ANDRÉS SUÁREZ, CANTAUTOR

«En Cádiz la gente aún canta por la calle, esto es un paraíso de música y canción»

El cantautor ferrolano ha presentado en Cádiz, «donde estoy como en casa», su libro ‘Mas allá de mis canciones’, en el que relata algunos de sus temas

El cantautor Andrés Suárez, en el Pay Pay. ANTONIO VÁZQUEZ

ANDRÉS G. LATORRE

Los cantautores son culpables de muchas cosas. Algunas propias y otras atribuidas. Al ferrolano Andrés Suárez se le puede acusar de muchas cosas, como de su manía por «no cortarme el pelo» o de que «le escribo mucho a mis ex» (como le recriminan sus amigos), pero hay algo que nadie le puede recriminar: tener un amor impostado por Cádiz. En la presentación del libro ‘Más allá de mis canciones’ (editado por Aguilar) que tuvo lugar el pasado miércoles en el Pay Pay no dudó en referirse al escenario de la sala como «el mejor del mundo por tener el nombre de alguien como Javier Ruibal». Y a Cádiz, como un paraíso de «música y canción»

–A usted le conocíamos por su faceta como cantautor, ¿cambia el proceso creativo a la hora de componer y a la hora de escribir?

–Es otra universo. La literatura un mundo y componer otro muy distinto. La canción tiene una parte fácil que es el límite de 4 o 5 minutos. Un libro, en cambio, es infinito: llega un momento en que debes decidir escribir la palabra ‘fin’. El libro te ataca con la hoja en blanco, que te mira con cara desafiante y te sientes incapaz de ganar. El oficio de escritor hay que cuidarlo y mimarlo. (En su presentación, Suárez repitió mil y una vez que él no era ni escritor ni poeta, «¿cómo lo voy a decir teniendo en el libro a gente como Téllez, Benjamín Prado o García Montero?»)

–¿Cuánto de biografía hay en su libro y en sus canciones?

–Para bien o para mal, el 100%. Nunca he sido capaz de inventarme una historia. Lo que escribo es lo que sé. Es una condena. Si escribo, y canto, que amanecí enamorado en La Caleta es porque realmente pasó así. No sobra nada de realidad, quizá falte algo porque todo no se puede contar...

–Muchos cantautores muestran cierto temor a la hora de publicar sus composiciones sin música, ¿por qué?

–Porque al escribir estás teorizando con tu memoria. Yo reivindico el oficio de resucitar la memoria con la creación y, si no tienes el apoyo de la música, te enfrentas más directamente a tus recueros. Y algunos son muy dolorosos.

–El libro demuestra que, como en una buena película, el universo creado no se corta con el fin de la composición, que hay un más allá

–Yo creo que sí. Y por dos partes. Por una, por el mensaje, donde la palabra es más fuerte que la lógica, lo que da pie a que se den interpretaciones de canciones bastante mejores que mi intención. Y otro por la identificación del autor con la propia composición. Toda canción es un viaje. Si no viajara, no escribiría ni cantaría.

«En los relatos y las canciones todo es real; si digo que me enamoré en La Caleta es porque es real»

–Andrés Suárez empezó cantando en bares y en uno, el Pay Pay, presenta su libro, ¿qué le debe a estos templos?

–El aprender a saborear el fracaso. Yo soy un artesano, no un artista, trabajo mucho cada composición y muchas veces, en (o gracias a) los bares. En los bares he catado el fracaso de que no venga nadie a escucharte, de cantar sólo para los camareros. Y eso, cuando llenas un auditorio, te recuerda que el éxito no es real del todo, que puedes volver a cantar solo. Si empiezas a cantar y ya tienes miles de seguidores terminas perdiendo la visión de la realidad.

–El libro está rodeado de colaboraciones de grandes nombres como Ruibal, Víctor Manuel, Rozalén... ¿cuál le ha emocionado más?

–No podría quedarme con una en especial. Todos han contribuido a hacer mejor el libro. Todos son maestros, amigos, referentes. (En la entrevista relata uno por uno y extensamente los méritos de todos los colaboradores. A Javier Ruibal sólo le dedica ocho palabras: «Es el mejor cantautor de todos los tiempos».)

–¿‘Más allá de mis canciones’servirá para que se acerque un público nuevo o es un homenaje a quienes le han sido fieles?

–Mi intención es que alguien más se sume, lógicamente, pero es sobre todo una muestra de agradecimiento hacia mi público. Espero que la familia crezca con el libro. Yo me he limitado a escribirlo, elijan ustedes si quieren que sea una carta de presentación o un regalo para quien disfrutó de las canciones.

–¿Hay alguna canción a la que no se haya atrevido a ponerle el cuento?

–Muchas. Algunas porque el recuerdo era tan intenso que no me he atrevido y otras porque, bueno, a veces hay que guardar silencios porque hay más personas implicadas.

–Usted es orgullosamente ferrolano, pero no deja de repetir lo cómodo que se encuentra en Cádiz.

–Aquí me siento como en casa. Repito tanto que me encanta Cádiz que en Galicia se enfadan a veces conmigo. De Cádiz me encanta que todavía se canta, eso es acojonante. Durante un tiempo se nos prohibían el cante en Ferrol, ¡llegas a la piscina y hay un cartel de ‘Prohibido cantar’! De hecho, allí, sólo lo hace la gente más mayor y lo hace muy bien. Y en Cádiz, sin embargo, se canta en todas partes (en la piscina, en la calle, con los amigos y gente de todas las edades). Y eso me emociona profundamente. Es algo que echaba de menos y que recupero cada vez que vengo. Cuando llegué a la ciudad por primera vez, en un momento, se me acercó un chico sin camiseta, con una guitarra cantando flamenco... y lo hacía genial. Cádiz es irrepetible, es la única ciudad del mundo en la que sientas el mar cuando te bajas del tren.

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