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Patrimonio

Las maravillas ignoradas de Cádiz

La ciudad encierra un rico patrimonio que pasa desapercibido para gaditanos y turistas

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Cuando Ulises regresaba a su patria, una tempestad sacudió su barco durante nueve días. Al décimo, se vio obligado a refugiarse en una isla. Tres de sus mejores hombres desembarcaron para reconocer el terreno y comieron los dulces manjares que les ofrecieron los nativos. Embriagados por la flor de loto, perdieron voluntad y memoria. Se sumergieron en un estado letárgico, que les persuadía para quedarse allí para siempre, abandonados de si mismos, sin conciencia de su pasado.

Parte del patrimonio de Cádiz vive este olvido mientras las instituciones permanecen amodorradas ignorando el potencial y la riqueza de la ciudad. Existen tesoros que permanecen ocultos para los gaditanos y para los turistas. En ocasiones es por desconocimiento, otras es por falta de medios, las más, por desidia pero lo cierto es que muchas de estas joyas que permanecen arrinconadas.

Maravillas ocultas que tan solo unos privilegiados tienen la suerte de conocer y que sin embargo, con voluntad y ganas, pueden salir olvido y servir para insuflar vida Cádiz porque «la cultura es un elemento dinamizador de la economía y el empleo».

Casa del Pirata
Casa del Pirata

Las Cuevas de Mariamoco son inaccesibles para el común de los mortales. Las entradas a las galerías que recorren el subsuelo de la ciudad están selladas por orden del Ayuntamiento de Cádiz si se exceptúa un pequeño tramo de propiedad particular en la calle Tamarindos. Caminar, –en algunas ocasiones casi reptar– por las entrañas de la ciudad puede ser peligroso para la integridad física porque el interior de los túneles puede haber gases y no hay iluminación. Los pasadizos no están acondicionados para recibir visitas actualmente, sin embargo en ciudades como Roma, Escocia y París la visita a las catacumbas es una experiencia fascinante y rentable.

Otra joya desconocida es la torre vigía de planta octogonal y evocador nombre que se erige en la calle José del Toro. Su propietario, Manuel Morales de Jodar, es un particular sevillano que ha logrado restaurar el inmueble y le ha devuelto el esplendor de antaño a La Bella Escondida. ¿Por qué no permitir las visitas de grupos concertados un día a la semana para que admiren y conozcan este patrimonio?

La Casa-Palacio de los Mora se hace eco de este planteamiento. Situada en el casco antiguo de Cádiz, ocupa una de las fincas de la calle Ancha. Su fachada está realizada con piedra ostionera y mármol que fue traído especialmente de Carrara en Italia. Este palacio, enclavado en uno de los barrios considerados más pujantes del Cádiz de la época, va poco a poco despertando el interés entre el público. El número de visitantes por día es limitado, pero se puede visitar los miércoles concertando una cita previa a través del correo casapalaciodemora@gmail.com.

En el lado opuesto de la balanza, la Casa del Pirata que se localiza anexa al conocido bar Nahú pero que permanece ignorada y en estado ruinoso pese a tener nivel de protección 0, similar al que tiene reconocido la Catedral.

En cuanto al patrimonio religioso, la Capilla Real de Nuestra Señora del Pópulo permanece cerrada y la Capilla de Santa Catalina de Capuchinos se abre muy poco. La Iglesia de la Divina Pastora de la calle Sagasta permanece cerrada desde hace más de un año por falta de fondos para su mantenimiento porque, aunque no presenta daños estructurales, necesita renovar su instalación eléctrica. El templo es primero del mundo dedicado a esta advocación mariana y uno de los mejores ejemplos del arte barroco en la ciudad.

Iglesia de la Divina Pastora
Iglesia de la Divina Pastora

Hace poco más de tres meses se llegó a un acuerdo entre el Ayuntamiento y Telefónica para cambiar el uso del Pirulí de Cádiz para que sea posible dar un uso turístico a esta infraestructura. Permite visitas en contadas ocasiones pero cuando abre sus puertas al público siempre completa el aforo porque las vistas panorámicas de la ciudad desde sus más de 90 metros son espectaculares.

El faro del Castillo de San Sebastián es otro de los espacios que tiene restringido el acceso. Situado en el interior de la fortaleza del mismo nombre depende de la Autoridad Portuaria de Cádiz y destaca porque es el único de estructura metálica existente en España.

El 30 de septiembre de 2013 el faro cumplió cien años desde su puesta en funcionamiento y la efeméride paso sigilosa por el calendario. Sin embargo, esta estructura de 39 metros sigue alumbrando y su luz es un referente fiable que puede verse desde 45 kilómetros de distancia. Ulises invirtió diez años en regresar a Ítaca tras la Guerra de Troya. ¿Cuánto se tardará en rescatar las maravillas de Cádiz del olvido?

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