Los manifestantes tratan de volcar un autobús de la Policía que los antidisturbios usaban como parapeto en el barrio gubernamental de la capital ucraniana. :: SERGEI SUPINSKY / AFP
MUNDO

Batalla campal en el centro de Kiev

La aprobación por el Parlamento ucraniano de una ley que restringe las manifestaciones reactiva las protestas contra Yanukóvich

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Las protestas en el centro de Kiev estallaron ayer de nuevo con una fuerza inusitada después de que el jueves la Rada (Parlamento) aprobara un paquete de leyes dirigidas a restringir el derecho de manifestación y la libertad de palabra, además de favorecer la censura en internet. El presidente del país, Víctor Yanukóvich, cuya formación, el Partido de las Regiones, tiene la mayoría parlamentaria, promulgó el viernes la nueva normativa.

Las movilizaciones no han cesado en la capital ucraniana y en otras ciudades del país desde el 21 de noviembre, cuando el Gobierno anunció que había decidido rechazar la firma del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. Las concentraciones más numerosas se produjeron durante los tres primeros domingos de diciembre, pero la cantidad de manifestantes cayó considerablemente a partir del 17 de ese mes después de que Yanukóvich lograse en Moscú una rebaja en los precios del gas y ayudas por valor de 11.000 millones de euros. Influyó también la proximidad de las fiestas de fin de año.

En cualquier caso, unas 5.000 personas venían ocupando de manera constante la céntrica plaza de la Independencia de Kiev, llamada simplemente Maidán (plaza en ucraniano), sembrada de tiendas de campaña y rodeada de barricadas. Los pasados días 5 y 12 el número de manifestantes aumentó, pero muy lejos de los más de 100.000 que ayer abarrotaron el Maidán.

Al principio la protesta discurrió de forma pacífica. En el mitin intervinieron una vez más los líderes de las tres formaciones que apoyan la protesta, el boxeador Vitali Klichkó, de la Alianza Democrática de Ucrania por las Reformas (UDAR); Arseni Yatseniuk, de Batkívshina (Patria), el partido que encabeza desde la cárcel la ex primera ministra Julia Timoshenko; y el ultranacionalista de Svoboda (Libertad), Oleg Tiagnibok.

El que más logró encender a las masas fue Klichkó, quien exigió otra vez la dimisión de Yanukóvich y su Gobierno y la convocatoria urgente de elecciones legislativas. Según el dirigente de UDAR, el presidente «se propone privatizar en favor propio y de un puñado de personas de su entorno». «Nos quieren robar el país, han usurpado el poder y nos han puesto fuera de la ley a todos los ciudadanos», afirmó. Klichkó llamó a no acatar la normativa «antidemocrática» recién aprobada a instancias del jefe del Estado y aseguró a los congregados que el actual pulso «lo ganará Ucrania, no Yanukóvich».

Por su parte, Tiagnibok instó a iniciar desde la base un proceso de creación de los nuevos «órganos del poder popular» y a recoger «millones de firmas» para darles legitimidad. Yatseniuk explicó que «tras la constitución de un parlamento del pueblo, se formará un gobierno popular que llevará a Ucrania a la UE y detendrá la dictadura de Yanukóvich».

Finalizado el mitin, un nutrido grupo de manifestantes partió hacia la calle Grushévskaya, en donde se encuentran las sedes del Gobierno y de la Rada. Hubo gritos exhortando a tomar el Parlamento pero la Policía había colocado un cordón con la ayuda de sus propios autobuses. Tras violentos enfrentamientos y algunos de los vehículos policiales volcados y uno incendiado, la multitud logró romper el cerco y caminar hacia los edificios gubernamentales. Los antidisturbios emplearon entonces contra los congregados más refuerzos, gases lacrimógenos y un cañón de agua, cubriendo a todo el mundo de hielo, ya que la temperatura en Kiev era de unos 8 grados bajo cero. Hubo heridos por ambas partes y varios detenidos. Klichkó acudió al lugar de los desórdenes para pedir calma y conminar a los manifestantes a no responder a las provocaciones.

Fue cuando uno de los presentes roció al boxeador con la espuma de un extintor de incendios. En la plaza de la Independencia, Yatseniuk demandaba también evitar la violencia y la toma de inmuebles oficiales. «Ocupar edificios no significa que logremos el poder», afirmó el jefe del grupo parlamentario de Batkívshina.

El jueves, 235 de los 450 diputados de la Rada aprobaron sin debate previo y en una votación a mano alzada leyes que limitarán el derecho de reunión y manifestación. La normativa prohíbe instalar escenarios, altavoces y tiendas de campaña en las protestas, como ahora en el centro de Kiev. Las penas por violar los nuevos preceptos pueden ir desde casi 500 euros hasta 15 días de cárcel.

Pero lo peor es que la ley incluye también la prohibición de difundir información de carácter «extremista», término de interpretación flexible, y castiga por difamar y calumniar. Se refiere fundamentalmente a las pancartas utilizadas en actos públicos, pero la prensa ucraniana intuye una amenaza contra la libertad de palabra. EE UU y la UE critican con dureza la nueva ley, que tachan de «antidemocrática», y piden a Yanukóvich su modificación, pero éste respond acusando a Occidente de «injerencia» en los asuntos internos de Ucrania.