ARTE

El «Double Bind» de Juan Muñoz se PLANTA en España

«Double Bind», la obra maestra de Juan Muñoz, la que le dio entrada en la Tate londinense, se exhibe por primera vez en España. Su escenario es el proyecto PLANTA, una ambiciosa iniciativa en Lérida que aúna arte y empresa

Detalle del montaje de «Double Bind» en PLANTA ABC
Javier Díaz-Guardiola

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Los que disfrutaron la pieza en 2001 en la Tate , en lo que entonces se conocía como Proyecto Unilever , a mayor gloria de su patrocinador, no han podido olvidarla. «Double Bind» se convertía por méritos propios en una obra maestra del arte contemporáneo internacional y se alzaba con algunos récords que aún no han sido superados: el primero, convertir a su autor, el madrileño Juan Muñoz (1953-2001) en el primer español en formar parte de este programa. Como «telonera» había contado con la nada desdeñable Louise Bourgeois . Palabras mayores. Sólo así nos hacemos una idea de la envergadura del asunto. Segundo, que hasta la fecha, pocas instalaciones en esa Sala de Turbinas han sabido ocupar el espacio como lo hizo este artista. Muchos son los que han metido allí «piezas gigantescas» , pero los menos los que han conseguido dialogar con su rotundidad, con sus formas, con sus límites. Eso sí que tiene más mérito.

Crece la leyenda

Meses antes de que «Double Bind» se despidiera de Londres, su autor fallecía, ampliando así su leyenda . Como recuerda su viuda, y salvo un pequeño paréntesis en una versión reducida para Hangar Bicocca (Milán), en 2015, la monumental pieza ha estado desde entonces durmiendo el sueño de los justos en cajas; 16 años . Hasta ahora...

Porque un curioso proyecto artístico-empresarial, PLANTA , promovido desde Lérida por la firma de construcción Sorigué y la Fundación homónima, la despiertan de su letargo y le generan el escenario necesario para su despliegue en –¡atención!– la planta originaria de esta empresa en La Plana del Corb , un complejo industrial en activo en la localidad de Balaguer, el que fuera el núcleo fundacional de la marca antes de que esta comenzara a diversificar sus actividades.

Posiblemente habría sido complicado haber encontrado un espacio más propicio para la exhibición de una obra con unas necesidades técnicas como las de la de Muñoz

De esta forma, «Double Bind» vuelve a ser visitable desde noviembre en un entorno a priori poco propicio para ello (y por ello, previa cita), lejos de la sede de la Fundación en Lérida (que alberga una colección de arte de más de 450 obras), un ámbito más lógico para la conservación y presentación de sus conjuntos. Pero cuidado: posiblemente habría sido complicado haber encontrado un espacio más propicio para la exhibición de una obra con unas necesidades técnicas como las de la de Muñoz. No en vano, ésta se ha instalado en una antigua nave empleada anteriormente para la fabricación de dovelas de hormigón , y reformada ahora para la pieza siguiendo las líneas y dimensiones exactas que «Double Bind» tuvo en la Tate.

Así, su superficie final es de 2.000 m2 , en una extensión de unos 100 metros de largo por 20 de ancho, y una altura de 18, para lo que hubo que elevar la nave en más de una decena, mientras se ha horadado su base para incorporar a su arquitectura una rampa similar a la de la antigua central eléctrica que es ahora museo en Londres, y que separa 40 metros en pendiente al espectador de la instalación.

Detalle del piso superior de «Double Bind» ABC

Una vez dentro, la experiencia inmersiva para nada le hace pensar a uno que no se encuentre en un centro de arte de relumbrón , mientras experimenta de primera mano el proyecto de Muñoz tal y como éste lo concibió: su nivel superior, desde donde se observa un paisaje óptico no transitable pero al que llegan dos ascensores que marcan una peculiar banda sonora con su funcionamiento, y que alcanzan el techo de la sala. Estos también se desplazan hasta el nivel inferior, por donde sí que puede moverse, entre columnas, el espectador, y cuya atmósfera recuerda la oscuridad de un garaje . Desde allí, si eleva la vista, se apreciará el espacio intermedio, habitado por las personales figuras del escultor, más de veinte, aisladas o en grupos; relacionándose entre ellas o absortas; dialogando con ventanas, puertas, aparatos de aire acondicionado... En definitiva, Juan Muñoz en estado puro .

La presentación de «Double Bind» sirve además para permitir el acceso del público a un proyecto, el de PLANTA, reservado hasta ahora a los directivos y trabajadores de la fábrica, y del que la propuesta del madrileño (comisariada esta vez por su viuda, la también escultora Cristina Iglesias , y Lucía , hija de ambos) es tan sólo la punta del iceberg. Porque sin vaciar de contenidos las salas de la fundación ilerdense (en breve se presentará allí una muestra del colombiano Óscar Muñoz ), antes del pabellón de «Double Bind» llegó, hará unos tres años, otro para Anself Kiefer (con tres monumentales obras del alemán atesoradas por la colección y que dialogan con otra de Antony Gormley y una última de Leonardo Drew . El conjunto alterna los grandes nombres con los de artistas más desconocidos, con el ser humano como hilo conductor).

En un antiguo refugio antiaéreo

Cerca del mismo, un antiguo refugio antiaéreo de la Guerra Civil acoge el vídeo «The Return», de Bill Viola , mientras se acondiciona un inmenso cobertizo para una segunda instalación de este autor: «Ocean Without a Shore» (2007). Y otras tantas naves se preparan para los «site-specific» ya encargados a Chiaru Shiota (su apuesta se disfrutará desde arriba, pues estará soterrada), al Premio Princesa de Asturias William Kentridge o al cineasta Wim Wenders , que rueda ya una película sobre la incidencia del tiempo en La Plana del Corb. La guinda del pastel llegará en un par de años, cuando esté culminado en el mismo emplazamiento el edificio que construyen I. Ábalos y R. Sentkiewicz para el grueso de la colección y que, junto al resto de la iniciativa, se presentó este mes en la Bienal de Chicago.

Detalle del pabellón de Kiefer J. D.-G.

Y aunque la de «Double Bind» es una cesión por cinco años , hay quien ha visto en PLANTA semejanzas con la propuesta de Inhotim en Brasil . Cierto que Cataluña no es la selva brasileña , pero lo que queda por estos pazos de la ribera del Segre resulta igual de pintón, sobre todo si tenemos en cuenta que algunas de las zonas ya inutilizadas en estos terrenos de más de 300 hectáreas se están repoblando con un gran olivar (en el que campan a sus anchas dos cabezones de Antonio López ), del que el grupo obtiene su propio aceite, gracias a un nada desdeñable molino. PLANTA recuerda más a iniciativas cercanas como la Ciudad Financiera del Santander en Boadilla del Monte o la Fundación Cerezales , en Cerezales del Condado (León), sin ser nada de eso. Una apuesta personal de la actual presidenta de la Fundación Sorigué y de su empresa, Ana Vallés , basada en la idea de rotorno social de los beneficios empresariales y el deseo de vincular procesos productivos y enriquecimiento cultural.

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