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La Fiscalía de Holanda abre una investigación por crímenes de guerra

Los ministros de Exteriores se reúnen hoy para aprobar más sanciones y no se descarta una cumbre de jefes de Estado

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Holanda está encendida, escandalizada por el trato que están recibiendo los cadáveres de sus 193 compatriotas asesinados en tierra ucranianas. Tanto, que la Fiscalía anunció ayer la apertura de una investigación por presuntos «crímenes de guerra» que impulsará junto al Ministerio Público de Ucrania. La cosa no queda ahí. Son varias políticas que piden ir más allá y propiciar una intervención militar a través de la OTAN para poder tener acceso ilimitado en la zona cero del accidente. Pese a su indignación, el primer ministro, Mark Rutte, intenta contemporizar y mantener la cabeza fría. Primero recuperar los cuerpos y una vez en casa, sancionar. Ayer, en el Parlamento de su país, aseguró que la opción militar es inviable e insistió en recalcar que la «prioridad es traer los cadáveres a la mayor brevedad posible».

Por la tarde, en un encuentro privado e íntimo, se reunió con los familiares de las víctimas acompañado por los reyes de Holanda, Guillermo Alejando y Máxima. «Estamos profundamente afectados por las duras historias personales de la gente que ha perdido a sus seres queridos. Su dolor, su impotencia y su desesperación nos han partido el alma. Compartimos el profundo deseo de que se haga la luz sobre las causas de este desastre», aseguraron. El trato «vejatoria y repugnante» que han sufrido los cadáveres ha motivado una condena unánime de la comunidad internacional, que ha dado un ultimátum a Vladímir Putin para que utilice toda su influencia sobre los rebeldes prorrusos para que conceda vía libre y sin condiciones a los observadores europeos y sobre todo a los equipos de forenses trasladados a la zona. La idea es que Holanda reciba todos los cuerpos y una vez identificados sean entregados a los países de donde proceden: Malasia, Australia, Indonesia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Canadá, Nueva Zelanda...

Desde el jueves, los familiares de las víctimas han podido ver cómo decenas de personas sin mayor cualificación deambulaban por una zona dominada por milicianos ataviados con pasamontañas y fusiles de asalto. Apartaban partes de cadáveres, apilaban enseres personales de los pasajeros... Instantáneas en las que se ven a varios prorrusos de dos metros sujetando peluches que se salvaron de las cenizas y que pertenecían a alguno de las decenas de niños fallecidos tras sufrir el impacto de un misil. Actos e imágenes que Holanda esté «furiosa» por «los actos de pillaje» producidos. Robos que llevaron a la Asociación Bancaria del país a advertir del posible uso ilícito de tarjetas de créditos robadas.

Rutte ha hablado varias veces con Putin este fin de semana para advertir de que ya cruzado todas las líneas rojas y de que o hace algo ya o pagará las consecuencias. Unas conversaciones telefónicas «intensas» apoyadas sin fisuras por las grandes potencias europeas, que han cerrado filas con Holanda. Ayer, sin ir más lejos, un portavoz del Gobierno alemán aseguró que «lo que vemos en las imágenes que recibimos del lugar supera cualquier descripción. Es intolerable y bochornoso».

Penalizar la economía rusa

¿Pero qué hacer más allá de la retórica, de las advertencias y los ultimátums hacia Putin? Rutte, ayer, incidió en que si las cosas no cambiar todas las medidas sanciones desde el punto de vista «político, financiero y económico». «Y que afecten a los culpables directos o indirectos», apostilló en referencia a Moscú. También ayer, por la tarde, se reunieron de forma extraordinaria los representantes estatales ante la UE para preparar el consejo de ministros de Exteriores que se celebra hoy y en el que está previsto aprobar nuevas sanciones tanto a personas rusas y ucranianas que estén fomentando el caos en el este de ucrania como a empresas que estén financiando estos actos.

La gravedad de los hechos es tal que fuentes comunitarias de toda solvencia aseguraron que se está debatiendo la posibilidad de convocar un Consejo Europeo extraordinario para que los jefes de Estado y de gobierno de los Veintiocho lancen un mensaje contundente de unidad contra Rusia reforzando así su ultimátum. Para decirle que están dispuestos a activar ya la llamada fase tres de las sanciones, la que provocaría daños irreparables a la economía rusa prohibiendo por ejemplo la importación de productos del país. Un paso demasiado arriesgado porque la dependencia energética que Europa tiene del gas ruso es más que preocupante.

Holanda, siempre reticente en este contencioso, lidera ahora el bloque de quienes piden mano dura. Lo hace de la mano de Reino Unido, que pese a los intereses que la City londinense tiene con los oligarcas rusos, exige que la UE imponga más sanciones y reconsidere su relación con Rusia. Todos los países del este, con Polonia y Lituania al frente, comparten esta reflexión al 100%. En el lado opuesto se encuentra Alemania, que sigue apostando por mantener la cabeza fría y exprimir al máximo la vía diplomática. Una visión también compartida por Italia o España, que pese a no tener ninguna dependencia del gas ruso sí quiere mantener una buena relación con Moscú por los lazos turísticos y económicos que existen.