Economia

Portugal abandona el rescate sin despejar las sombras de su economía

El Gobierno luso se compromete a seguir «el impulso reformista» tras las advertencias de Bruselas de mantener una vigilancia estrecha

MADRID. Actualizado: Guardar
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Tres años después, con una economía en recesión y un paro del 15,2%, Portugal abandonó ayer oficialmente la asistencia financiera, es decir, el rescate. Y lo hace tras haberse sometido durante ese tiempo a las amargas recetas de austeridad y recortes de la troika -BCE, Comisión Europea y FMI- a cambio de recibir 78.000 millones. Sin embargo, los ciudadanos lusos no dejarán los rigores de los ajustes con tanta facilidad y todavía les espera un largo camino en el que las sombras sobre su economía están lejos de desperjarse. De hecho, el Gobierno dirigido por Pedro Passos Coelho anunció ayer que continuará con el «ímpetu reformista» como le exige Bruselas para terminar de corregir sus desequilibrios.

Portugal logró cerrar su rescate de forma limpia, es decir, sin necesidad de más apoyo externo gracias al alivio de la presión de los mercados. Su deuda a diez años está al 3,6% de interés, lejos del 9% que le obligó a solicitar el rescate. Durante el tiempo bajo la tutela de la troika Portugal acabó en recesión los años 2011, 2012 y 2013, y sus niveles de desempleo alcanzaron el 17%.

El efecto recesivo de las draconianas medidas de austeridad aprobadas por el Gobierno a instancias de los organismos internacionales ha provocado un gran malestar social. Ahora, tanto las autoridades lusas como las europeas prevén que Lisboa regrese ya en 2014 al crecimiento, con una subida del 1,2%. Sin embargo, la caída del PIB un 0,7% en el primer trimestre ha puesto en duda la confianza del Gobierno y de Bruselas en la recuperación de la economía lusa. Al mismo tiempo la oposición advierte de la fragilidad de los avances y pide acabar con los recortes.

En una reunión extraordinaria celebrada ayer, el Ejecutivo portugués aprobó un documento específicamente dirigido a los inversores extranjeros y sus socios europeos en el que recopiló las políticas ya aplicadas y las que todavía tiene pendientes en materia de competitividad, capital humano y reforma del Estado. «Podíamos acabar el programa de ajuste diciendo que el trabajo ya estaba todo hecho, pero aún tenemos mucho por delante y que todos sepan que no vamos a parar», aseguró el secretario de Estado adjunto al primer ministro, Carlos Moedas, que también descartó cualquier tipo de «complacencia».

Moedas explicó que la economía lusa se ha «transformado» para enfocarse hacia las exportaciones. Además destacó reformas en el ámbito de la energía y las telecomunicaciones, la mejora del sistema judicial y de la distribución de fondos comunitarios, un plan de infraestructuras centrado en el ferrocarril y los puertos y la creación de puentes entre la escuela y el mundo laboral.

Además, el documento presentado por el Ejecutivo a modo de hoja de ruta recoge nuevos ajustes en el sector público para conseguir «un Estado más eficiente y sostenible» a través de «la disciplina presupuestaria, la reforma de la Seguridad Social y del sistema de sanidad, así como en la organización de la administración».

Moedas aseguró que los conservadores intentarán «encontrar consensos» con los demás partidos y con los agentes sociales precisamente para que el «esfuerzo» de los últimos tres años «tenga continuidad». «Es evidente para todos que si Portugal o cualquier otro país volviese a hacer las tonterías que se hicieron en 2011, el resultado sería el mismo», aseguró ayer el ministro de la Presidencia y de Asuntos Parlamentarios, Luís Marques Guedes. En cualquier caso, Bruselas seguirá vigilante y los portugueses se enfrentarán todavía a un futuro sombrío.