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El refugio se convirtió en una trampa mortal para los escolares

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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En Oklahoma hay pocos sótanos en los que esconderse. La roca dura en la que se erige el estado hace que resulte muy costoso excavarlos. El lunes muchos echaron de menos uno en el que refugiarse, pero los que lo hicieron no tuvieron mejor suerte.

«Entre las víctimas hay niños pequeños que intentaban refugiarse en el lugar más seguro que conocen, su colegio», lamentó el presidente Barack Obama.

Los profesores fueron los héroes del día, aunque no todos han vivido para contarlo. Cuando el aterrador ruido del tornado se detuvo, las paredes de muchos sótanos empezaron a emanar agua de las tuberías rotas. Algunos consiguieron salir. Otros quedaron atrapados en un refugio que se convirtió en su tumba, con la puerta bloqueada por las paredes y los techos derrumbados.

El recinto más trágico de todos es el de la escuela de primaria Plaza Towers, donde los profesores se llevaron a los niños mayores hasta una iglesia cercana pero decidieron proteger a los más pequeños en el sótano. Siete de ellos han aparecido ahogados.

En las clases, los profesores que no tuvieron tiempo de proteger a sus alumnos se tumbaron encima de ellos para protegerles de los escombros. «Nos dijeron que agacháramos la cabeza y nos la cubriéramos con los brazos», contó un niño, «pero muchos de mis amigos se han hecho daño. Todos gritaban y lloraban».

Sin comunicaciones

Otra niña contaba como la profesora los instruyó para «agarrarse a la pared para no volar con el tornado». Si los relatos infantiles eran sobrecogedores, las escenas del reencuentro con sus madres no lo eran menos. Veinte de ellas pasaron la noche con el corazón en vilo, mientras los equipos de rescate removían los escombros piedra a piedra sin encontrar a sus hijos.

Más tarde aparecieron en una iglesia cercana, pero la falta de comunicaciones en una ciudad sin electricidad ni teléfonos prolongó su agonía. Por eso las autoridades aprovechaban ayer las antenas de los medios de comunicación para pedir a la gente que hiciera un esfuerzo por informar a sus familiares de que estaba a salvo. «Vamos a ir casa por casa tres veces antes de que caiga la noche», prometió el jefe de bomberos Gary Bird, pero ayúdennos a eliminar de la lista a gente desaparecida.

Con las bodegas selladas por los escombros, el reto contrarreloj era pintar el mayor número de cruces posible en coches y en casas para señalar claramente que ya han sido revisados, mientras hay posibilidades de vida.