El diseño del euro anticrisis se enreda en los juegos de equilibrios políticos

La convulsión de 2008 evidenció la necesidad de reforzar la «munición» defensiva de la economía europea, pero Alemania recela de iniciativas como la Unión bancaria o los eurobonos si no se acompañan de un mayor rigor fiscal

María José Pérez-Barco

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La crisis económica que azotó Europa entre los años 2008 y 2013, y que tuvo su origen en desequilibrios financieros globales, dejó al descubierto una serie de debilidades de la Unión Económica y Monetaria (UEM), el euro en definitiva, que ahora se intentan remediar para hacer que toda la arquitectura financiera de Europa resista mejor los zarpazos de la siguiente crisis que, con toda seguridad, llegará. Y la cuestión es que este reforzamiento, lo que podría llamarse «la munición del euro», se tiene que hacer ahora, en un momento en que la economía europea registra un crecimiento sostenido, de nada menos que 19 meses continuados con tasas positivas de actividad. Este es uno de los retos que tiene por delante la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebrará en junio en Bruselas.

El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, aseguraba esta semana en relación con este asunto que «nuestros líderes se han marcado como prioridad completar la unión bancaria, con la puesta en marcha de un mecanismo fiscal común para el Fondo Único de Resolución, y la introducción de un esquema común de seguro de depósito (EDIS) con una eventual mutualilización total. Ambos elementos son esenciales para romper la relación entre bancos y deuda soberana y para reforzar la capacidad de la Eurozona para hacer frente a grandes shocks macroeconómicos. Además, el desarrollo de la Unión de Mercados de Capitales es seguramente otro proyecto clave que merece estar también en las prioridades de la agenda política».

La Cumbre de Jefes de Estado de la Unión Europeade junio, primer paso de la reforma pendiente

Linde inauguró esta semana en Madrid un seminario de alto nivel sobre el «Reforzamiento de la gobernanza en la Eurozona, prioridades a corto plazo y visión a largo» en el que intervinieron varios expertos de difentes instituciones comunitarias.

Por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) tomó la palabra Ashok Vir Bhatia, director del departamento europeo del FMI, quien hizo especial hincapié en la necesidad de avanzar hacia la unión bancaria, para la que vaticinó que «queda aún mucho camino por delante porque hay mucha normativa que está aún fragmentada, aunque ha habido muchos progresos en materia de supervisión bancaria».

Regling quiere más Eurozona

Uno de los avances que se han producido durante los años de la crisis ha sido sin duda la creación del Fondo Europeo de Rescate (ESM en sus siglas en inglés), cuyo director ejecutivo, Klaus Regling , se mostró en el mencionado acto completamente a favor de profundizar en la unión económica europea, y puso como ejemplo el grado de integración que hay en otras áreas económicas, como es el caso de Estados Unidos, o la propia Alemania. «Europa ha avanzado mucho en su arquitectura institucional económica, lo que hubiera sido impensable hace solo unos años, por lo que ahora lo importante es conseguir una unión monetaria más robusta y de paso aumentar la resistencia de la economía europea, para lo que el ESM podría entrar a jugar una serie de nuevos papeles como proveedor de fondos para el Fondo de Resolución Bancaria (SRF en sus siglas en inglés), así como un papel más predominante en los futuros programas de asistencia a los países del euro».

Por parte alemana participó en el encuentro Ludger Schuknecht, economista jefe del Ministerio de Finanzas alemán, quién puso el acento en el hecho de que «lo primero que tiene que hacer la Comisión Europea es intentar aumentar la credibilidad de las normas del Pacto de Estabilidad, ya que después de los años de la crisis muchos países continúan teniendo déficits públicos y deudas excesivas, y no se trata solo del fetichismo de Alemania que menciona respecto a nosotros Macron en cuanto a la importancia que le damos a la disciplina fiscal, sino que es una cuestión casi existencial».

Participantes en el seminario organizado esta semana en el Banco de España BANCO DE ESPAÑA

Por parte del Tesoro español participó su secretario general, Fernando Navarrete, quien puso el énfasis en la necesidad de «atacar el contagio que se ha producido en la reciente crisis entre la deuda soberana y el riesgo bancario, en ambas direcciones, por lo que es fundamental avanzar en la unión bancaria y en la construcción de una red de seguridad ya que los Gobiernos cuentan solo con los instrumentos tradicionales que no se adecúan a la situación de integración económica y financiera que hay en Europa. Lo que hay que evitar a toda costa en este momento es la fragmentación financiera en Europa». Pero, al margen de las posiciones iniciales el debate al final del seminario subió de tono, y fue precisamente a cuenta de una intervención del representante del Ministerio de Finanzas alemán, quien dudó que su Gobierno vaya a avanzar en la cumbre europea prevista para junio en cualquier aspecto relacionado con la Unión Bancaria. «Aún hay demasiado crédito moroso en los bancos de algunos países y no queremos pagar por esos activos dañados por culpa de la indulgencia de las supervisiones nacionales, a lo que se añade la enorme deuda pública que tienen las entidades en sus balances y que favorece el endeudamiento y vincula el riesgo de bancos y Estados».

Es el punto más espinoso para Alemania ya que sería compartir el riesgo de otros países

El otro alemán de pasaporte en el estrado, aunque en este caso representando a una institutución europea, el Fondo de Rescate, discrepó de su conciudadano al asegurar que «las expectativas sobre un acuerdo para reforzar la unión bancaria son diferentes en cada uno de los países y, lógicamente, también las posiciones».

Europa, a paso de elefante

Por parte española Navarrete terció en la polémica con el argumento de que «nada en Europa se ha construido de un día para otro y todas las posiciones políticas son legítimas, tanto las que apuestan por compartir más riesgo entre los países como los que se muestran más reticentes. Lo más importante es que el conjunto de Europa caminemos en la dirección correcta con un proyecto sólido».

Lindner (BCE): «Hay una relación directa entre la situación financiera, fiscal y económica»

El representante del FMI para Europa animó a seguir caminando en aras de lograr avances en la integración económica de Europa.

En la segunda sesión del seminario de alto nivel el tema que se eligió fue básicamente el mismo, el reforzamiento del euro pero desde el punto de vista de los retos a largo plazo. Fernando Fernández, profesor del IE Business School, explicó que «los capitales se mueven físicamente de un país a otro en busca de seguridad, al igual que los productos bancarios, lo que en la práctica supone que todos los países necesitamos los mismos procedimientos para los casos de insolvencias bancarias o para el cómputo en los balances de los créditos dudosos, por lo que es muy importante avanzar hacia un verdadero mercado único de capitales». Además añadió que «una cosa muy importante sería que el Banco Central Europeo tuviera un interlocutor fiscal, lo que necesariamente tendría que suponer la creación de un Ministro Europeo de Finanzas, una especie de autoridad fiscal que implementara las normas del Pacto de Estabilidad y que tuviera la potestad para hacer cumplirlas».

Compartir el riesgo

Otro de los ponentes fue Olivier Garnier, director general de Economía y Relaciones Internacionales del Banco de Francia, quien dio el punto de vista del hexágono en el debate. «Si tuviera que formular un deseo sería que dentro de 10 años trabajar en un Banco central en Europa fuera una cosa muy aburrida, lo que contrasta con lo que sucede ahora, que es un trabajo especialmente vibrante sobre todo para mí, que he dejado hace muy poco la empresa privada. En relación con el importante asunto del debate de hoy tengo que decir que si le pedimos a los mercados de capitales que se comparta en cierto modo el riesgo, tiene que haber necesariamente algún tipo de respaldo financiero público porque los mercados lo necesitan para su buen funcionamiento».

Alemania no está parece dispuesta a avanzar en la unión bancaria por la alta tasa de morosidad

Por parte del Banco Central Europeo participó en el debate Johannes Lindner, jefe de Instituciones Europeas de la Dirección General de Relaciones Internacionales de la entidad, quien explicó que «una de las cosas que se nota al entrar en el Banco de España, aquí en Madrid, es que se está en casa ya que pertenece al Eurosistema y ahí es donde se produce la estrecha cooperación entre entidades, que es fundamental para el buen funcionamiento del BCE. Antes de nada quiero decir que todo este debate es muy político que tiene dos vertientes, la europea y la que se da en cada uno de los países, siempre sin perder de vista la relación directa que hay entre la situación financiera y fiscal y la económica, de ahí la importancia de la primera, por lo que es muy importante continuar con las reformas y avanzar en la integración en todos los niveles, para lo que han ayudado mucho los procedimientos a los países por los desequilibrios macroeconómicos, que han resultado una buena receta».

Italia, «el elefante en la habitación»

Uno de los temas de conversación en los márgenes de los debates que ha habido esta semana en el Banco de España sobre el futuro de la Unión Económica y Monetaria ha sido la situación en Italia, a la que no se dudó en denominar como «el elefante en la habitación». Anadie se le escapa que la situación política del país transalpino, con un gobierno formado por una coalición entre el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga Norte está haciendo temblar muchos despachos en Bruselas y en Fráncfort ya que no hay que perder de vista, además, que el presidente del BCE es también italiano, Mario Draghi. La realidad es que la prima de riesgo italiana ha tenido un comportamiento meteórico desde que se conoció el «color» del nuevo Ejecutivo romano, y ha llegado a situarse por encima de los 200 puntos básicos. La deuda pública italiana, uno de los principales desequilibrios de las cuentas del país, se eleva a 2,3 billones de euros, la mayor de la Eurozona y la cuarta mayor del mundo, de ahí la preocupación de los inversores por el aumento del coste de su financiación en los mercados aunque, históricamente, uno de los puntos a favor que tiene es que sobre todo está en manos italianas, lo que en principio no hace prever una gran «espantada» en caso de dificultades. La realidad es que Italia es demasiado grande para caer y puede ser demasiado grande para rescatarla.

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