Peter Mayer, el dimitido presidente del club alemán de automovilistas ADAC, el mayor de Europa.. :: AFP / E.C.
Sociedad

Patinazo en la autopista alemana

Abusos de sus directivos y fraudes en las pruebas de vehículos obligan a dimitir al presidente del poderoso club de automovilistas ADAC

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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Tras semanas de sortear un escándalo tras otro, Peter Mayer, el presidente del club alemán de automovilistas ADAC -el mayor de Europa, con unos 19 millones de afiliados-, ha tirado la toalla. Hace pocos días reclamaba un giro en la política y organización del club, que factura al año unos 2.500 millones de euros, y ahora parece haber empezado por sí mismo. «No quiero seguir siendo el único responsable de los errores y manipulaciones cometidos por otros directivos de la organización», dice la escueta nota emitida ayer por su oficina para anunciar su dimisión en el cargo que ostentaba desde 2001 y uno de los mas influyentes de Alemania.

Desde el sector, uno de los mas poderosos de la industria germana, se afirma que Mayer no ha hecho sino adelantarse a su cese. Al parecer, la dirección del ADAC había decidido suspenderle como máximo responsable de la crisis de credibilidad de la organización. Desde que a mediados de enero dimitiera el jefe comunicación del ADAC y director de la revista 'Motorwelt', Michael Ramstetter, por manipular los resultados del premio al mejor automóvil del año, no ha pasado semana alguna en la que no saliera a la luz un nuevo escándalo por parte de altos responsables del club. Desde el uso indebido para fines privados de alguno de los 50 helicópteros de rescate o 5 aviones ambulancia de los 'Ángeles Amarillos', como se conoce por su vestuario y color de sus vehículos a los empleados del ADAC, a la construcción de villas privadas o el 'retoque' de los resultados de sus pruebas de neumáticos o fiabilidad de vehículos.

En un país con fabricantes de renombre internacional como Mercedes, BMW, Audi, Porsche o Volkswagen, el ADAC ha sido siempre un poderoso e influyente 'lobby'. El escándalo ha supuesto un zarpazo a su credibilidad y dado lugar a un incesante goteo de bajas entre sus socios, indignados al conocer casos como el del hijo de una directiva del club que viajó a Egipto en un avión ambulancia al perder su enlace aéreo. El recién dimitido presidente había presentado el pasado viernes un plan de diez puntos para renovar la organización, que prohibía el uso privado de la gran flota aérea del ADAC y exigía pruebas dobles en los controles de calidad, entre otros. Mayer no llegará a verlo y tampoco tendrá que pasar la vergüenza de asistir a la devolución de las últimas ediciones del premio al mejor automóvil del año que han anunciado los fabricantes afectados, entre ellos todas las grandes marcas alemanas, ante la inminente publicación del informe independiente encargado a la auditora Deloitte sobre las manipulaciones en su concesión. En su despedida por escrito, el ya expresidente del ADAC lamenta que en las últimas semanas se ha visto sometido de manera permanente a «ataques y difamaciones», pero no asume culpa alguna y carga el muerto sobre los hombros de sus subordinados.