Abubakar Shekau e imagen del cadáver del líder de Boko Haram difundida por Defensa. :: AFP / R. C.
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Nigeria se empeña en dar por muerto al líder de Boko Haram

Defensa difunde fotos del supuesto cadáver del dirigente, que ya no sería Abubakar Shekau sino otro líder radical que le suplantaba en los vídeos

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Las fotografías del líder de Boko Haram y la de un cadáver de similares facciones han sido aportadas por el Ministerio de Defensa nigeriano para probar su muerte en un enfrentamiento llevado a cabo en Konduga, escenario de fuertes combates a lo largo de las últimas semanas y en el que también perecieron otros tres comandantes de la banda yihadista. Pero, curiosamente, los portavoces del Ejército sostienen que el fallecido es, en realidad, Mohamed Bashir, otro caudillo radical, que habría sustituido a Abubakar Shekau tras ser éste abatido en junio de 2013 y lo habría suplantado en los videos virales que los insurgentes han colgado en la red.

La polémica copa los medios en el país africano. Mientras unas teorías, muy críticas con la desinformación promovida por el Gobierno, aseguran que el anuncio de su caída forma parte de la propaganda oficial, otras advierten de que resulta muy probable su deceso y que el nombre de Shekau se ha convertido en una especie de franquicia adoptada por dirigentes de las diversas células yihadistas por su repercusión mediática.

Un poder territorial

Su figura personaliza el éxito de la organización. El secuestro de las alumnas de Chibok le confirió una gran proyección mediática, reforzada por su arrogante aparición en producciones presentes aún en internet. Pero a Shekau, cuya captura o la información que ayude a atraparlo está recompensada con 5,5 millones de euros, no se le vincula con ningún hecho de armas significativo. El periodista Ahmad Salkida, implicado en anteriores conversaciones de paz con la organización islamista, asegura que el misterioso jefe rebelde nunca se pone en primera línea de fuego y permanece, junto a su familia, en una zona segura de la reserva natural de Sambisa.

El guerrillero ha convertido un pequeño grupo de extremistas, contrarios a la influencia de Occidente, en la milicia actual formada por miles de combatientes y dotada de grandes recursos materiales. La escalada bélica de los últimos cinco años ha hecho de Boko Haram un poder territorial que pretende conquistar la ciudad de Maiduguri, de 2 millones de habitantes, e instalar un califato en el norte del territorio.

Las recientes victorias de las tropas contra los insurrectos, que han abandonado localidades capturadas como Madagali y Michika, han dado lugar a cierta atmósfera triunfalista respondida con una nueva matanza de cristianos en el sur de Borno, a unos 200 kilómetros de la capital. Los insurgentes atacaron el miércoles las poblaciones de Shaffa y Shindiffu, asesinando a un pastor evangelista y a 19 residentes, además de destruir viviendas de familias de esta fe, una clínica y la escuela femenina.

Al parecer, los soldados consiguieron emboscar a los asaltantes cuando intentaban penetrar en una tercera comunidad y acabaron con la mayoría de los terroristas. La crisis humanitaria provocada por la guerra en el norte de Nigeria también se cobra víctimas mortales. Las autoridades de Gamboru-Ngala, localidad limítrofe con Camerún, han advertido de la muerte de 150 refugiados en el país vecino por diarrea, malaria y otras enfermedades asociadas. La ofensiva de Boko Haram contra la zona provocó el éxodo de más de 10.000 habitantes y su recepción en Fotokol, al otro lado de la frontera.