El sector farmacéutico se aplica con la receta de la investigación

Tras destinar 1.085 millones de euros en 2016, esta industria suma un 21% del total de la inversión industrial en I+D de nuestro país

Maribel Núñez

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La «tarta» de los medicamentos en España tiene un valor económico de 16.000 millones de euros anuales y, como es lógico, tiene muchos pretendientes. Este sector es especial, no sólo porque de su nivel de competencia y desarrollo dependen muchas vidas, sino porque parte de sus ingresos dependen de las subvenciones que el Estado realiza a los medicamentos, tanto en los ambulatorios como en los hospitales, de modo que la polémica está servida. Y, por si fuera poco, la llegada de los medicamentos genéricos complicó el panorama unas empresas que, al cabo de diez años de que una patente esté en el mercado pierden los derechos de explotarla y esta se convierte en genérica, de modo que cualquiera la puede fabricar y vender.

Sin embargo, todas estas especificidades no hacen que las empresas se hayan arrugado estos años, sino todo lo contrario, cada vez dedican más fondos a investigar para, de ese modo, tener siempre moléculas de nuevos medicamentos a punto de salir del laboratorio («pipeline» en el argot especializado) para que a medida que vayan caducando las patentes tengan nuevos medicamenos que comercializar.

Además, y vuelve la especificidad, estos fondos para investigación se emplean conjuntamente con los que destina la Administración pública porque, según indican en el sector, es lo más eficaz. De hecho, en torno al 40% de los mencionados 1.085 millones se destinaron a contratos con centros de investigación, universidades y hospitales para desarrollar proyectos de interés científico, que requieren el concurso púlico-privado, lo que hace de este sector uno de los principales dinamizadores de la investigación pública en España.

En torno al 40% de 1.085 millones se destinaron a contratos con centros de investigación, universidades y hospitales para desarrollar proyectos cient´icios

En año pasado esta industria destinó 1.085 millones de euros a investigar, lo que supone un aumento del 8% en relación al año anterior y la convierte año tras año en el sector industrial líder en este ámbito, tanto en términos absolutos como relativos. Es el 21% del total destinado a I+D por toda la industria en España. Esto hace que el 12% de los 38.000 empleados directos de este sector, alrededor de 4.500 personas, estén dedicados a investigar , alrededor de la mitad de todo el empleo en estas tareas de los sectores de alta tecnología.

Tres años de alzas

Este 8% de aumento del año pasado se produce, además, después de dos años consecutivos al alza, en concreto un 2,4% de aumento en 2015 y un 5,7% en 2015, tras tres años anteriores de caídas.

Como se mencionaba antes, además, este aumento de los fondos para I+D se debe, casi en su totalidad, al aumento de los fondos que las compañías han dedicado a proyectos de investigación desarrollados en colaboración con hospitales públicos y privados y centros de investigación, «extramuros» en el argot especializado. Este capítulo, que creció un 18% durante el ejercicio pasado hasta los 492 millones de euros (el 45% del total), mientras que las inversión intramuros se mantuvo estable ya que apenas creció un 0,7%

Humberto Arnés, director general de la patronal farmacéutica española, Farmaindustria, cree que el dato de aumento de la inversión en I+D es «muy positivo y esperanzador ya que hemos superado los 1.000 millones de euros, lo que supone que 1 de cada 5 euros que se destina a investigar en España por parte de la industria proviene de las farmacéuticas y se destina a la investigación de nuevos medicamentos, lo que en última instancia beneficia a toda la sociedad».

La aplicación de terapias basadas en el ADNpara vencer al cáncer y a las enfermedades neurodegenerativas, apuestas de futuro

En materia de ventas, y pese a que se ha ido recuperando en los últimos años hasta alcanzar los 16.000 millones de euros en 2016, sigue aún por debajo de los 17.000 millones que registró en el año 2010. La previsión de la patronal es que en 2018 se recupere el nivel de negocio que había antes de la crisis.

Una de las cosas de las que están más orgullosos en Farmaindustria, según Humberto Arnés, es de que «a pesar de la crudeza de la crisis ni en esos años cayó drásticamente la inversión en investigación ya que siempre se quedó en el umbral de los 900 millones de euros. La investigación es una actividad de ciclo largo que no puedes abandonar como compañía porque se tarda mucho tiempo en desarrollar el medicamento».

Por partidas, las principales del capítulo de investigación se dedican a la oncología ya que se trata de la segunda causa de muerte en el mundo, pese a que ha habido avances ya que 2 de cada 3 enfermos sobrevivien más allá de los 5 años transcurridos desde que se les detectó. Las enfermedades neurodegenerativas son el otro gran campo de investigación para las farmacéuticas de todo el mundo también por su elevada tasa de mortalidad.

El sector facturó 16.000 millones de euros en 2016, mil millones por debajo de antes de la crisis

Ambos campos, el del cáncer y el de las enfermedades neurodegenerativas, están siendo abordadas desde la investigación biomédica, o lo que es lo mismo, la aplicación de terapias a los enfermos basadas en el ADN. Arnés cree que «estamos asistiendo a una auténtica revolución, ya que hoy en día 5 de los 10 medicamentos más vendidos en todo el mundo son biológicos, lo que supone que en el año 2020 el 30% del mercado de los medicamentos tendrá origen biológico y el resto serán los tradicionales de síntesis química».

Los precios

Uno de los debates abiertos en la sociedad, tanto en la española como en otras de nuestro entorno, es el precio de los medicamentos en el sentido de si podría abaratarse ya que muchos están cofinanciados por la Administración. Además de los genéricos, que ya están muy extendidos, ahora han aparecido los biosimilares, que suponen algo así como los genéricos a los medicamentos biológicos. La realidad es que, al igual que pasó en los genéricos, abaratan también el coste pero no en la misma proporción ya que requieren también investigación. En todo caso el ahorro de los biosimilares respecto a los biológicos está cifrado en un 40%, cantidad que no es nada desdeñable dado el elevado precio de estos últimos que la industria considera lógico por la inversión en investigación que tiene detrás.

Según datos de Farmaindustria el coste de desarrollar un nuevo medicamento ronda de media los 2.500 millones de euros ya que se computan también los fracasos, las inversiones que no concluyen en nada.

Desde Farmaindustria se asegura que «el debate sobre el precio de los medicamentos es complicado y, además su precio depende de muchos factores, desde si tienen alternativa en el mercado o no, el impacto del mismo en forma de reducción de gasto hospitalario si son eficaces, del número de pacientes que sufren la enfermedad y un largo etcétera pero, lo que está claro, es que las compañías tienen que tener un retorno económico adecuado para que puedan seguir investigando porque no hay que perder de vista que se trata de empresas cotizadas con unos accionistas que esperan la lógica rentabilidad a su inversión».

Otro de los nuevos actores que han aparecido hace años en el mercado son las medicinas personalizadas que, lógicamente, tienen un precio más elevado porque se fabrican para un número de pacientes reducido, que son los aquejados por la variante de una enfermedad. En el debate de los precios Farmaindustria recuerda que «gracias a los medicamentos genéricos, que son fruto de la investigación previa de multinacionales, hoy se puede controlar el colesterol en España a un coste de 2 euros al mes, por lo que el debate de que los medicamentos son caros es un mensaje muy simplista ya que depende de muchos factores».

Elevada exportación

Otro de los datos que da fiel reflejo de la actividad del sector es el nivel de exportaciones, que en el caso de la producción farmacéutica que se hace en España es de dos tercios, con un valor de mercado de 10.700 millones de euros.

Farmaindustria asegura que «en España hay una larga tradición en el sector químico y farmacéutico pero no es de ahora, sino que data del siglo XIX, fruto de que tenemos profesionales muy bien formados y de que la Administración favorece también esta actividad que supone que en España se producen medicamentos que luego se exportan a todo el mundo».

El coste medio en investigación de un nuevo medicamento es de 2.500 millones de euros

Pero el reto ahora no es sólo producir, sino captar más labor de investigación, que es la que aporta más valor añadido y es la forma de estar en la vanguardia del conocimiento, de ahí la importancia estratégica que tiene que farmacéuticas de todo el mundo estén instaladas aquí, y no solo para producir, sino también para investigar incluso en las últimas fases, es decir, con ensayos clínicos para lo que ya requieren la colaboración de los hospitales. Ni que decir tiene que la actividad investigadora gene empleos de mucha más calidad que la de producción ya que el 86,3% de los profesionales dedicados ala I+Den este sector son titulados superiores.

Los «detalles» a médicos

El sector farmacéutico decidió hace dos años hacer un ejercicio de transparencia y publicar de manera anual lo que pagan a médicos y hospitales para darles formación sobre los nuevos medicamentos. No hay que perder de vista que muchos de estos cursos se realizan a nivel global y a veces en sitios lejanos como Estados Unidos, lo que supone una serie de desplazamientos y gastos pagados para los profesionales que participan en ellos y que corren a cuenta de las empresas. Farmaindustria asegura que es un sistema en el que gana todo el mundo porque los médicos están al día de los mejores tratamientos para las enfermedades y los fabricantes se aseguran la correcta utilización de sus productos lo que, al final, supone una mejora para la calidad del sistema sanitario. Ni que decir tiene que estos médicos «esponsorizados» luego tienen independencia total para utilizar o recomendar los tratamientos aunque, bien está que se sepa si han sido beneficiarios o no de estos «detalles» por parte de las farmacéuticas.

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