Antonio Sanz asegura que su partido ha hecho de la unidad su fortaleza. :: L. V.
CÁDIZ

Antonio Sanz cumple su primer año de regreso a la presidencia del PP

El jerezano hace repaso de sus doce meses en el cargo con la promesa de recuperación como cara y la falta de diálogo político como cruz

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Como dirían los clásicos, fue tal día como hoy. Hace un año, el XV Congreso del PP de Cádiz elegía presidente provincial. El designado era Antonio Sanz Cabello (Jerez, 4 de octubre de 1968). Según los modos de los conservadores españoles, sin ruido, discrepancia pública ni crítica aparente. Era el único candidato y obtuvo el 98,65% de los votos. 587 de 596 posibles. Sólo nueve incrédulos o dubitativos hubo en el salón del Parador Hotel Atlántico, por entonces recién inaugurado.

La cita interna se celebró, como casi cualquier acto político de entonces y de ahora, con una manifestación en la puerta. Eran funcionarios y bomberos como podían ser extrabajadores del sector industrial o desempleados sin adjetivo concreto. En cualquier caso, víctimas de la peor situación económica que hayan conocido Cádiz, Andalucía y España en los últimos 30 años. 52 semanas después, el decorado ha cambiado poco. Sigue diluviando pero algunos defienden el advenimiento del arcoíris. Algo es algo. Al menos dicen ver cosas allá en lontananza. Por entonces, ni eso.

Hoy, un año después, todos ellos -votantes adeptos a Sanz, los nueve dubitativos y los miles de ciudadanos sublevados de puertas afuera- tienen más argumentos para mantener o mudar su opinión respecto al líder provincial de los populares. Tienen 12 meses de palabras, actos, visitas constantes por la provincia, gestos y fotos para sacar una conclusión. Se supone que ese parecer tomará forma cuando haya elecciones. De hecho, ese será uno de los mayores retos del abogado jerezano. Además del obvio de ganar cada convocatoria electoral, debe superar con la calma chicha que tanto gusta en su partido el proceso de selección de candidatos.

Candidatos y elecciones

Ya le han dado algún dolor de cabeza en Sanlúcar; está convencido de que continuará la 'pax' en la capital gaditana y dice que por primera vez su formación, de gran implantación en ámbitos urbanos, tiene opciones reales en cualquier municipio, por pequeño y rural que sea. «Como partido, lo que teníamos que hacer es crear las condiciones para poder aspirar a ganar las elecciones en cualquier sitio. Y lo hemos hecho. Hemos hecho de la unidad una fortaleza. No renunciamos a ningún municipio, a gobernar ninguna institución. En Sanlúcar -con la designación de Ana Mestre como candidata contra el criterio de la agrupación local- hemos hecho eso, hemos hecho lo que teníamos que hacer. Respecto a Cádiz, la continuidad de Teófila Martínez no es ninguna incógnita. Ella tiene la última palabra, claro, pero nunca hemos dudado de su compromiso con Cádiz ni nadie puede cuestionar su estupenda labor en la ciudad».

Sanz recuperaba su condición de presidente provincial tras cerrar un largo ciclo regional. Eterno lugarteniente de Javier Arenas, cuando su líder recogió por última vez los bártulos deshizo el camino andado hacia Sevilla y regresó a Cádiz tras una década volcado en el Parlamento de Andalucía y, sobre todo, en la dirección regional de su partido. El asalto a San Telmo había fracasado una y otra vez, por culpa de la previsible 'boda roja' la última vez, y tocaba reagrupamiento, relevo.

Ahora, durante este año, los líderes andaluces de su partido, que antes eran compañeros, han parecido rivales por momentos. El respaldo popular desde Sevilla a proyectos como la Zona Franca hispalense o el dragado del Guadalquivir han sido un escollo.

Desde Sevilla se alentaban por ambiciones económicas locales. Desde Cádiz se rechazaban por el mismo motivo. «Cada uno defiende sus intereses y estos casos han demostrado que no somos un partido sumiso. No nos hemos cortado y ha quedado claro que anteponemos los intereses de la provincia a las siglas. Lo que tenemos que hacer desde el PP de Cádiz es convertir las dificultades en oportunidades y eso se ha conseguido al buscar y lograr el apoyo del Gobierno a la Zona Franca de Cádiz».

Balance de 12 meses

Al hacer balance de su primer año de su, segunda, etapa como presidente provincial se queda con «la sensación de haber sido un partido útil, de haber trabajado en las soluciones de proyectos históricos, que estaban empantanados, a través de cientos de reuniones con todos, tratando de atraer el apoyo del Gobierno. En asuntos como el hospital de San Carlos, la base de Rota, la Comisaría de Jerez, el soterramiento de Puerto Real, los planes de ajuste y pago a proveedores, las ayudas al sector pesquero y a los regadíos, los encargos para el sector naval... Unos retos son mucho más complejos que otros pero tratamos de poner las bases para aprovechar el despegue económico que va a comenzar. El apoyo del Gobierno a la plataforma logística del Sur de Europa o la recuperación de Las Aletas son dos ejemplos. Lo mejor ha sido tener un proyecto de provincia, desterrar localismos gracias al apoyo de unos alcaldes que son un ejemplo para todos».

Cuando se le pregunta por lo peor de este año, tampoco duda mucho: «Tenemos que hablar más con el PSOE, dialogar más, entendernos. No renuncio a una comunicación permanente, ni siquiera a aquel pacto por la provincia. Cádiz se merece más diálogo y más acuerdo. Tenemos unas vías de comunicación más fluidas de lo que la gente puede creer pero tiene que ser más, y más positivo, más práctico».