Economia

La Eurocámara se enroca en la negociación de la unión bancaria

Calificado desde Bruselas como «el proyecto más importante desde el euro», cuenta con recelos de Alemania sobre los plazos y la inversión

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Europa entró formalmente anoche en una simbólica recta final de las negociaciones para impulsar el segundo pilar de la unión bancaria, el Mecanismo Único de Resolución (MUR), un instrumento que dará poderes a la UE para poder reestructurar o incluso liquidar un banco. Un proyecto calificado por la Comisión Europea como el «proyecto más importante desde la creación de la moneda única» que, sin embargo, se está topando con obstáculos muy complejos que deberán solventarse en cuestión de semanas debido a la proximidad de las elecciones comunitarias del 25 de mayo.

El Eurogrupo se reunió ayer en privado con una representación del Parlamento Europeo para intentar acercar unas posturas que por momentos parecen irreconciliables. Y es que el «histórico pacto» que el Consejo Europeo rubricó a final de diciembre sigue sin convencer a la Eurocámara, cuyo plácet es imprescindible para aprobar el MUR. Sus señorías pretenden un mecanismo más europeo, con label comunitario, no una suerte de 'apaño' de fondos nacionales donde cada país se solucione sus problemas y que, en caso de darse asuntos de cierta relevancia, la última palabra siempre la tengan los Estados -una postura liderada por Berlín, cansada de pagar las facturas de los demás-.

El proyecto 'cocinado' en diciembre entre Alemania, Francia, Italia, España y Holanda, diseñó un fondo común de hasta 55.000 millones de euros que será dotado con aportaciones de los bancos y que no estará mutualizado al 100% hasta 2025.

El Parlamento comunitario, por su parte, pretende acortar estos plazos al menos a la mitad, algo que desde Berlín se podría aceptar siempre y cuando las entidades financieras también acepten poner estos 55.000 millones también en un lustro, algo impensable hoy por hoy. El BCE, que en octubre asumirá el Mecanismo Único de Supervisión -primera pata de la unión bancaria-, apoya a la Eurocámara en esta enésima guerra fratricida.