Fotografías de Rubendarío en MEEU
Fotografías de Rubendarío en MEEU - ABC
ARTE

El desnudo fotográfico se hace un hueco en la galería de arte

La Semana del Orgullo Gay en Madrid se convierte en escenario para la celebración anual de «PhotoPride» en los espacios de MEEU de la estación de Chamartín. Un proyecto que quiere hacerle sitio en el mercado a la foto centrada en el desnudo

MADRID Actualizado: Guardar
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Dice que cuando entró en este lugar por primera vez sintió «vértigo horizontal», dada la altura de la inmensa estancia. Poco debe de quedar ahora mismo del escenario que presenció en su día Rubendarío, nuestro protagonista, tras el gran trabajo para cubrir con cortinas, panelar y convertir en sala de exposiciones temporal esta gigantesca nave en la emblemática estación de Chamartín que ahora conforma los espacios de MEEU, ámbito de la firma Madrid Exposiciones y Eventos Urbanos, que es la empresa propietaria de algunos de los locales de ocio más emblemáticos de la capital, y que de vez en cuando dedica este lugar sobre el que ahora escribimos a eventos culturales.

La firma se puso en contacto con Rubén D. Márquez (el mencionado Rubendarío, fotógrafo de origen venezolano afincado en Madrid desde los años noventa), cuando decidió desarrollar «PhotoPride», el proyecto fotográfico que hace sus presentaciones estos días y que, con vocación anual, tiene como objetivo poner el acento en el uso que los creadores actuales hacen del desnudo como disciplina artística. «La idea –explica su director– es generar un salón fotográfico con el desnudo como temática, ya que consideramos que es un género que ha sido abandonado por las galerías, pese a ser cultivado por muchos artistas, que al final han visto cómo este se veía relegado a otros soportes como los libros de autor o las revistas [«Kink», de Paco y Manolo, o la más joven «Manolozine», de Manel Ortega, son buenos ejemplos], cuando no se identificaba directamente con la pornografía».

Hacerse un hueco entre los coleccionistas

Miguel Trillo, también fotógrafo –este reputado artista está exponiendo ahora en el CA2M sus orígenes como artista–, denuncia lo complicado que lo tiene la fotografía documental para hacerse un hueco entre los coleccionistas («sobre todo el retrato»). Es fácil imaginarse cómo el desnudo cuenta todavía con un mayor número de obstáculos. «Queremos demostrar que este subgénero fotográfico también es arte, con un número elevadísimo de artistas que lo cultivan y una historia interesantísima».

Los promotores de «PhotoPride» nos recuerdan que la aparición del cuerpo desnudo en fotografía es tan antigua como la historia de la técnica. Si bien su misión en esos inicios fue la de aportar material a los pintores para sus retratos, pronto surgirían artistas que dirigirían su objetivo hacia este como un fin en sí mismo: de Edward Steichen a Man Ray o André Kertész en las vanguardias, llegando, en la mitad del siglo XX, a fórmulas en la que el cuerpo se entiende como herramienta lúdica (en ello tuvieron mucho que ver los modelos de pudicia e impudicia que fue generando en el imaginario colectivo la revista «Playboy»), lo que contribuirá a cierta liberación sexual en Occidente, con nombres tan sobresalientes como los de Helmut Newton, Richard Avedon, Irving Penn, Herb Ritts, Mapplethorpe o Peter Hujar (recientemente expuesto en Barcelona por Mapfre). Frente a estos, los artistas que entienden el cuerpo (no tanto la desnudez) como campo de batalla.

«Este es un género que ha sido abandonado por las galerías, que al final ha visto cómo se veía relegado a soportes como los libros o las revistas, cuando no se identificaba directamente con la pornografía»

«PhotoPride» se pone como meta convertirse en una cita anual con el desnudo como leit motiv para dar cuenta del momento de eclecticismo que vive el género, invitando cada año a tres o cuatro artistas, nacionales e internacionales, consagrados o emergentes, para mostrar su aproximación a esta temática en un espacio que durante unos quince días por estas fechas hará las veces de museo (por la envargadura, la presentación y las producciones que desarrolla), pero también de galería (al ser este un espacio de entrada gratuita en el que todas las obras están a la venta).

«Creemos que estas fechas, a finales de junio y comienzos de julio, son ideales porque coinciden con el Orgullo Gay –y el desnudo siempre se ha asociado al colectivo–, y también con PHotoEspaña, lo que lo convierte en una cita más que complementa al festival por su temática», explica Rubendarío. La intención, además, es que, con el tiempo, no sea necesario esperar un año para que MEEU vuelva a despertarse, sino que este escenario se convierta en sede para llevar a cabo presentaciones, mesas redondas y otras investigaciones en torno a estos contenidos.

Detalle de las obras de Joan Crisol en MEEU
Detalle de las obras de Joan Crisol en MEEU- ABC

Sin duda, no se ha escatimado en gastos para esta primera edición de la iniciativa –que ha sido coordinada por Corina Arranz y Ana Blanco–, para la que se ha producido la totalidad de la obra (más de medio centenar de retratos y a unos tamaños de palacio versallesco) de los tres artistas convocados: el propio Rubendarío (Venezuela, 1966), junto a Álvaro Villarubia (1964) y Joan Crisol (1974). Ninguna mujer en la convocatoria –para la que se reconoce que se ha trabajado en tiempo récord en un deseo por llegar al WorldPride Madrid–, aunque se espera subsanar el error en próximas entregas («No obstante –puntualizan– cuesta encontrar a creadoras que se ocupen exclusivamente de estas cuestiones en fotografía»).

Los tres autores de «Fotografía al desnudo» comparten intereses y elementos constructivos que unifican la propuesta, de forma que las series presentadas por cada uno de ellos se convierten en vasos comunicantes del resto. Sirve también para unificar toda la cita (que se presenta bajo un ambiente teatralizante, casi a oscuras, con los focos apuntando a las obras generando tensión y barroquismo), un audio que acompaña al espectador durante todo el recorrido y que identificamos con los gemidos de un sujeto realizando algún esfuerzo. En su ambiguedad reside su fuerza.

Estética hedonista

Zigzagueante es el circuito planteado para las obras del propio director del espacio, Rubendarío, del que se presenta parte de su serie «Erotikclown» (2003-2009), un trabajo de largo recorrido con los payasos como modelos desde los que el artista invita a descubrir unos cuerpos en los que el maquillaje termina funcionando como máscara y pantalla («el cuerpo es la escultura resultante de tu vida –considera este autor–. Cada peca y cada pliegue guardan el secreto de tu belleza»).

«PhotoPride» se pone como meta convertirse en una cita anual con el desnudo como leit motiv para dar cuenta del momento de eclecticismo que vive el género

Bien es cierto que los tres artistas comparten una estética hedonista, portavoz de la belleza del cuerpo esculpido, el trabajado. Este adquiere mayor dramatismo en Álvaro Villarrubia (habital de publicaciones como «Shangay Express» o «Zero»), que carga aún más las tintas en el elemento erótico con el conjunto «Purgatorio» (2008-2016), en el que las acrobacias circenses y la estética «leather» convierten en protagonistas de algunas de sus composiciones a actores porno como François Sagat o bailarines como Davide Zongoli. Este último es también modelo de Joan Crisol («el cuerpo es una herramienta de seducción maravillosa»), del que se sirve en la serie «Davide» para generar composiciones y atmósferas futuristas en un juego de luces y de confecciones del diseñador Mario Vill, entendidos como esculturas efímeras que acompañan las pieles desnudas del modelo. Por su parte, en el conjunto «Antonio» (2016), el blanco y negro hace por primera vez acto de presencia en la exposición. «Es lo que hay», reza uno de los tatuajes de su pecho, escritura sobre una piel que marca la lectura de los retratos de este deportista.

La muestra permanecerá abierta hasta el 16 de julio (y en horario de tarde, salvo esta semana, que también abre a las 12:00), sobre la emblemática estación de Chamartín. Es fácil llegar hasta ella siguiendo desde el vestíbulo de la misma los logos de la iniciativa, un diafragma medio abierto de una cámara de fotos, adornado con los colores de la bandera arcoíris. Los mismos que pueden pecibirse en la cubierta del espacio, en una ambientación con la firma de Aurora Gámez y que allí se recrea con sutiles focos de luz. «Sabemos que no estamos en pleno centro de Madrid, pero está bien que las iniciativas en torno al Orgullo y el WorldPride se expandan y busquen otros escenarios –puntualiza el director de «PhotoPride»–. Además, somos conscientes de que no todo el público de este tipo de actos están aquí por la fiesta. También muchos tienen inquietudes culturales». Esperemos que sean «carnales». De esto va «Fotografía al desnudo».

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