Sociedad

Coches preparados para dialogar

EE UU da luz verde a la comunicación entre vehículos, el primer paso para la conducción totalmente automáticaEl CSIC y Google ya han experimentado con automóviles que pueden desplazarse sin intervención de los conductores

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Sale cansado de la oficina. Han sido ocho horas de Excel, una de reunión y las nueve, en conjunto, un auténtico calvario. Solo quiere coger el coche, conducir los escasos quince kilómetros que le separan de su sofá y tumbarse a ver cualquier programa para desconectar de la dura jornada. Pero hay un problema: llueve y se ha formado un atasco importante. ¿Y si su vehículo pudiera tomar las riendas mientras usted lee o ve la televisión en su tableta? Quizá en un futuro sea posible. El Departamento de Transporte de Estados Unidos ha dado el primer paso al respecto, permitiendo la introducción de diversos sistemas que harán que los vehículos se comuniquen entre sí.

La tecnología se llama V2V y, según indica el secretario de Transporte de EE UU, Anthony Foxx, «representa la próxima generación de mejoras en la seguridad automovilística». En un primer momento, alertará de los riesgos en la carretera, pero la Agencia estadounidense de Seguridad en Carretera estaría sopesando ampliar el uso de sensores para la activación de medidas de seguridad automáticas, que podrían, poco a poco, tomar el control de la conducción.

«Tecnológicamente es posible», apunta Teresa de Pedro, directora de Autopía, un programa del centro de Automática y Robótica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que desarrolla sistemas de guiado automático para vehículos inteligentes. No en vano, algunos fabricantes ya han implantado sensores capaces de detener el coche, por ejemplo, si detectan un obstáculo en la vía. Pero su rango de actuación, señala, «es más limitado». Lo sabe bien. De su centro han surgido, por ejemplo, coches como 'Platero', que ya ha recorrido 100 kilómetros de carreteras abiertas al tráfico por Madrid, escoltado, eso sí, por la Guardia Civil y a una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora. Cabe recordar que Google también ha experimentado con automóviles sin nadie al volante y, de hecho, el estado de Nevada ya ha autorizado que algunos de sus ingenios discurran por sus carreteras.

Pero el V2V va un paso más allá. «Es una condición necesaria para que pueda haber vehículos total o parcialmente automatizados circulando por todo tipo de vías y en entornos reales, coordinándose con el resto de vehículos». ¿Cómo funciona? «Los vehículos se enviarían mensajes y señales entre sí relativos a la velocidad y a su proximidad. También podrían comunicar que a un kilómetro de distancia o pasada una determinada curva hay un accidente».

No cabe duda de que así se evitarían muchos accidentes, como los choques traseros por cambio de carril o en las intersecciones, pero las aplicaciones van más alla. Se podrían, por ejemplo, reducir los embotellamientos al imponer velocidades constantes, creando un flujo estable de vehículos. Pese a todo, la investigadora del CSIC considera que los vehículos completamente automáticos tardarán en llegar: «No creo que lo veamos antes de diez o quince años. La pregunta es si en realidad la sociedad está interesada en algo así. Hay muchos sectores como el del transporte o el agrícola donde podría suponer una gran ventaja pero a la gente la gusta conducir».

Igual de cauto se muestra el responsable de middleware, de software y de movilidad en IBM, Javier González. «El anuncio de EE UU es un primer paso y no veo grandes limitaciones tecnológicas pero no va a ser a corto plazo. Además de los coches, también habrá que sensorizar las infraestructuras y no veo que, en un momento como este, los gobiernos vayan a invertir en este tipo de proyectos».

Mientras tanto, los automóviles continúan haciéndose más y más inteligentes, un sector en el que IBM está apretando el acelarador con decisión. «Es un síntoma de la madurez de la industria del automóvil. El 91% de los usuarios móviles tiene el dispositivo al alcance de la mano el 100% del tiempo y los fabricantes se están dando cuenta de ello, quieren que los automóviles sean una prolongación de los teléfonos y que el usuario no renuncie a sus aplicaciones cuando se pone al volante», señala González. Y aporta un dato: «Se calcula que para 2020, el 90% de los coches tendrá implementada alguna función de conectividad cuando ahora no pasamos del 10%».

Ahora, el conductor puede implementar servicios como Spotify pero a corto plazo se abren un montón de posibilidades. «Nosotros trabajamos junto a los fabricantes para gestionar el 'big data' y desplegar servicios en la nube que den lugar a nuevas aplicaciones -dice González- que van desde localizar tu coche en un aparcamiento con el móvil hasta apagar las luces desde el 'smartphone si las has dejado encendidas».