Apuntes

Enésimo e inexplicable colapso de la Bahía

Un grupo de ocho encapuchados, que Navantia declara ajenos a su plantilla, es suficiente para atrapar a miles de conductores al cortar el puente ante la pasividad policial

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ni siquiera llegaban para formar un equipo de fútbol. Según testigos presenciales, imágenes de televisión y fotografías eran ocho. Sólo ocho personas, unos jóvenes encapuchados y a los que la plantilla de Navantia considera ajenos, fueron suficientes para atrapar a miles de conductores en otro atasco interminable, el enésimo, provocado por un corte del Puente Carranza. Las consecuencias no son nuevas. El listado de colapsos de tráfico en la Bahía por este tipo de acciones es amplio en los últimos años. Pero las circunstancias que rodean al de ayer sí son novedosas, además de irritantes e inexplicables. Nadie sabe por qué los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado permitieron que ocho personas (fácilmente controlables en teoría) destrozaran farolas y trazado para interrumpir el tránsito. El hecho de que fueran tan escasos los vándalos, que los trabajadores votaran en asamblea evitar el corte del puente y que hubiera presencia policial lleva a preguntas que ayer se hacían los ciudadanos pero que no encuentran respuesta de sus representantes: ¿Por qué no actuaron los funcionarios para evitar el corte si sólo eran ocho los violentos? ¿Qué batalla campal cabe temer ante tan reducido número de gamberros? ¿Quién gana qué con el hecho de que, aparentemente, se permita el corte de una de las dos únicas conexiones de la ciudad de Cádiz con la Península? ¿Cómo es posible permitir una, supuesta, protesta de ocho personas que causa perjuicios enormes a miles? ¿Por qué los trabajadores de Navantia que descartaron ayer cortar el puente no descalifican la actitud de esos ocho presuntos gamberros ajenos a su plantilla?

Demasiadas incógnitas para una molestia demasiado grave causada por demasiadas pocas personas.