"Una final más es algo inolvidable para esta generación y España"
El 'santo' reapareció en Fortaleza. Descansó frente a Tahití y Nigeria, pero Casillas recuperó la titularidad que Del Bosque le concedió en el debut frente a Uruguay y, ante los italianos, junto al poste en la prórroga cuando ya estaba batido, volvió a ser el salvador de España. Con dos paradas a sendos cabezazos del sorprendente Maggio, cuando la 'Azzurra' estaba siendo superior, aunque en la primera el portero y capitán de 'La Roja' se quedó a media salida y en la segunda fue el lateral italiano quien remató mal, al cuerpo de Iker. Necesitaba el guardameta una actuación así para reivindicar su sitio en la campeona del mundo, tras perder la confianza y alimentarse aún más el debate de la portería que Casillas tenía antes garantizada.
Después de reconocer haber «llorado, sufrido y pasarlo mal» a causa de su guerra con José Mourinho, que ninguneó no solo a un icono del madridismo, sino del fútbol español, Casillas reforzó en la primera eliminatoria directa de la Confederaciones su posición. Puesta en entredicho por su discutido estado de forma y por el alto nivel de Valdés, volvió a ejercer de figura inexpugnable en los momentos decisivos. Con suerte o no, el trabajo que tuvo lo resolvió con brillantez, porque la mano que sacó frente a Maggio en el minuto 17 cuando el italiano cabeceó en carrera fue realmente milagrosa. De las que han convertido en grande al portero del Real Madrid, fortalecido ahora su carácter y con ansias de vengarse del técnico portugués.
Fue el guardameta quien mantuvo a flote a España en un primer tiempo en el que Italia y, en concreto Maggio, perdonó. En la segunda parte, con la selección de Del Bosque ya dominadora, padeció bastante menos, porque el rival se acercó muy poco, aunque Casillas estuvo autoritario al atajar los balones aéreos de los transalpinos. Antes del palo de Giaccherini en el 93', llevó otro buen susto en el tiempo añadido del tiempo reglamentario, a pesar de que la acción ya estaba anulada por fuera de juego de Gilardino. Aun así, Iker salió a tapar sin miedo. Esta vez, al contrario que en los cuartos de la Eurocopa 2008, cuando paró dos, en los penaltis apenas se tiró y no detuvo ninguno, pero volvió a triunfar.
