CÁDIZ

Antiguos alumnos, actuales defensores

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El sacrificio de exponerse les sirvió para demostrar que, según el refranero, son bien nacidos. Y coherentes. Saben que su actual prosperidad viene de una de las pocas fuentes de empleo estable, permanente, que ha tenido la capital gaditana desde 1995. Saben que si ahora tienen unos ingresos estables, y prestigio, todo empezó junto al Carmen. Saben que tienen que hacer algo por un centro que es uno de los motores de un sector en crecimiento o, como poco, el único libre del peligro de extinción.

Son, probablemente, los mejores cocineros y maitres jóvenes de la Bahía, incluso de la provincia y de otras. Ayer decidieron tomar la palabra aunque su talento suele ser silencioso. Pero, con la incomodidad del profano, con la timidez del especialista artesano, decidieron arriesgarse a tomar la palabra en público para decir, también, que la parálisis económica y administrativa que sufre la Escuela de Hostelería es «una barbaridad».

Son una veintena pero representan a varios cientos, a los exalumnos, a los formados en la Escuela de Hostelería durante los 17 años de exitosa actividad, inexplicablemente interrumpidos.

Ayer salieron en una oportuna defensa, también, de la figura del profesor. Del suyo, al menos, que no cobra desde abril. Encabezados por Mauro Martínez Barreiro, uno de los nuevos chefs más reconocidos de Andalucía, con restaurante en Puerto Real, se solidarizaron con ese personal que lleva ocho meses sin sueldo, con los alumnos que no pueden continuar su formación y con los aspirantes a una plaza que siguen sin saber cuándo podrán arrancar.

En una mesa presidida por una pancarta («soluciones»), con un grupo de estudiantes encerrados y los profesores enredados en una dolorosa retahíla de comunicados, reuniones y protestas, fueron los antiguos aspirantes los que dieron el paso. Entre ellos, los jefes de sala o cocina de restaurantes tan conocidos como Sopranis, Sur, Arsenio Manila, El Viajero, San Antonio o La Candela, entre otros muchos. Se turnaron para reforzar con sus palabras los mismos argumentos que Martínez Barreiro adelantó. Todos recordaron, sólo por detrás de la «terrible situación de las familias de los profesores y trabajadores» que llevan ocho meses sin cobrar, que la única prioridad es que «no se pierda la formación» que ofrece la escuela «ni se olvide la situación por la que está pasando. Está un limbo y le pedimos a los dirigentes políticos respuestas. Es su responsabilidad».

Como primera medida de un calendario de protestas o actividades reivindicativas, que se anunciarán progresivamente, el próximo lunes 25 de noviembre, varios de los profesionales que comparecieron ayer ofrecerán «una clase práctica» a los alumnos de la Escuela de Hostelería, algunos actualmente encerrados y todos ellos sin ninguna actividad formativa.