TRIBUNA LIBRE

La emigración, una predicción de 1992

Es posible que por ceguera, torpeza o visión de corto plazo no hayamos sido capaces de darnos cuenta, en tantos años, de que la revolución global nos afecta a todos en nuestra vida diaria

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El Club de Roma es una asociación de utilidad pública, con la misión esencial de actuar como catalizador independiente, global y no oficial de cambio. En su informe de 1992, 'La primera revolución global', se abordaban diversos problemas y, en el capítulo dedicado a algunas áreas de importancia vital, se analizaban los problemas de la población y el crecimiento demográfico.

En una referencia a las progresivas desigualdades demográficas Norte-Sur se planteaba esta reflexión, que reproducimos textualmente: «Podemos imaginar un mundo futuro concreto de naciones ricas, pertrechadas de sofisticadas armas para protegerse contra las hordas de gentes hambrientas, carentes de instrucción y trabajo y enfurecidas. No es probable que ocurra tal cosa que no es sino la proyección de tendencias actuales... Es probable que nuestros sucesores presencien migraciones masivas de dimensiones sin precedentes... Es por tanto urgente mejorar las condiciones económicas de los países pobres y, al mismo tiempo, introducir medios eficaces de control demográfico. Queremos hacer hincapié en que las reducciones de las desigualdades económicas y la ayuda al desarrollo, prestada con inteligencia y carácter cooperativo, lejos de constituir un gesto humanitario, redunda fundamentalmente en interés de los propios países ricos. Esto no es bien comprendido por los ciudadanos de los países industrializados y hasta que tal cosa ocurra es poco probable que los políticos actúen».

Esto se advertía hace 22 años y en el capítulo cuatro, titulado 'Invitaciones a la solidaridad', se reproduce esta cita del profesor Harrison Brown, del Instituto de Tecnología de California: «La humanidad se enfrenta a tres posibilidades. La primera es que inicie una guerra nuclear, después de la cual no habrá nada de qué preocuparse. La segunda es que esté dispuesta a adoptar mil pequeñas y sabias decisiones para ir saliendo gradualmente del caos. La tercera y más probable es que no haga nada y que la situación se deteriore tanto que los pobres hereden la tierra y vivan para siempre la miseria».

Al final de este documento, que es una llamada a la solidaridad, se concluye que, si queremos inculcar la solidaridad mundial como ética suprema de supervivencia, el primer paso es despertar la comprensión. Pero parece que nos cuesta comprender.

Es posible que por ceguera, torpeza o visión de corto plazo, no hayamos sido capaces de darnos cuenta, en tantos años, de que la revolución global nos afecta a todos en nuestra vida diaria. Es posible que por una visión, no sólo egoísta, sino poco inteligente, pensemos que podemos vivir en sociedades tan desiguales y que podemos crear barreras. Quizás no se haya analizado cuál es el coste económico y de recursos humanos que se necesita para mantener fronteras que separen a los pobres de otros países industrializados que, no son pobres, pero que quizás podrían llegar a serlo.

Es posible que si esta inversión se canalizara en forma de ayuda al desarrollo de los países más necesitados, se consiguiera un mundo más equilibrado y solidario, sin que ello llevara aparejados gastos excesivamente elevados para los países desarrollados.

'Empresas con Corazón' es un proyecto de Cáritas que trata de fomentar la responsabilidad social con el fin de que en nuestra sociedad haya más igualdad de oportunidades y nuestro entorno tenga más posibilidades de un crecimiento justo y armónico. Creemos que problemas como la emigración o la creciente desigualdad de la sociedad actual, se pueden resolver, o al menos paliar, tomando conciencia de la gravedad del problema y mediante la realización de pequeñas acciones por parte de cada uno de nosotros.