CÁDIZ

Arcos Gardens ejecuta el cierre y deja en paro a 48 trabajadores

La firma Novaterra estaba en concurso de acreedores desde hace dos años al no poder vender las casas de lujo construidas en torno al campo de golf

ARCOS. Actualizado: Guardar
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Era la joya de la corona turística en Arcos y no ha llegado a cumplir una década de vida. El complejo de golf y turístico Arcos Gardens bajó el pasado lunes la baraja y puso en la calle a los 48 trabajadores que todavía le quedaban de los 70 que llegó a tener en tiempos mejores. La empresa Novaterra, propiedad de la familia Mora-Figueroa Domecq, han ido capeando el temporal de la crisis pero no ha conseguido salvar el proyecto.

Dicha firma llevaba dos años en concurso de acreedores y al no mejorar la situación el cierre se ha hecho insalvable. Además de recortar la plantilla se tomaron medidas como reducir la jornada de los trabajadores en un 55% e incluso se aprobó un Expediente de Regulación Temporal de Empleo que cumplía a finales de este mes. También se trataron de acoger clientes con descuentos en las habitaciones pero nada ha conseguido reflotar una instalación que fue recibida en la localidad arcense como la gran apuesta por el turismo de calidad. El complejo fue levantado en una finca de 172 hectáreas, donde construyeron un centenar de unifamiliares, villas y casas de lujo. Aunque, en principio se contemplaban unas 400 viviendas que finalmente no llegaron a edificarse, al paralizarse las ventas de las que ya existían. La caída del sector inmobiliario ha sido el lastre fundamental para acabar con el proyecto de Novaterra en Arcos. El grupo inversor recuperó con este ambicioso proyecto el Cortijo Faín para convertirlo en un hotel de lujo que también ha cerrado sus puertas.

Los trabajadores han visto con desesperación cómo el final que se temían, desde hace tiempo, «ha llegado y no hemos podido evitarlo», reconocía uno de ellos. Destacan que ha sido una «desilusión» porque «todos confiábamos en que éste era el gran proyecto turístico de la Sierra y durante años nos hemos sentido unos privilegiados por trabajar aquí». La plantilla celebró una convivencia para despedirse de los compañeros en la que quisieron dejar abierta una puerta a la esperanza: que «en un futuro podamos volver al nuevo Arcos Gardens».