LITERATURA E ILUSTRACIÓN

Pedro Tabernero pone imagen a la inquietud del terror

El editor presentó ayer dos nuevos volúmenes de la colección «El desertor del presidio», que dedica a este género

Presentación del libro «El desertor del presidio» JUAN JOSÉ ÚBEDA

JESÚS MORILLO

Pedro Tabernero es uno de los escasos editores-autores que hay en Andalucía. Las colecciones que va publicando en su Grupo Pandora lo muestran atento tanto a la literatura, con especial acento en la poesía, como al desarrollo de un apartado gráfico y visual acorde con la calidad de los textos, y que han firmado, entre otros, ilustradores como el asturiano Alfredo , el último Premio Nacional .

Alfredo fue, precisamente, uno de los ilustradores —la otra fue Nicole Claveloux — de los dos primeros números de la colección «Relatos del desertor del presidio» , que Tabernero dedica al terror y al género fantástico, y que inauguró con los números 0 y 1 el escritor sevillano Julio Manuel de la Rosa .

Esta colección permite a este editor plantear desde cero el proceso creativo de los libros, que se inicia con la elección de un autor para que escriba un relato. Una vez concluida la edición del texto, Tabernero busca un ilustrador para que desarrolle gráficamente la historia, en un proceso que supervisa el propio editor. «El ilustrador suele realizar un centenar de dibujos, de los que al final se incluyen entre sesenta y cincuenta en el libro», explica.

La complejidad de la edición hace que se editen un par de volúmenes al año de esta colección, cuyos números 2 y 3 se presentaron ayer en el hotel Alfonso XIII . Se trata de «El rumor de los ángeles», escrito por Eliacer Cansino e ilustrado por Juan Manuel Fontela ; y «El extraño caso de Bienvenido», de Javier Salvago y Daniel Rosell . Ambos cuentan con prólogos firmados por Manuel Vicent y Manuel Lozano Leyva , respectivamente.

Todos ellos, además de Tabernero y el director del hotel sevillano, Carlo Suffredini , intervinieron ayer en la presentación de unos libros que buscan la comunión entre imagen y literatura. Porque, como afirma el editor, «¿quién no ve los grabados de Doré cuando piensa en Don Quijote ? El ilustrador, con la alquimia de su arte, consigue que dos mundos distintos, el de la palabra y el de la imagen, no solo coexistan, sino que se enriquezcan».

De esta forma, ilustración y literatura se dan la mano para producir, como señala Manuel Vicent en su prólogo, la «inquietud», la «desazón», que «se produce en el fondo del cerebro, de donde nace la sinrazón del miedo que no acaba de encontrar su nombre». «En el aleteo sutil de la duda», añade, «está el arte del terror».

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