La Blancanieves rubia y otros secretos de los clásicos de Disney

La exposición «Disney. El arte de contar historias» presenta un recorrido de un siglo por la creatividad de la compañía

JESÚS MORILLO

Cuando a mediados de los años treinta del siglo pasado Walt Disney apostó por hacer el primer largometraje musical de animación de la historia, la mayoría lo tomó por loco y tuvo que empeñar hasta su casa para sacarlo adelante. Pero cuando en 1937 estrenó «Blancanieves y los siete enanitos» escribió la primera línea de una nueva forma de contar los cuentos de hadas y las leyendas, capaz de seducir a grandes y pequeños de diferentes generaciones, en una trayectoria de éxito que ha sabido adaptarse a los tiempos y que llega hasta «Frozen» (2013).

Aquella primera película se filmó en celuloide, mientras que la historia del reino del hielo se generó por ordenador. Sin embargo, las señas de identidad siguen siendo las mismas, desde las canciones al sentimentalismo en las historias , pasando por la constante innovación en las técnicas y soportes, así como la búsqueda máxima de creatividad en lo formal, de lo que «Fantasía» (1940) es un gran ejemplo.

Todo esto puede apreciarse en la exposición «Disney. El arte de contar historias», que hoy abre sus puertas hasta el 18 de febrero en el CaixaForum de Sevilla y que después viajará al resto de centros de esta entidad, siendo sus primeras paradas en Barcelona (marzo) y Madrid (julio) . Un recorrido por el fascinante universo que creó Walt Disney y que quiere, entre sus mayores atractivos, mostrar la trastienda de los estudios, es decir, las numerosas pruebas y errores que los creativos de la compañía realizan para crear unas obras y personajes que, como Mickey Mouse, se han convertido en un icono del siglo XX.

Blancanieves rubia

Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que el proceso creativo de «Blancanieves y los siete enanitos» arrancó cuatro años antes de su estreno y que los creativos realizaron múltiples pruebas y bocetos, algunos de los cuales pueden verse en la exposición. Es el caso de un dibujo con una Blancanieves de larga melena rubia u otro boceto en el que hoy nos remitiría, por sus grandes ojos, al universo del manga.

Ese quehacer también puede seguirse atendiendo lo que se denomina una hoja de personaje («Rough Model Sheet»), con Mickey Mouse en diferentes posturas, que servía de guía para que los creativos de «El sastrecillo valiente» (1938) lo dibujaran de manera uniforme; pero también en un esquema de color («Key Color»), que muestra los diferentes tonos cromáticos que tendría en pantalla el corto «John Henry» (2010). Todos estos materiales dan una idea del proceso creativo de la f actoría Disney , cuyo poder de influencia era ya apreciable a finales de los años treinta, como muestra una carta, presente en la exposición, de quien era entonces la primera dama de Estados Unidos Eleanor Roosevelt, en la que pide a Walt Disney que llevara a la gran pantalla el cuento popular «Stamble Peter» por su carácter edificante, del que se incluyen, incluso, dibujos preparatorios.

Del lápiz al ordenador

Estos son solo algunos detalles que ofrece la exposición «Disney. El arte de contar historias» , que han coproducido la Obra Social «la Caixa» y la Walt Disney Animation Research Library, la institución que guarda todo el material generado por la compañía, un total de 65 millones de piezas, de bocetos a imágenes generadas por ordenador, desde 1920 hasta la actualidad.

La exposición propone un recorrido visual, a través de 212 piezas, delimitado por dos de sus mayores éxitos: «Los tres cerditos» (1933) y «Frozen» (2013). Así, en el recorrido se suceden dibujos de personajes y escenarios creados con gran variedad de técnicas, notas de producción, esbozos, páginas de guión, la proyección de tres cortos y el documental «How Walt Disney Cartoons Are Made» (1939).

Como explicó la directora de la W alt Disney Animation Research Library y cocomisaria, Mary Walsh , la muestra se ha estructurado siguiendo dos premisas: presentar cómo la animación se ha convertido «en un instrumento muy importante» a la hora de contar los cuentos; y destacar el «arte» que contienen los largos y cortometrajes de la compañía. Un trabajo colectivo de los dibujantes de la compañía, señaló Walsh, aunque supervisado por el genio creativo de Walt Disney.

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