CÁDIZ

Honores para la casa del tango viñero

La peña de La Salle-Viña cumple 35 años de una actividad que supera lo carnavalesco y lo celebra con libro, CD y gala retrospectiva

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Entre el Cádiz ombliguista, paralizado en el halago reiterativo y la queja crónica, y el esnob que le mira por encima del hombro mientras culpa a la víctima de todos sus males, está uno templado, mayoritario, el que trata de trabajar, formarse y formar; el que aplica el cariño activo por su ciudad sin renunciar al progreso, la diversión ni a las tradiciones. Sin complejos.

En ese sector, el más grande e invisible de una sociedad herida, crónica, por el paro y la picaresca, juega un papel protagonista la peña de La Salle-Viña. Por sus paredes, mitad escuela, mitad punto de encuentro, han pasado varias de las mejores cabezas y manos del Carnaval. Es momento de echar la vista atrás y recordarlo.

Un error muy extendido la asocia exclusivamente a la fiesta. Esa simpleza lleva a pensar que la peña va bien si su célebre coro se mete en la final y que todo va mal en este colectivo si no supera las semifinales: «La Salle-Viña es mucho más que eso. Es lógico que se tome el coro como referencia desde fuera pero sólo es una actividad más. Llevamos 36 años con una semana cultural que se ha convertido en referencia de la programación veraniega. No hay ningún vecino de Cádiz que no la conozca. Tenemos una coral que colabora con grandes bandas y orquestas. Sin ir más lejos, el próximo 3 de diciembre actúa en el Lope de Vega. Existe una escuela de guitarra, pulso y púa con 28 alumnos. Colaboramos, ahora más que nunca, claro, con fondos de solidaridad. Compartimos actividades culturales de todo tipo constantemente con el colegio como es lógico... En definitiva, hay mucho más que el coro».

De la Transición al siglo XXI

El que reivindica es José Ignacio Burgal, presidente de la peña desde 2001, cuando asumió la responsabilidad que había desempeñado su padre, fallecido, en dos etapas distintas. A Burgal, un apellido fundamental en la historia de este grupo, le toca ahora vivir el 35 aniversario de La Salle-Viña, aquella peña que se hiciera popular por protagonizar enormes éxitos con sus coros legendarios ('Pinocho', 'Entre pitos y flautas', 'Los caballitos que suben y bajan'...) en los primeros años 80 ha decidido recopilar su memoria, sus 35 años de actividad. La conmemoración será a lo grande, en lo emocional más que en lo material. Un CD antológico y un libro de autoría colectiva resumen lo mejor, carnavalesco y no carnavalesco, de La Salle Viña en 35 años, desde 1978, cuando naciera en pleno batiburrillo de la Transición, con el Carnaval metido, como todo, en un túnel de cambios vertiginosos.

Cita en la Casa de Iberoamérica

El coordinador del libro que compila todos estos años es un profesor que merece tal nombre en el ámbito universitario y en el del corista: Pepe Marchena. Colaboró con el coro en aquellos años de gran esplendor y, como todo el que se acerca a la peña, nunca ha roto el vínculo del todo. Juan Antonio Guerrero, José Luis Fatou, José Manuel Sánchez Reyes o Manolo Torre entre otros destacados autores, peñistas, excoristas o amigos también tienen distinto grado de autoría y protagonismo en este libro, titulado 'La Salle-Viña, 35 años entre pitos y flautas'.

Será presentado el próximo sábado 23 de noviembre en la Casa de Iberoamérica (antigua Cárcel Real) con un gran encuentro de viejos amigos, un recuerdo a los que no están y un espectáculo de una hora, con intervenciones y montajes audiovisuales, que pretende recopilar la esencia, tan social como docente y coplera, de este histórico grupo de vecinos, aficionados y amigos, uno de los tres más destacados, sin duda, de la capital gaditana en el último cuarto del siglo XX.