Cartas

Más allá, Nueva York

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Lo decía Pablo Juliá, maestro en el manejo de luces y sombras, cuando paseábamos hace poco por el litoral a poniente de Cádiz, a la altura de la antigua Playita de las Mujeres: «Mira Julio, más allá Nueva York». Recuerdo también cuando era chico en esa Playa de la Victoria de casetas y toldos «en propiedad», a mi padre señalar con su dedo índice hacia un punto del horizonte: «Julito, más allá está Nueva York». Fascinante el perfil que dibuja la barra en forma de cola de cometa, entre Sancti Petri y La Caleta, borde oceánico desde el Templo de Melkart al de Astarté. Esta barrera arenosa que protege de los vendavales a las aguas mansas de la Bahía se configura tras la última glaciación, cuando el caudaloso Guadalete baja lleno de cargas aluviales que se depositan entre los restos rocosos del estuario que había seccionado. Esa deriva mágica de arenales y olas fue desde hace milenios camino de pueblos marineros que colonizaron la Bahía.

Alguno de los paseos más sugestivos que se puede proponer en Cádiz y más aún en época estival consiste en recorrer un tramo de esta dilatada línea de playa. Cualquier parte va a resultar atractiva, incluso la propia visita al Castillo de Sancti Petri justo al sur de San Sebastián y Avanzada de Santa Isabel, fortalezas que de alguna forma señalan los extremos de este recorrido al borde del océano. Desde el Fuerte de La Cortadura (1810), desafortunadamente fracturado por la carretera de rodadura, se desarrolla el Paseo Marítimo que se construyó en 1983. Afortunada sustitución de la sucesión de casetas que convertían la playa en un patio de vecindad, pese a que el gusto de la época produjo un diseño frágil con abundantes elementos metálicos decorativos. Para el conocido urbanista catalán Sola-Morales, las arquitecturas frente al mar han de ser más duras y ciclópeas. Aún así, y gracias a un cuidadoso mantenimiento por parte del Ayuntamiento, el espacio y los servicios de playa funcionan. Muy recomendables algunos chiringuitos con música y copas al vaivén del mar. Este paseo se interrumpe en el Hotel Playa que sustituye al Balneario modernista que hoy ya solo podemos contemplar en viejas tarjetas postales.