Economia

La Unión Europea sortea sus diferencias y avanza hacia la unión bancaria

El Ecofin entrega al BCE la supervisión única de los grandes bancos a la espera de cerrar un pacto muy complejo sobre el mecanismo de resolución

LUXEMBURGO. Actualizado: Guardar
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Paso a paso, muy despacio y casi siempre con importantes demoras respecto al calendario anunciado, la Unión Europea -28 países, 500 millones de ciudadanos- avanza en el significado del sustantivo que le da nombre: unión. Sobre todo y esencial, lo está haciendo en la anhelada Unión Bancaria, una suerte de remedio de todos los males para que el Viejo Continente deje atrás la Gran Depresión. Ayer, el Ecofin, órgano que reúne a los ministros de Economía de la UE, aprobó de forma definitiva en Luxemburgo el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) que estará en manos del Banco Central a partir del 2 de noviembre de 2014 y que servirá para controlar bajo un mismo paraguas legal a las 130 principales entidades financieras comunitarias (el 95% de las españolas) de las más de 6.000 que existen.

«Es un paso más hacia la imprescindible Unión Bancaria», se felicitó a posteriori el comisario de Mercado de Interior y 'padre' de la propuesta, Michel Barnier. «Esta decisión es muy importante», incidió uno de los pesos pesados del BCE y halcón de Angela Merkel, el alemán Jörg Asmussen. Ahora, el MUS ya tiene el plácet legal para echar a andar, para alquilar oficinas, contratar a un millar de personas y todo bajo la posible batuta de Danièle Nouy, actual secretaria general de la autoridad francesa encargada del control de la banca y principal candidata a ocupar la presidencia. Quedan vacantes cuatro direcciones generales y España peleará duro por una.

Primer paso dado, pero todavía queda lo más complicado, tanto por el calado de la normativa como por las muchas diferencias que existen entre los estados miembros. Se trata de poner en marcha el Mecanismo Único de Resolución (MUR), una herramienta que en un futuro servirá para decidir sobre la viabilidad de una entidad financiera, desde su reestructuración llegado el caso, hasta su liquidación. «Es una opción que está ahí, que es posible y que se contemplaría en caso de que fuera más barata», explicó el ministro español, Luis de Guindos, a preguntas de los medios.

España ya no es el problema

Sin embargo, la propuesta inicial de Barnier, ha topado con algunos países -sobre todo con Alemania- y con los servicios jurídicos de la UE, que han planteado ciertas dudas. La opción más viable es que en lugar de que la Comisión sea el dueño y señor del botón rojo sobre el futuro de un banco, esta decisión recaiga en organismos nacionales a la espera de cambios en los tratados. El reto político es sentar las bases de un pacto a 28 antes de que finalice el año.

En paralelo pero estrechamente ligado, otro de los grandes hitos será el inminente test de estrés a la banca europea que realizará el BCE junto a Oliver Wyman -consultora que 'desnudó' al sistema financiero español- y que se prevé muy riguroso. El Gabinete Rajoy no espera sorpresas pero no se descarta nada a nivel europeo, donde muchos países del Centro y del Norte han vivido tapados por las penurias del Sur. ¿Cómo se afrontarán las necesidades de capital que surjan tras estos exámenes? Primero, con capital privado, luego con quitas a bonistas de baja calidad y a partir de ahí, con dinero público nacional o en su caso, en último lugar, a través del Mecanismo de Estabilidad (MEDE) en lo que ya se conoce en Bruselas como el «modelo español» de rescate.

«Lo importante es que estos nuevos test sean creíbles porque la sensación que existe es que la banca europeoa no se ha limpiado tanto como la americana», recalcó un exultante De Guindos. Lo dijo en un receso del que quizá haya sido su Ecofin más tranquilo tras año y medio de brutal presión. «Estuvimos al borde del colapso y ahora, el escenario central es que el rescate bancario no se prorrogará en 2014 porque hemos cumplido con nuestros deberes», se felicitó de nuevo tras recibir loas de sus colegas. «Pese a todo, queda muchísimo por hacer», advirtió.

Uno de los grandes problemas que sufre la UE es la falta de crédito que ahoga a las empresas, sobre todo pymes, y que el BCE no ha logrado reactivar ni siquiera con sus dos manguerazos de liquidez. Ayer, se dio el primer paso para activar otra línea de ayuda a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Había tres opciones y se apostó por la más sencilla y menos ambiciosa basada en inyectar 10.000 millones a través de un sistema mixto de garantías y titulizaciones susceptible de ampliarse en un futuro a medio plazo. La opción más ambiciosa hablaba de hasta 100.000 millones.