El agente Rubén Gutiérrez atiende a los medios de comunicación. :: MORELL / EFE
Sociedad

El otro ángel de la guarda

El policía que en enero salvó a una mujer que cayó a las vías del metro de Madrid auxilia a una joven que se asfixiaba en una calle de Alicante

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Nunca se sabe dónde hay un ángel hasta que aparece. Un accidente de tráfico, un incendio o un problema grave de salud. En cualquier momento puede cruzarse esa persona altruista que ayuda, conforta e, incluso, puede salvar vidas. Este es el caso del subinspector de la Policía Nacional que en enero pasado salvó de una muerte segura a una mujer que cayó a las vías del metro de Madrid y que este miércoles evitó que una joven pereciera asfixiada, tras atragantarse con comida, en una céntrica avenida de Alicante.

Rubén Gutiérrez, de 39 años y natural de Bilbao pero «alicantino de adopción», había viajado a la capital de la Costa Blanca desde Elda, donde está al cargo de la oficina de denuncias. Cuando regresaba a su comisaría, un grupo de ciudadanos paró su coche patrulla en la avenida Catedrático Soler porque había una chica que se estaba ahogando. Tras pedir una ambulancia, «fui inmediatamente a por ella». «Me dijeron que se había atragantado con algo, por lo que procedía realizarle la maniobra de Heimlich, como te enseñan en los cursillos», explica.

Al ver que no reaccionaba, Rubén Gutiérrez se dispuso a realizar una maniobra de RCP (reanimación cardiopulmonar), «pero en se momento comenzó a toser. Al ver que reacciona y que abrió los ojos la coloque en posición lateral para que pudiera respirar, a la espera que llegara la ambulancia». Según explica el subinspector, al igual que cuando salvó la vida a la mujer en el metro, «en esos momentos respiras aliviado y piensa 'menos mal'. Con el paso de las horas, tras hablar con los compañeros y con los medios de comunicación, piensas: 'la he liado otra vez pero para bien», asegura Rubén Gutiérrez, que está «muy contento» por lo que hizo.

Este policía, consciente del revuelo mediático que se ha formado con esta nueva actuación, afirma que sólo «es porque soy el del metro. Si hubiera sido otro compañero, lo ocurrido apenas habría tenido unas líneas en los medios de ámbito local y nada más».

En todo caso, asegura que mientras que «sea para algo bueno, bienvenido sea representar siempre la Cuerpo Nacional de Policía con este tipo de cosas». Y es que tras años de servicio, este policía confiesa que «uno nunca se quita el uniforme». A la vez lamenta que no haya una mayor solidaridad ciudadana en la calle. «Si voy por la calle y encuentro un coche tirado, pues voy y le empujo con el mío. En el portal de casa la gente no te dice ya ni buenos días ni nada. Algunos se sorprenden cuando, sin conocerles, les saludas. Todo esto es sólo una cuestión de educación», apunta.

Salvar vidas podría convertirse en una rutina para Rubén Gutiérrez, que confiesa que no le gustaría dejar nunca la Policía, aunque sí de cambiar de destino. Y es que anhela «entrar a formar parte de las misiones especiales con organismo internacionales o en misiones diplomáticas. Sería un sueño realizar mi trabajo con policías de otros países».