y mejorar la eficiencia de sus plantas de producción en un 10% de media. Müller dejó la puerta abierta a alianzas con otras empresas, aunque rechazó tajantemente acuerdos con Google y Apple.

A priori, este programa no supondrá una merma de las inversiones, al margen de lo ya anunciado, ni de los puestos de trabajo. El grupo prevé desembolsar 12.000 millones de euros en este concepto, 1.000 millones menos de los cálculos que tenían antes del escándalo de la emisiones, y asegura que «la plantilla de trabajadores fijos se mantendrá estable».

Calendario de reparaciones

En todo caso, después de un aciago 2015, VW confía en regresar al terreno de las ganancias durante este año, gracias, en parte, a que considera que con el cordón sanitario de las provisiones y la liquidez de la compañía, 24.500 millones de euros en caja, podrá dejar atrás definitivamente el capítulo del fraude en el NOx. Mientras tanto, la campaña de reparaciones sigue su curso. La previsión era que concluyera a finales del presente ejercicio, aunque Müller admitió la posibilidad de que se extienda hasta el primer trimestre de 2017.

Lo que no ofrece dudas es que la empresa no está por la labor de aplicar las mismas compensaciones para los consumidores europeos que ha ofrecido a los estadounidenses, un acuerdo que se anunció días antes del encuentro entre Müller y el presidente de EE.UU., Barack Obama, que, como ha reconocido el propio directivo, apenas se extendió un par de minutos. La Comisión Europea ha exigido en diversas ocasiones un trato, al menos, similar, pero no parece que Volkswagen esté dispuesta a aceptar una medida que podría incrementar el impacto en su cuenta de resultados del fraude: la dirección del grupo se limitó a recordar que se trata de dos mercados «diferentes» y que la campaña de reparaciones no producirá un cambio en las condiciones de consumo ni en la potencia de los automóviles.

El directivo reconoció su asombro por el debate sobre los bonus del consejo de dirección de la empresa, que el pasado viernes se comprometió a reducir sus emolumentos con cargo a 2015 incorporando un complejo sistema, ligado a la cotización de las acciones de Volkswagen, para diferir el pago de los incentivos en un periodo de tres años. En este sentido, Martin Winterkorn, el expresidente de le la firma, máximo responsable en los años en que se instaló el «software» por el que se falseaban las emisiones y quien abandonó el cargo en septiembre, percibirá un máximo de 12,2 millones de euros si se revalorizan los títulos de la automovilística en un 125% en los próximos tres años. Esta cantidad superará la percibida por el actual CEO, Müller (8,27 millones); el español Francisco Javier García Sanz (7,04 millones) y el presidente del consejo de supervisión, Hans Dieter Pötsch (5,36 millones).

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