Fachada de la oficina central de Caja Navarra en Pamplona
Fachada de la oficina central de Caja Navarra en Pamplona - EFE
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Luz y taquígrafos en el caso de Caja Navarra

Los buenos resultados tras su integración como Banca Cívica en Caixabank avalan la gestión de Enrique Goñi

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En febrero de 2013, el exdirector general de Caja Navarra, Enrique Goñi, se hacía un auténtico maratón de horas y explicaciones en el Parlamento de Navarra, ante la comisión de Economía y Hacienda a petición propia. En aquella comparecencia, Goñi explicaba con pelos y señales el proceso que culminaba con la integración de Caja Navarra en CaixaBank -ya como parte de Banca Cívica- y defendía el trabajo «profesional y riguroso» que se había realizado. «Soy responsable de todo, de lo bueno, de lo menos bueno y de los errores» habidos en la gestión de la entidad, clamaba. Ahora bien, negaba la existencia de «irregularidades o ilegalidades» y pedía a los ciudadanos un voto de confianza. Lo iba a demostrar.

Y es que UPyD había presentado una querella en la Audiencia Nacionalcontra los antiguos gestores de Banca Cívica -incluyendo a Antonio Pulido, copresidente de la fusión junto a Goñi procedente de Cajasol- por administración desleal, lo que, según esta formación política, llevó a la insolvencia de la entidad y a la necesidad de ayudas públicas (977 millones de euros), así como a fuertes pérdidas para los accionistas que acudieron a la OPV de Cívica y para los preferentistas.

La querella fue admitida a trámite en marzo de 2013 por el juez Eloy Velasco. Asimismo, UPyD y Kontuz presentaron sendas querellas contra varios políticos consejeros de Caja Navarra por el cobro de dietas por asistencia a comisiones de la entidad que no se celebraron; el Supremo archivó la causa en julio.

En aquella macrocomparecencia, ya Goñi negaba haber cometido irregularidad alguna en la gestión de Caja Navarra y afirmaba que su idea de Banca Cívica se basó en el convencimiento de que sería la quinta entidad bancaria más importante del país. El fracaso lo atribuyó a lo que definió como «la tormenta regulatoria y macroeconómica» que hubo de afrontar. Descartó también que llevase a cabo una expansión desmesurada de sucursales en caja Navarra entre 2001 y 2009.

También negaba tajantemente haber concedido préstamos «blandos» a consejeros de la propia Caja Navarra y calificaba de buena la integración bajo el paraguas de Caixabank, aunque sus críticos le culpan de haber provocado una pérdida patrimonial a la entidad de mil millones de euros, abandonando el pasado verano su consejo de administración. ¿Acoso y derribo a un directivo que planta cara? ¿Intereses políticos, en el seno de una región tan controvertida como Navarra? UpyD, la plataforma abertzale Kontuz y varios medios de comunicación de la comunidad acusaban al equipo directivo de Goñi de cometer un auténtico «expolio» de la entidad.

El contraataque de Goñi fue inmediato y sin pausa. Hasta hoy mismo. Sobre todo contra el argumento principal de la querella: que pudo producirse un fraude a los inversores mediante operaciones contables que tuvieron como «objeto crear la apariencia de una mayor solvencia que la real para poder realizar la fusión de las entidades que finalmente conformaron Banca Cívica», lo cual se tradujo en pérdidas para 26.000 pequeños accionistas que el magistrado cifra en un 43,2%.

Pues bien, no hay ninguna pérdida. Los inversores que acudieron a la OPV de Banca Cívica, en julio de 2011, ya han recuperado la totalidad de la inversión inicial. A 10 de junio de 2014, estos inversores habían recuperado el 122% de su inversión. Vía dividendos se ha abonado ya un importe bruto total de aproximadamente 50 céntimos por acción. Por ejemplo, un inversor que en el momento de la salida a Bolsa hubiera invertido mil euros en acciones de Banca Cívica y las hubiera mantenido hasta hoy, tendría un rendimiento del 22,3%, lo que le deja en el bolsillo casi 1.300 euros.

En el caso de los preferentistas la situación también es hoy positiva. Todas las preferentes de Caja Navarra, Caja Sol y Caja Canarias (después fusionadas en Banca Cívica) se convirtieron en distintas obligaciones convertibles de CaixaBank, como consecuencia de la adquisición de Cívica por la catalana, con unos cupones entre el6 y el 9% y, posteriormente, la totalidad de las mismas se convirtieron en acciones de dicha entidad. Si estimamos la rentabilidad obtenida por los preferentistas desde el momento en que se les otorgaron las obligaciones convertibles hasta el momento de la conversión en acciones, estos alcanzaron rentabilidades positivas de entre el 6,17% y el 37,15%.

Nuevas acciones legales

Lo último en esta curiosa persecución es que el ahora directivo de Caixabank ha tenido que salir al paso de nuevo de las acusaciones que Kontuz sobre su persona a mediados del mes pasado, que volvieron a pedir una comisión de investigación sobre Caja Navarra. Fuentes jurídicas próximas a Goñi aseguran a ABC que las acusaciones de nuevo son falsas y anuncian acciones legales contra la asociación. Porque las cifras están ahí, y la gestión con «luz y taquígrafos», con transparencia y sobre la mesa.

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