CRÍTICA

Franco Fagioli, camino de la cima en Sevilla

El contratenor argentino ofreció el gran concierto de esta edición del FeMÀS

Franco Fagioli durante su actuación junto a Il Pomo d'Oro en el Espacio Turina JAVIER SIERRA

JOSÉ LUIS LÓPEZ LÓPEZ

Aparte de la ópera «Rinaldo» , pocos dudarán de que este ha sido el más grande concierto del presente FeMÀS . El Espacio Turina , a tope, era un signo previo. El público, expectante. Un extraordinario conjunto de seis músicos (2 violines, viola, cello, contrabajo, clave). Y la «explosión» de una estrella emergente , el contratenor argentino Franco Fagioli (Tucumán, 1981), que se dirige hacia la cumbre con paso firme . Eso es algo que no se presencia todos los días.

Por eso, la expectación se convirtió en entrega creciente , hasta llegar al entusiasmo sin reservas final. Fagioli demuestra un estado de solemne madurez vocal , donde la belleza del fraseo, el control de la respiración, la elegancia del estilo, la profundidad interpretativa , pero sobre todo una epicúrea búsqueda del sonido , con un hermoso color de mezzo, refleja las influencias de Bartoli o Von Otter , pero como excelsos referentes, nunca como meras copias.

Fagioli sabe mostrar su propia personalidad , un arte canoro basado en un uso virtuosístico de la coloratura , con un fluir natural de la voz, de a mplio registro , agudos pulidos, graves cavernosos y tersos, control de la respiración, la capacidad vocal con que dota a los diferentes afectos de las arias, escogidas por el mismo según la emocionalidad que le despiertan, desde el lamento, pasando por el espíritu bélico, el pastoril o la melancolía, consiguen un caleidoscopio fascinante y atractivo .

La morbidez del instrumento resulta muy atractiva en arias como «Crude furie» de Serse, donde el registro agudo y el salto de octava, aunque suene algo opaco, enriquece un aria que es pura pasión barroca . La alternación de los estados de ánimo o afectos, algo tan propio del barroco, resalta por ejemplo en la melancólica «Cara Sposa» de «Rinaldo». No terminaríamos nunca.

Pero la cercanía a la cima tiene su precio. Ahora será escuchado «con lupa». Ya tenemos las primeras objeciones : vibrato, previsibilidad . Avanti! Los «bises», hasta tres, «Se bramate» y «Ombra mai fu» (a petición) de Serse, y, finalmente, ¡otra vez más!, «Lascia ch’io pianga» de «Rinaldo»…

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