Vista de la sala del MNAC en la que se exponen las pintuas de Sijena
Vista de la sala del MNAC en la que se exponen las pintuas de Sijena - ABC

Las pinturas del monasterio de Sijena llegan a los tribunales

Arranca en Huesca el juicio que enfrenta a Cataluña y Aragón por los murales románicos que se exponen actualmente en el MNAC

BARCELONA / ARAGÓN Actualizado: Guardar
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Nuevo frente judicial a cuenta del patrimonio artístico religioso y, una vez más, los mismos protagonistas: Cataluña y Aragón. Si en los últimos meses las dos comunidades se han visto las caras en los juzgados para dirimir la propiedad de las 97 piezas que la Generalitat catalana compró a las monjas del monasterio de Sijena (Huesca) en 1983, 1992 y 1994 y que el Gobierno aragonés reclama como propias, ayer arrancó en Huesca el juicio en el que se deberá decidir el futuro de las pinturas murales de la sala Capitular del Real Monasterio de Sijena, un excepcional conjunto románico que luce hoy en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).

Como ocurre con el centenar de piezas del cenobio del monasterio, el juicio surge a raíz de una demanda del gobierno aragonés, que reclama la restitución de las pinturas murales del siglo XIII aunque, más allá del espinoso asunto de la propiedad, está la diferencia de criterios: mientras Aragón sostiene que las pinturas fueron expoliadas en 1936 por José Gudiol, Cataluña defiende que el historiador no hizo más que salvaguardar un patrimonio que, de otro modo, habría sido pasto de las llamas tras el asalto y saqueo de una columna de milicianos anarquistas.

Esa tesis fue precisamente la que defendió ayer el director del MNAC, Pepe Serra, quien subrayó ante la juez que la retirada de las obras fue una operación de salvamento y aseguró que, además de estar perfectamente conservadas en su actual emplazamiento, los murales, muy maltrechos y sin policromía a causa del fuego, cobran aún más valor dentro del relato románico del MNAC. Serra también quiso destacar que el museo barcelonés es el centro de referencia en España para el arte medieval, y que la salida de las pinturas del MNAC, donde se exponen en una sala creada expresamente, podría dañar irremediablemente el conjunto.

Imagen de 1960 facilitada por el MNAC en la que se ve cómo el restaurador del MNAC, Joaquim Pradell, retira una pintura con ayuda de un vecino de Villanueva de Sijena
Imagen de 1960 facilitada por el MNAC en la que se ve cómo el restaurador del MNAC, Joaquim Pradell, retira una pintura con ayuda de un vecino de Villanueva de Sijena - ABC

Es más: desde el museo también se apunta que en ningún caso se discute la propiedad de las pinturas, aunque aseguran que los riesgos de restituirlas en su emplazamiento original, actualmente en proceso de restauración, superarían cualquier posible beneficio. En cualquier caso, para la parte catalana no deja de ser significativo que varios habitantes de Villanueva de Sijena colaboraran con Gudiol en la extracción de los frescos y que, años después, en la década de los sesenta, se llevase a cabo una segunda extracción con el beneplácito del Gobierno.

Propiedad y comodato

Para la parte aragonesa, una de las claves de la demanda es que la Generalitat no puede acreditar documentalmente la propiedad de los murales. Uno de los documentos aportados desde Aragón es una carta remitida en septiembre de 1943 por el entonces director general de Bellas Artes, el Marqués de Lozoya, al delegado del museo catalán, Xavier de Salas, en la que se precisa que las pinturas no pueden ser expuestas en el museo catalán ya que su destino «es el sitio de donde procedían».

Por su parte, la Generalitat y el MNAC esgrimieron ayer el documento del comodato que se firmó con las monjas del monasterio en los años sesenta para poder exponer los murales en régimen de préstamo indefinido. Son precisamente otras monjas de esa misma orden religiosa, la de la San Juan de Jerusalén, las que ahora ha otorgado poderes al Gobierno de Aragón para demande a MNAC y al Gobierno -la Generalitat comparece por voluntad propia- y solicite al restitución de los murales.

Precisamente una de las pruebas que la juez aceptó incorporar ayer a la causa es un documento del Vaticano que legitima la delegación de poderes hecha al Ejecutivo aragonés por la madre federal de las monjas sanjuanistas. Este documento fue impugnado por la parte catalana, aunque la juez acabó rechazando tanto la impugnación como la petición de aplazamiento del juicio.

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