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Una plaza pública, la solución a la «escombrera» de La Pescadería

Los propietarios también proponen un intercambiador de transporte público para descongestionar la plaza de Las Galeras

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Los propietarios de los bloques de La Pescadería que aún siguen en pie han trasladado al Ayuntamiento una propuesta para poner en valor «la escombrera» en la que se ha convertido el terreno anexo a los pisos, en el que hace unos años estaban la antigua Cofradía de Pescadores y los edificios laterales de la promoción de viviendas.

La alternativa a la situación actual, que ofrece una imagen deplorable cuando la falta de mantenimiento hace que la basura y las ratas campen a sus anchas en la zona, contempla una primera opción que consiste en habilitar el espacio como una plaza pública que tendría más de 2.000 metros cuadrados.

La segunda proposición, además de una plaza pública con jardines y mesas para los locales de hostelería, plantea una parada para 20 taxis, un intercambiador para seis autobuses y un espacio para coches de caballos. «Este planteamiento contribuiría a descongestionar la saturada plaza de Las Galeras», que quedaría liberada como epicentro del transporte público en la zona, dice José Manuel Jiménez Lavi, presidente de la intercomunidad de propietarios.

Este proyecto fue presentado al alcalde, Enrique Moresco, en octubre de 2012, y en estos momentos se está presentando a los diferentes partidos políticos. De momento, el Ayuntamiento no se ha manifestado. No obstante, hace un tiempo el Consistorio propuso hacer un aparcamiento en superficie y ceder 38 plazas a los vecinos, «pero al pedirles el proyecto para estudiarlo se negaron y se rieron de nuestro representante legal en su momento», reseña Juan Sánchez Serrano, vicepresidente de la intercomunidad.

Los vecinos están culminando la restauración de los seis portales existentes tras una orden de la Concejalía de Urbanismo en la que instaba a fijar posibles desprendimientos en algunos puntos de unos inmuebles que tienen más de 50 años. Ahora, «nuestra gran preocupación, una vez que hemos actuado en la fachada y las cubiertas del edificio, es el estado del solar», dice Sánchez Serrano, pero «no queremos regalar nuestro terreno, sino que se haga una plaza pública sin perder nuestros derechos».

Hay que indicar que los aproximadamente 2.500 metros cuadrados con los que cuenta la parcela son propiedad del Ayuntamiento (en torno a un 68%) y los dueños de los pisos (el 32% aproximadamente) en régimen de proindiviso, aclara Jiménez Lavi. Esto quiere decir que cualquier actuación precisa del beneplácito de ambas partes.

Los propietarios, mientras esperan que el Ayuntamiento mueva ficha, recuerdan que «nuestro edificio no influye en la glorieta que quieren hacer en el proyecto del nuevo puente». Y es que, según su parecer, el derribo de los pisos sólo forma parte de «un capricho estético para que se vea el edificio del Resbaladero, el Castillo de San Marcos y la Casa de la Aduana al entrar por el puente», concluyen.