Así es la tumba de Pantani

El acceso no es sencillo al hotel Touring. Una enredada carretera que serpentea la montaña hacia el bosque en Madonna di Campiglio y acaba en un alojamiento de tres estrellas, construido en madera que el tiempo ha carcomido. Unas camionetas rojas que promocionan heladosdecretan que el Giro ha vuelto al lugar. En el Touring cavó su tumba deportiva Marco Pantani, al ser expulsado del Giro que tenía ganado en 1999 por exceso de hematocrito. La primera muerte. La segunda e inapelable llegó en otro hotel, otro tres estrellas de Rímini.

La familia Dallagiacoma regenta el Touring dede 1954, pero en la estancia no hay ningún recuerdo que evoque a Pantani. Muebles viejos, de los ochenta o noventa, suelo de madera, una amplia recepción con barra para café y licores, pero ningún motivo ciclista.

Al Touring y a Madonna di Campiglio se viene a esquiar, a lanzarse por las pendientes en invierno. Solo una vez, hasta el domingo, llegó el ciclismo a la estación.

El dueño del hotel recibe con cortesía a ABC y no pone reparos a la petición. Visitar la estancia y, en particular, la habitación que ocupó Pantani antes de ser expulsado del Giro por sospecha de dopaje.

El ciclista que dijo «puedo a mirar a mis compañeros a la cara» después de su humillación durmió en la habitación 27, segundo piso del local. Tercera puerta a la derecha de unos pasillos en neutros tonos crema. «Esta es. Viene bastante gente a visitarla de cuando en cuando. Habrá que pensar en cobrar 50 euros...», dice el propietario.

Una cámara de hotel de montaña, con un frontal de madera, una doble cama provista de nórdicos, una mesa oscura, una televisión diminuta y un amplio armario con perchas de los chinos. Eso es lo que vio Pantani antes de que su director, Giuseppe Martinelli -el actual jefe de Fabio Aru y Mikel Landa- le comunicase los resultados del control de sangre. El alojamiento cuesta 60 euros por persona y 100 por ocupación doble.

«16 años después, está como estaba», cuenta el dueño, que de momento no hace negocio con el mito.