REPORTAJE

La vitalidad por bandera

Mari Luz del Río brilla con luz propia en diferentes modalidades de deporte adaptado

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«Vida sólo hay una, es bella, hay que agarrarse a ella y vivirla segundo a segundo». Así, sin dudas y con una contundencia asombrosa se presenta Mari Luz del Río Caro, una deportista que transmite optimismo en cada palabra.

El deporte ha marcado la vida de esta isleña. Así fue en sus inicios como jugadora de baloncesto y así es ahora al practicar todo tipo de modalidades de deporte adaptado: desde esquí alpino hasta buceo pasando por pádel o piragüismo. Y, obviamente, sin dejar a un lado su pasión por el 'deporte de la canasta'.

Todo marchaba sobre ruedas en su adolescencia. Campeona de España de Baloncesto a los 14 años con su equipo escolar, Mari Luz del Río disfrutaba como nunca de cancha en cancha.

Pero nada ni nadie imaginaba lo que iba a suceder cuatro años después cuando una lesión de menisco se cruzó en su camino cuando jugaba con la selección gaditana. Las molestias se fueron complicando hasta que la infección se apoderó de esa zona del cuerpo. Y así, de operación en operación, en busca de una solución que acabara con todos los problemas.

Sin embargo, lo peor estaba por llegar. Fue en Madrid, tras pasar por las manos del doctor Guillén y por la Clínica Ramón y Cajal, cuando dieron con la tecla. La enésima operación fue positiva pero poco después la fiebre hizo saltar las alarmas. Fueron 14 días en coma por una infección en la sangre. El diagnóstico era catastrófico. «Le dijeron a mi familia que la situación era muy negativa. De ahí no salía», señala Mari Luz.

Barrera tras barrera

Pese a todo, esta irreductible deportista llena de casta y pundonor superó el trance, y lo hizo saltando más barreras de las previstas. «Fue milagroso pero pude sobrevivir. Me tuvieron que amputar la pierna y, por si fuera poco, luego volvieron a intervenir porque la infección había vuelto. Llegó hasta la zona de la pelvis».

Ahí empezó su nueva vida. «Había que luchar, agarrarse a la vida y lo conseguí».

Lejos de hundirse o lamentar lo sucedido, Mari Luz inició su nueva aventura con ilusión y grandes dosis de atrevimiento. «Había que remar en esa dirección y así lo hice», apostilla.

Llegaba el momento de volver al deporte. Era una segunda oportunidad y no se podía desaprovechar. Cambió el parqué por la nieve y la canasta por los esquís: el esquí alpino era su nuevo reto. «En la Fundación me dieron la oportunidad y no lo pensé dos veces. Nunca había practicado este deporte, pero no dudé a la hora de empezar este reto. Acerté de pleno», afirma.

Y ahí están los resultados. «Es cierto que la primera experiencia fue un poco desastrosa porque fui al Campeonato de España con ocho días de entrenamientos. Sin embargo, progresé tanto que me proclamé campeona de España y logré la Copa Nacional. También he acudido a entrenamientos con la selección española».

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Irene Villa, compañera y amiga

Y junto a ella en el equipo de la Fundación aparece Irene Villa. Víctima de un atentado de ETA el 17 de octubre de 1991 en el barrio madrileño de Aluche, perdió las dos piernas y tres dedos de la mano izquierda. Ahora, entre otras facetas, es esquiadora paralímpica y uno de los grandes apoyos de Mari Luz. «Somos compañeras de equipo, de habitación durante las concentraciones y, sobre todo, buenas amigas. Es una persona a la que hay que conocer porque es admirable en todos los sentidos. Me ayudó en el tema de la amputación y gracias a ella encontré una prótesis que me viene genial para desarrollar mi trabajo y practicar deporte», recalca emocionada.

Regresar al Campeonato de España es una de sus apuestas. «Deseo iniciar la nueva temporada. El año pasado sufrí una caída y me fracturé la nariz y un dedo de la mano. Ahora quiero regresar para quitarme ese mal sabor de boca», señala la deportista de San Fernando.

Sin lugar a dudas, el esquí alpino ha marcado su trayectoria. Ahora bien, también tiene tiempo para otros deportes. «Fui pionera con la Fundación y la primera chica de la zona en jugar al pádel adaptado. Es un deporte que me fascina y este fin de semana estoy presente en el Open Nacional de Pádel Adaptado que se celebra en Madrid. Antes había que competir en cuadros masculinos, pero ahora ha aumentado la presencia femenina en estas citas».

Además, Mari Luz del Río apunta: «He estado presente en el Descenso del Sella Adaptado y he participado en el Open de Buceo en solitario. Todo ello ha sido posible gracias a la Fundación».

Ahora también ha retomado la práctica del baloncesto en la Bahía de Cádiz, pero tiene claro que sus gustos han cambiado. «Me quedo con el esquí porque me ha dado muchas alegrías. Es algo que me llena».

Su consejo en este sentido es claro: «Si algún día dejo de divertirme, me voy. El consejo que doy es que la primera premisa para practicar deporte es la diversión».

En definitiva, un ejemplo de superación y vitalidad. Con mayúsculas.

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