El subgoberandor del Banco de España, Javier Alonso, durante el XXIV Encuentro del Sector Financiero ABC-Deloitte
El subgoberandor del Banco de España, Javier Alonso, durante el XXIV Encuentro del Sector Financiero ABC-Deloitte
XXIV ENCUENTRO DEL SECTOR FINANCIERO DE ABC

El Banco de España insta a las entidades a acabar con la publicidad engañosa a los clientes

El subgobernador reclama una regulación para las "fintech" y ve margen adicional para ajustes de oficinas

MADRID Actualizado: Guardar
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Nuevo toque de atención de las autoridades a la banca por sus prácticas comerciales. Si la CNMV viene de detectar deficiencias en las prácticas comerciales en las sucursales bancarias, el Banco de España ha llamado ahora a las entidades financieras que operan en el país a depurar el lenguaje contractual de sus productos y sus prácticas comerciales como parte del proceso de recuperación de la confianza de los usuarios y la sociedad. "El cliente debe ser la principal prioridad de las entidades financieras", ha dicho el nuevo subgobernador, Javier Alonso, en el XXIV Encuentro del Sector Financiero de ABC, organizado en colaboración con Deloitte y Sociedad de Tasación.

"La crisis ha dejado un poso de desconfianza en el público en general sobre las entidades bancarias"

, ha dicho el subgobernador en su primera intervención pública como tal, achacando esa realidad a "algunas estrategias seguidas por determinadas entidades" y a "la fata de buenas prácticas en la comercialización de productos y servicios bancarios«

En este sentido, Alonso ha instado al sector bancario a tomar medidas para restaurar esa confianza. Para empezar, mejorar el lenguaje con los clientes. "Los nombres y descripciones de los productos bancarios no deben ser confusos respecto a sus características de rentabilidad y riesgo, ni ser utilizados como herramienta comercial engañosa", ha espetado ante una sala repleta de profesionales financieros. "Debe evitarse el uso de términos que ofrezcan una falsa sensación de seguridad en cuanto a la percepción de una renta o interés", ha añadido.

Respecto a la mejora de las prácticas comerciales el supervisor bancario quiere que las entidades refuercen la información sobre cláusulas y precios que ofrecen al cliente en la fase precontractual, que se aseguren que el usuario entiende esas condiciones, y que no se vendan a los minoristas productos que no son adecuados para ellos. Más allá de la advertencia pública el Banco de España actuará está actuando y tomará más medidas contra las malas prácticas en ese sentido. El subgobernador ha detallado que la institución está dedicando más recursos a la supervisión de la conducta de mercado, que se intensificará la vigilancia y que iniciará nuevas actuaciones en el ámbito "online". Cabe recordar que la reordenación del modelo supervisor que prepara el Gobierno incluye también la creación de una Agencia de Protección al Consumidor Financiero.

El ámbito de las finanzas digitales ha sido otro de los temas centrales del discurso del subgobernador, que ha instado a elaborar una regulación acorde a los riesgos que las nuevas compañías "fintech" introducen en el sistema, tanto en términos de protección del usuario como de la estabilidad del sistema financiero. Se refiere a las aplicaciones de medios de pago, las plataformas de "crowdlendin" y similares, y que según él pueden ser una oportunidad para mejorar la eficiencia del sector. Eso sí, Alonso ha advertido de que la tecnología, por mucho que sus servicios que ofrezcan parezcan ser gratuitos, tiene un coste y este, ha dicho, "debe trasladarse de forma clara y transparente al cliente".

El Banco de España, y el Mecanismo Único de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), siguen viendo en la falta de rentabilidad del sector uno de los principales desafíos del sector. Ante esto, y pese a la reestructuración ya hecha en España, que ha reducido la capidad instalada del sector en torno a un 30%, el subgobernador ha dicho que hay margen adicional para nuevos ajustes de red y plantillas. Eso sí, Alonso ha admitidola necesidad de garantizar la continuidad de los servicios tradicionales para evitar la exclusión financiera de los clientes menos digitales.

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