El vestuario de las muñecas se adaptaba a las estaciones del año y a la vida de sus dueños. :: C. I. Q.
exposición

Muñecas para el recuerdo

EXPOSICIÓN EN CÁDIZLas piezas que componen la muestra de muñecas de la biblioteca municipal Adolfo Suárez nos permite conocer cómo era la vida de las clases altas de los siglos XIX y XX La colección de Eugenio Carmona se expone por primera vez

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

De pequeños soñamos con andar con unos zapatos más grandes que los nuestros, alcanzar la vista de los adultos, crecer demasiado deprisa. Los niños de todas las generaciones han reflejado en sus juegos ese deseo y las muñecas han sido uno de los elementos clave en esa fantasía. Años atrás, las muñecas eran mucho más que eso, representaban auténticos testimonios de la vida de la época hechos de cartón piedra o porcelana, que en la actualidad se cotizan como auténticas obras de arte.

Eugenio Carmona es coleccionista y restaurador de muñecas desde hace unos catorce años. Comenzó en el mundo de las antigüedades y poco a poco se fue haciendo con las muñecas que formaron parte de la infancia de mucha niñas desde el siglo XIX. Ahora es posible contemplar esas piezas de la historia en la exposición de muñecas antiguas europeas y españolas del siglo XIX-XX organizada por el Ayuntamiento de Cádiz en la Biblioteca Municipal Adolfo Suárez (avenida San Severiano s/n) hasta el 31 de enero del próximo año.

Sólo con contemplar una pequeña parte de la exposición es posible comprender que no se trata de una colección de juguetes destinada sólo a los más nostálgicos, sino un completo estudio sociológico de la época en la que fueron creadas. Estas piezas artesanales «eran indicadores del nivel de económico de sus dueños, ya que imitaban su ropa y su estilo de vida» según cuenta Carmona. Los vestidos que llevaban las muñecas eran reproducciones exactas de los vestidos de las niñas, todos hechos a mano, y con las mismas telas y calidad; incluso se les equipaba con abrigos de piel natural. Por todo ello, estas muñecas sólo se sacaban a pasear en momentos concretos y luego se guardaban en sus estuches, sin posibilidad de ser objeto de los juegos de los niños.

Su dueño cuida y mima cada una de las muñecas, que están ordenadas por épocas y señalizadas con su nombre, año de producción y fabricante. Son estos datos los que ayudan al visitante a conocer el valor de las piezas que en algunas ocasiones llegan a las manos de Eugenio en un estado que requiere de su pericia para que vuelvan a lucir como el momento en el que fueron creadas.

En la muestra se pueden encontrar joyas como el primer modelo en el mercado de Mariquita Pérez, todo un icono del que sólo se realizaron 1.000 reproducciones, una Tête Jumeau fabricada en Francia del siglo XIX y curiosas referencias a iconos de la música como Marisol y Shirley Temple, que contó con su propia muñeca. No faltan los vestidos de comunión y los uniformes escolares, que se complementan con pizarras y maletas.

Carmona explica la complejidad de una colección como ésta, a la que le acompañan numerosos accesorios como ropa, paraguas, estuches, zapatos..., que necesitan ser catalogados e interpretados. Toda una labor de mantenimiento, restauración y estudio etnográfico que muchos fuera de la provincia aprecian, aunque el propietario de la colección desea que ésta se quede en Cádiz en forma de exposición permanente.