El avión de Aeroflot que enlaza Moscú con La Habana es objeto de escrutinio desde hace dos largas semanas. :: MAXIM SHEMETOV/ REUTERS
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Tres ofertas de asilo latinoamericanas y un difícil camino para salir del aeropuerto

El hombre más buscado por EE UU recibe propuestas de acogida en Venezuela, Bolivia y Nicaragua, sin vuelos directos con Moscú

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El limbo de Eduard Snowden podría vivir sus últimos días si se concreta el ofrecimiento de concederle «asilo humanitario» formulado el viernes por los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro y Nicaragua, Daniel Ortega, y ayer por Evo Morales, en «protesta» por el trato que recibió de cuatro países europeos a su regreso de Moscú. Hay que aclarar ahora cómo viajará sin pasaporte y con EE UU presionando para hacerse con el fugitivo, como quedó claro cuando el avión del presidente boliviano vio cerrado el espacio aéreo de varios mienbros de la UE por la sospecha de que llevaba al extécnico de la CIA reclamado en su país por espionaje.

Se sabe que Snowden ha presentado solicitudes de asilo a una veintena de naciones. Ortega confirmó haber recibido una de esas cartas. Maduro no precisó ese extremo pero anunció lo más importante: la decisión de acoger al huido. El gobernante venezolano tiró por la borda el incipiente acercamiento a la Casa Blanca al retomar la dialéctica más beligerante de su fallecido mentor, Hugo Chávez.

Casi a la misma hora, Daniel Ortega aseguraba que «con todo gusto» acogería a Snowden en Managua «si las circunstancias lo permiten». Y Evo Morales se sumó ayer al carro. «No tenemos ningún miedo, vamos a dar (le) asilo si nos pide ese norteamericano perseguido por sus compatriotas».

Alexei Pushkov, jefe de la comisión de Asuntos Exteriores de la Duma, la Cámara baja del Parlamento ruso, opinó en Twitter que el asilo en Venezuela «sería la mejor solución. Este país tiene un serio conflicto con EE UU. Las cosas no pueden ir a peor. (Snowden) no puede vivir eternamente en Sheremétievo».

El problema es cómo sacar al prófugo del aeropuerto sin que sea detenido. Una posibilidad, barajada al comienzo de esta aventura, es que salga rumbo a La Habana como escala hacia Caracas o alguno de los otros países. Rusia no pondrá pegas si Venezuela presenta un salvoconducto. El Gobierno de Raúl Castro, que también trata de limar asperezas con Washington en el enfrentamiento mutuo de más de 50 años, no ha aclarado si colaborará en un posible tránsito. Sin vuelos comerciales de Moscú a Caracas o Managua, un tercer país debería aceptar la escala sin medir las consecuencias con EE UU. Además, los espacios aéreos tendrían que permanecer abiertos, por lo que se impone una buena logística.