El presidente de EE UU, Barack Obama, juega al billar en un pub durante una visita a Denver, Colorado. :: JEWEL SAMAD/ AFP
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La CIA deja a Obama en la oscuridad

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Un día después de que la policía alemana detuviera a uno de sus agentes de inteligencia que actuaba como espía doble para EE UU, Barack Obama llamó a su colega Angela Merkel. Pero para sorpresa de la mandataria alemana, no fue para disculparse, sino para pedirle que le apoyase en la imposición de nuevas sanciones contra Rusia por sus incursiones en Ucrania. Merkel debió de quedarse tan confundida que ni siquiera sacó el incómodo tema del espionaje. Tal vez estuvo esperando hasta el final a que éste lo hiciera. O quizás estaba estupefacta ante semejante desparpajo. O en el mejor de los casos, se dio cuenta de que el presidente del país más poderoso del mundo, que la considera su mejor amiga en la escena internacional, ni siquiera sabe lo que hace su mano izquierda.

Cuando Obama se enteró de en qué lugar había quedado, montó en cólera. La Casa Blanca se niega a decir en qué momento se enteró ni quién lo supo antes, pero según The New York Times, la ofuscación es mayúscula. Lo primero que su Gabinete quiere averiguar es si la información se quedó atascada en las oficinas locales de la CIA en Berlín o si fue un fallo del director de la agencia de inteligencia, John Brennan, a quien le hubiera correspondido comunicárselo al presidente. Brennan llamó al día siguiente a Merkel para darle personalmente las explicaciones que necesitara, pero ésta le derivó a su jefe de inteligencia.

El Gobierno alemán contiene su furia porque espera que Obama le compense con algo que lleva pidiendo desde que las revelaciones de Edward Snowden expusieron que EE UU intercepta hasta el móvil personal de Merkel: la inclusión de Alemania en la famosa entente de los Cinco Ojos. Este grupo, que incluye a EE UU, Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, tiene un acuerdo para no espiarse mutuamente y compartir la inteligencia que recolecte. Obama se resiste a satisfacer la petición de Merkel porque teme que otros países la sigan. Eso le pondría en la difícil posición de explicar por qué a unos sí y a otros no. Sin embargo, esta vez le llevará algo más que poner a John Taylor a cantarle 'You got a friend', como hizo en 2011.