El director turco Nuri Bilge Ceylan recibe la Palma de Oro. :: ANTONIN THUILLIER / AFP
Sociedad

Un drama turco se lleva la Palma

La película, de largos diálogos, está inspirada en tres cuentos de Antón Chéjov y narra con una acción mínima la desilusión humana 'Winter Sleep', de Nuri Bilge Ceylan, logra el máximo galardón en Cannes

CANNES. Actualizado: Guardar
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La Palma de Oro de Cannes recompensó ayer el drama existencial 'Winter Sleep' (Sueño de invierno), del turco Nuri Bilge Ceylan, de 55 años. Rodada en un pueblo de Capadocia cubierto por la nieve, en el centro de Anatolia, 'Sueño de invierno', que está inspirada en tres relatos breves del ruso Antón Chéjov, está protagonizada por tres personajes que debaten largamente sobre la moral y la vida.

Un premio que Ceylan quiso dedicar «a la juventud turca, a los que han perdido su vida en los últimos años en las revueltas» organizadas contra el Gobierno del primer ministro turco, Recept Tayyip Erdogan.

«Mi película trata del empecinamiento de los hombres en seguir esforzándose sin jamás darse por rendidos, pese a los contratiempos de la soledad, la tristeza y los acontecimientos tragicómicos que los llevan a su destino», dijo en Cannes el realizador turco. La acción de 'Sueño de invierno' es mínima: un niño lanza una piedra contra un vehículo y quiebra el cristal, dos turistas japoneses llegan al pequeño hotel Othelo, propiedad de Aydin, exactor de teatro que vive allí con Nihal, su joven esposa, y Necia, su hermana. Aydin escribe editoriales en un pequeño diario de la región y prepara un libro sobre el teatro.

Pero, aunque al parecer nada sucede durante esta película que dura más de tres horas, las conversaciones, siempre intensas y a veces muy largas, envuelven al espectador, que se sumerge y se vuelve partícipe de ese encierro gracias a la veracidad de los actores, cuya mínima expresión es recogida por el director de fotografía Gokhan Tirayak.

La presidenta del jurado, la cineasta neozelandesa Jane Campion, calificó el filme de «verdadero poema». Aunque nunca había sido coronado con una Palma de Oro, Cannes ha aplaudido a Ceylan desde sus comienzos. No en balde, distinguió en 2003 su película 'Uzak' con el Gran Premio, el más codiciado galardón después de la Palma de Oro. Por añadidura, el cineasta recibió el premio al mejor director en 2008 con 'Tres monos', mientras que 'Érase una vez en Anatolia' le valió en 2011 otro Gran Premio. Y en 2012 fue galardonado con la Carroza de Oro, el premio que la Sociedad de Realizadores Franceses concede en el certamen.

En 'Sueño de invierno', Ceylan saca a la luz lentamente, y con una fina lucidez no exenta de humor negro y crueldad, lo que hay detrás de las apariencias, desnudando las contradicciones de los tres personajes. El director, que subrayó en Cannes que lo que le interesa son los dilemas morales y la desilusión del hombre moderno, es considerado un cineasta clásico, heredero del gran realizador sueco Ingmar Bergman, autor de 'Escenas de la vida conyugal' y 'Gritos y susurros'.

La película 'Las maravillas', de la italiana Alice Rohrwacher, una fábula sensible sobre el paso a la edad adulta y la utopía de la vida natural, ganó el Gran Premio del Festival de Cannes, el segundo en importancia del certamen. «Espero que esto me depare cosas buenas para el futuro», dijo la realizadora de 33 años al recibir el galardón de manos de la diva italiana Sofía Loren, que cumplirá 80 años en septiembre. El filme cuenta la historia de una familia alternativa de europeos que realizan el sueño de abandonar la civilización urbana para dedicarse a la apicultura en un lugar remoto de la Italia rural.

De su lado, la estadounidense Julianne Moore conquistó el premio a mejor actriz por su trabajo en 'Mapa a las estrellas', del canadiense David Cronenberg. Moore, de 53 años, embelesó al jurado de Cannes interpretando a Savana Segrand, una actriz con un efímero éxito que vive resentida a la sombra de su madre famosa. En ausencia de la actriz, fue el guionista de 'Mapa a las estrellas', Bruce Wagner, quien recibió el premio. En la cinta, Cronenberg disecciona, a través del retrato de una familia hollywoodense, llena de dinero, angustias, envidias y al borde de la implosión, una sociedad obsesionada por la riqueza y los famosos, poniendo al desnudo las feroces ambiciones y el oportunismo que reinan en esa ciudad poblada de depredadores de todo tipo.