El «eslabón perdido» se llamaba Laia y era catalana

Descubren en un yacimiento de Barcelona el ancestro común de monos y hombres

Vivía en bosques frondosos y le encantaba trepar por las copas de los árboles y saborear frutos blandos

BARCELONA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El «eslabón perdido», el último ancestro común entre monos y hombres, es catalán. O mejor dicho, catalana. Un nuevo registro fósil hallado en el yacimiento de Can Matas, en la localidad barcelonesa de Hostalets de Pierola, da un vuelco radical a lo asentado científicamente desde hace medio siglo respecto a la cadena evolutiva de hominoides (simios de pequeño tamaño como los gibones) y homínidos (grandes antropomorfos como orangutanes, gorilas y chimpances, y hombres).

Hasta ahora, toda la evidencia científica apuntaba que los monos y los hombres descendían de un simio grande, de unos 40 kilos de peso, similar a un chimpancé. Laia, un primate de solo cinco kilos de peso y 11,6 millones de años de antigüedad, cuyos restos fósiles han sido descubiertos en la citada base arqueológica catalana, tira al traste esta teoría y demuestra que nuestro último antepasado fue un pequeño mono de tamaño similar al de un gibón. Salvador Moyà-Solà, director del Instituto Catalán de Paleontología (ICP) Miquel Crusafont, responsable del hallazgo, que hoy se publica en la revista «Science», destaca la importancia del mismo.

Un gibón, no un chimpancé

«Laia rompe con todo lo asentado desde hace 40 y 50 años, ya que todos los restos que componen el actual registro fósil indicaban que el antepasado común entre monos y humanos se parecía más a un chimpancé que a un gibón», apunta el investigador.

Aclara que Laia es un pliobates cataloniae. «Pliobates por la contracción de Pliopithecus y Hylobates y cataloniae por la referencia geográfica a la ubicación del yacimiento en el que ha sido descubierto».

Su nombre tampoco es gratuito, segun apuntan sus descubridores. «Es un diminutivo de Eulàlia, la patrona de Barcelona, nombre que, literamente significa que habla bien, que es elocuente y reveladora, como el nuevo conocimiento que aporta a la ciencia», señalan.

Tras una excavadora

Los investigadores dieron con el primero de los cerca de 70 restos de Laia el 3 de enero de 2011. Un equipo de arqueólogos liderado por Josep Maria Robles, del citado Instituto, encontró una pequeña porción de cráneo haciendo una revisión rutinaria a las máquinas excavadoras. A partir de ahí, barrieron la zona durante semanas hasta dar con el resto.

Entre los restos descubiertos en el vertedero de Can Mata destacan buena parte del cráneo y la dentición, y una parte del brazo izquierdo que incluye varios elementos de las articulaciones del codo y la muñeca. «Debemos agradecer al carroñero que se saciara ya con el brazo derecho», comenta Moyà-Solà en tono jocoso.

«Hasta la descripción de Pliobates, todos los simios fósiles de tamaño pequeño (entre 5 y 15 kg) que se habían encontrado tenían una estructura corporal demasiado primitiva para tener una relación de parentesco estrecha con los hominoideos actuales. «Este hallazgo lo trastoca todo», asegura David Maria Alba, investigador principal del estudio.

Aunque Pliobates retiene algunos caracteres primitivos, la anatomía del brazo y, en particular, la articulación entre el húmero y el radio, y los huesos de la muñeca, ya presentan el diseño básico de los hominoideos actuales. Sus huesos hablan por ella. Dicen, por ejemplo, que vivía en bosques cerrados y frondosos con fauna variopinta y muy variada (ardillas, castores, ciervos, lirones...) y le encantaba trepar por las copas de los árboles y saborear frutos blandos.

De movimientos lentos

Las adaptaciones del esqueleto postcraneal de Pliobates cataloniae indican una locomoción que habría consistido principalmente en trepar de manera lenta y cautelosa por las copas de los árboles, con una gran flexibilidad de movimientos y cierta capacidad de colgarse de las ramas. Tenía un grado de encefalización parecido al de los monos y los gibones actuales, pero inferior al de los grandes antropomorfos.

«El estudio de las marcas microscópicas dejadas por los alimentos en la superficie masticatoria de los dientes poco antes de la muerte indican una dieta esencialmente frugívora, es decir, basada principalmente en frutos maduros y blandos, como en los gibones actuales», precisan los investigadores.

Pau y Lluch, sus antecesores

El hallazgo de Pliobates constata de nuevo que el complejo de yacimientos del Vertedero de Can Mata es uno de los sitios más importantes del mundo para estudiar el origen de los hominoideos actuales. El control paleontológico que se ha realizado de las obras de ampliación del vertedero durante los últimos 13 años, bajo la supervisión científica del ICP, ha permitido recuperar extraordinarios restos fósiles de primates de hace entre 12,5 y 11,5 millones de años.

Destacan el esqueleto de Pierolapithecus catalaunicus (conocido como Pau), encontrado en 2002 y descrito en 2004, así como el cráneo de Anoiapithecus brevirostris (Lluc), descrito en 2009. «Pau fue importante porque dio mucha información sobre los homínidos, Laia nos da información un paso más hacia atrás», resume Alba en declaraciones a ABC.

Ver los comentarios