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La Gloria Fuertes más desconocida: lo que amó y lo que dijo de sí misma

En su obra lo más importante no es la literatura infantil, que le dio fama, sino los poemas brillantes, profundos y cercanos

MADRID Actualizado: Guardar
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Gloria Fuertes es famosa y, sin embargo, es muy desconocida. Detrás del afable personaje literario de los cuentos infantiles -y los poemas de rima facilona- hay una autora profunda y cercana, moderna en una época en la que las mujeres no tenían fácil el espacio en la vida pública española, ni en la literaria ni en ninguna otra. Así podemos reivindicar hoy a la autora que ha merecido el Doodle de Google, en el 99 aniversario de su nacimiento.

Más allá de poemas típicos de su universo, como este:

«Ante las injusticias de la vida

salto como la leche hervida»

textos que denotan ese universo un poco facilón, entre el poeta clown y la cultura popular, se esconde una Gloria Fuertes distinta, una escritora de profundas convicciones, agallas para la vida y muy buenos textos.

¿Alguien sabe que uno de los más hermosos poemas breves sobre el amor y el desamor lo escribió Gloria Fuertes? Pasen y lean a la poeta:

«Es difícil corregir

en vidrio, acuarela

y amor.»

«A los 9 me pilló un carro y a los 14 me pilló la guerra»

Pero nadie sabía mejor que Gloria Fuertes lo fuertes y difíciles -valga la redundancia- que eran los tiempos que le tocó vivir. Una España que entró en tromba, con la Guerra Civil que vivió de niña, y una posguerra triste y destartalada, en la que todo resultaba duro y represivo. Como todo gran autor, Gloria Fuertes ha dejado testimonio de aquellos años, eso sí, coloreado por su gran corazón optimista. En su Autobio nos cuenta su vida de un modo lleno de desapego y mucha emoción transferida. Vale la pena leerlo tal cual:

AUTOBIOGRAFÍA

Gloria Fuertes nació en Madrid

a los dos días de edad,

pues fue muy laborioso el parto de mi madre

que si se descuida muere por vivirme.

A los tres años ya sabía leer

y a los seis ya sabía mis labores.

Yo era buena y delgada,

alta y algo enferma.

A los nueve años me pilló un carro

y a los catorce me pilló la guerra;

A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.

Aprendí a regatear en las tiendas

y a ir a los pueblos por zanahorias.

Por entonces empecé con los amores,

-no digo nombres-,

gracias a eso, pude sobrellevar

mi juventud de barrio.

Quise ir a la guerra, para pararla,

pero me detuvieron a mitad del camino.

Luego me salió una oficina,

donde trabajo como si fuera tonta,

-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.

Escribo por las noches

y voy al campo mucho.

Todos los míos han muerto hace años

y estoy más sola que yo misma.

He publicado versos en todos los calendarios,

escribo en un periódico de niños,

y quiero comprarme a plazos una flor natural

como las que le dan a Pemán algunas veces.

Para todos aquellos que quieran descubrir a la verdadera autora, su verdadero corazón y su mirada adulta y apasionada sobre el mundo, les recomendamos el libro que publicó la Editorial Cátedra: «Historia de Gloria (Amor, humor y desamor)». Hay mucha más Gloria de la que parece

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