Vecinos y combatientes observan los daños de un bombardeo en Tareek Al-Bab. :: SAAD ABOBRAHIM / REUTERS
Cambio de estrategia Extremismo

Occidente se vuelve hacia El-Asad

El presidente sirio, considerado hasta ahora un obstáculo para la paz, se convierte en baza para frenar el islamismo radical

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Los tres años de guerra que pronto cumplirá Siria no han logrado derribar a Bashar el-Asad y el régimen mantiene su control sobre feudos importantes como Damasco o la costa mediterránea, donde vive la minoría alauí, secta del Islam derivada del chiismo a la que pertenece El-Asad. El presidente, con el respaldo firme de potencias como Irán y Rusia, sigue en su puesto y no va a dejarlo ahora por el temor de Occidente a que su vacío lo ocupen los grupos extremistas que se han hecho fuertes dentro de la oposición armada. Este fue el mensaje central transmitido por el grupo de los Amigos de Siria a la Coalición Nacional, principal órgano político de la oposición financiado por la comunidad internacional, durante la reciente cumbre de Londres, según fuentes sirias citadas por Reuters. «A algunos no les importa incluso que participe en las elecciones presidenciales de 2014, olvidando que gaseó a su propio pueblo», lamentaba la fuente anónima citada por la agencia.

Este cambio de estrategia -hasta ahora tanto la oposición como Occidente querían ver a El-Asad fuera de escena antes de iniciar cualquier periodo de transición- abriría las puertas al plan diseñado por el propio El-Asad hace un año y cuyas líneas maestras fueron filtradas por la agencia iraní Mehr. Las fuentes próximas al presidente citadas por los iraníes hablaban ya de un 'plan Ginebra 2' -cuya celebración está prevista el 22 de enero- en el que se incluiría el «despliegue de observadores internacionales» por tercera vez en Siria para supervisar un alto el fuego y «la celebración de elecciones en 2014 en las que El-Asad podría tomar parte en igualdad de condiciones junto a otros candidatos».

Las cinco semanas que quedan hasta la conferencia de Ginebra, que ya se ha retrasado en dos ocasiones debido a la extrema violencia sobre el terreno, serán una prueba de fuego para una oposición política que hasta el momento ha impuesto la salida de El-Asad como condición imprescindible para participar en el proceso. «Para que Ginebra ofrezca una salida aceptable para estadounidenses y rusos la oposición debería tomar parte en una transición junto a una fuerte presencia alauí», señalaron fuentes diplomáticas cercanas al proceso a Reuters, «si rechaza esta opción perderá el apoyo que le queda en Occidente y sólo le quedarán Arabia Saudí, Libia y Turquía».

En dos bloques

La guerra civil en Siria ha originado dos bloques de marcado carácter sectario con sus respectivos padrinos internacionales. El régimen agrupa a las minorías del país (alauíes, chiíes, cristianos y drusos) con la protección de rusos e iraníes, principal potencia chií de la región, frente a una oposición mayoritariamente suní protegida por Turquía y los países del Golfo.

En la oposición militar los grupos vinculados a Al-Qaida como el Estado Islámico de Irak y Levante o el Frente Al-Nusra han llenado el vacío dejado por el régimen en amplias zonas del país, lo que ha encendido las alarmas en Occidente.