Cómo elegir con sentido común las extraescolares

Hay que respetar los gustos del alumno, y tener en cuenta sus fortalezas y debilidades. Nunca cargar su agenda

MADRID Actualizado: Guardar
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Muchas veces sobrecargan a los niños, sin embargo las actividades extraescolares bien gestionadas son un gran estímulo y refuerzo educativo. Danza, teatro, música, natación, predeporte, ajedrez, pintura, fútbol... las hay para todos los gustos y preferencias. Todas y cada una sirven para desconectar de la dinámica escolar y, además, para que los niños disfruten y aprendan realizando las actividades que más les gustan.

Las extraescolares son una herramienta con un gran poder pedagógico si son correctamente empleadas. Pero ocurre que pueden llegar a estresar a los alumnos, sobre todo cuando no se escoge la más adecuada para el niño o cuando se dedican demasiadas horas a estas actividades. A veces incluso, muchas familias resuelven sus problemas de conciliación apuntando a sus hijos a extraescolares, en un intento de tenerles entretenidos y cuidados mientras alargan extensas jornada laborales.

Un gran error como también lo es el hecho de elegir estas actividades de acuerdo a los deseos frustados de los progenitores.

La clave está en elegir bien, como explica Marisa Mariana, maestra especialista en Pedagogía Terapéutica. «Recomiendo a los padres que antes de tomar una decisión sobre qué extraescolar ofrecer a su hijo, observen al niño, conozcan cuáles son sus gustos y preferencias, que lo hablen con él, que piensen y reflexionen. Se trata de que la actividad sea placentera para el niño y que le deje tiempo para descansar y jugar, que le enganche, que le despeje del colegio, que le anime y que le divierta», explica. «Y no hay ningún problema en cambiarles cuando ya no se siente cómodos con la actividad», advierte.

Por su propia naturaleza, las extraescolares se clasifican en deportivas (fútbol, patinaje...), creativas (teatro, pintura...) y académicas (idiomas, matemáticas, robótica...). Cada tipología presenta unos beneficios distintos, lo importante es que se escojan aquellas más acordes con el perfil del niño. Si la elección es acertada, los beneficios para el alumno no tienen precio. Por ejemplo, el baloncesto, además de hacer deporte, el niño aprende a trabajar en equipo. Unas actividades ayudan a superar la timidez, otras fomentan el espíritu de superación, el compañerismo... Solo hay que saber escoger la más adecuada.

Lo académico frente a los gustos

Para tomar una decisión, quizá a muchos les sirva saber que cualquier actividad extraescolar aporta una enseñanza al alumno. «Toda materia tiene una disciplina y exige un esfuerzo. Una actividad lúdica se puede convertir en una actividad educativa», explica la profesora Marisa Mariana. De ahí, que lo más importante es que el niño elija la actividad que más le anime y estimule, pero no hay que dejarse llevar siempre por sus impulsos porque «a veces escogen actividades para estar con sus amigos. Los niños deben saber que unas veces tocara jugar y otras aprender las normas para jugar, por ejemplo, un partido de baloncesto». Hay que tener en cuenta que las extraescolares también puede serivr para que el alumno mejore en alguna carencia o alguna faceta que tienen que trabajar más.

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