Ana, en el Carlos III. :: E. CARPINTERO
Sociedad

«¿A dónde se han llevado a mi hijo?»

MADRID. Actualizado: Guardar
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«¿A dónde se han llevado a mi hijo?». Ana, junto a su otra hija, repetía ayer la pregunta alarmada a la puerta del hospital Carlos III, centro que fue desalojado la tarde anterior para poder acoger en su sexta planta al padre Miguel Pajares y a la misionera Juliana Bonohá.

La rapidez con la que se prodeció al traslado de los enfermos no dio tiempo a que los familiares fueran informados. De esta manera, esta mujer y su hijo, ingresado con demencia senil, se despidieron hasta el día siguiente. Ayer, para su sorpresa, la mujer se encontró con el hospital rodeado de medios de comunicación y un vigilante que le dijo que su hijo no estaba allí. «No hay nadie. Nos dicen que puede estar en La Paz, pero sólo hemos podido hablar con seguridad», protestó. «La cosa es que no nos informan», dijo.

Entre la entrada y salida incesante de coches y camiones fueron llegando algunos pacientes despistados que querían acceder a la farmacia del hospital o que acudía con citas médicas programadas; junto a ellos, familiares de pacientes como Ana desinformados del desalojo. Todos eran recibidos por el personal de seguridad del hospital que lo único que les podía informar era sobre la imposibilidad de acceder al centro.

A las puertas del hospital, junto a los medios de comunicación, agentes de policía y vigilantes de seguridad estaban dos religiosas de la órden de la Inmaculada Concepción a la que pertenece la hermana Juliana. Ambas pretendían visitarla, lo que les fue prohibido hasta que no se conociera el resultado de los test que descarten que está infectada con el virus del ébola.

La desinformación de la que se quejaron algunos familiares fue también denunciada por Manuel Torres, miembro del equipo médico que está tratando a Pajares y Bonohá y delegado sindical de CSIF. «Ayer -por el miércoles- a las 12 de la mañana estaban fregando deprisa y corriendo la planta sexta», explicó. «Ha sido una mala gestión por parte de la Comunidad de Madrid y los responsables de los hospitales, en este caso de La Paz». También criticó que el centro sólo ha hecho simulacros de emergencias por bacilo de ántrax (carbunco), pero ninguno de ébola. Torres aprovechó para explicar que el Carlos III iba a dejar en septiembre de ser un centro de referencia en fiebres hemorrágicas, «algo que desde el CSIF denunciamos en su día diciendo que esto no era posible, que iba a venir el lobo».

En todo caso, Manuel Torres destacó que los facultativos que están atendiendo a los dos religiosos «hemos trabajado con otro tipo de pacientes muy parecidos, sobre todo en fiebres hemorrágicas». «Estamos superpreparados y todos los trabajadores estamos a una», sentenció.